El poder ejecutivo apela al "orden" militar Por Alicia Naput Entre el sábado 3 de mayo y el domingo 4 algo parece haber cambiado en el escenario político santafesino. La virtual caída del Comité de crisis conformado para organizar la ejecución del salvataje y la atención de las necesidades de las decenas de miles de evacuados, es un secreto a voces. El ejército ha tomado de hecho la conducción del barco a la deriva en medio de la catástrofe. Ante la inoperancia y la falta de capacidad ejecutiva del Comité de crisis el poder ejecutivo parece haber cedido la conducción al ejército. Según parece, ante la inminencia del hambre, el frío y la desprotección de miles de personas (evacuadas y auto-evacuadas), que han perdido todo, las prioridades son: seguridad y orden. Y para ello ¿Quién mejor que las Fuerzas Armadas y de seguridad? Y por supuesto, "en orden", entiéndase formando fila y sin chistar, la satisfacción de las necesidades básicas. Frente a la autoorganización de la gente el ejecutivo responde con verticalidad y centralización. Los testimonios, relatos y comentarios que revelan la existencia de aprietes policiales (o de los gendarmes) y de represión indiscriminada crecen y se hacen cada vez más fuertes. También es cierto que hay gente que aun pide seguridad (en medio de la miseria y las privaciones) y teme robos. Mientras todo esto ocurre alarma la ausencia de información precisa acerca de los muertos aun no identificados que según versiones asciende a más de cien. Los santafesinos necesitamos saber; necesitamos conocer y discutir los alcances de la Ley de Seguridad interior. No somos pocos los que vemos peligrar las garantías constitucionales y violarse nuestro derecho a la verdad. Hemos sido capaces de movilizarnos para socorrernos entre nosotros, para asistirnos mancomunadamente, para no dejarnos morir de hambre y frío en medio de la parálisis de los organismos oficiales. El gobernador pide encarecidamente que mientras seguimos trabajando para sostenernos entre nosotros obviemos hacer política, esto es criticar, discutir o polemizar con las decisiones e indecisiones del poder ejecutivo actuales o históricas. Me pregunto por cuánto tiempo estima el señor gobernador que debemos renunciar al ejercicio pleno de la ciudadanía, que no es otra cosa que hacer política. Me pregunto por qué no es hoy el tiempo del debate, el análisis y la crítica política; y quién se favorece con este aplazamiento. Seguramente no las decenas de miles de santafesinos que viven dolorosamente el más brutal despojo. No consintamos en el silencio, recordemos que el silencio siempre puede devolvernos a la pesadilla del terror naturalizado cuando el aparato represivo del estado viene a cumplir las "tareas" que los gobiernos democráticos son incapaces de resolver, o que vergonzantemente han decidido cederles. Alicia Naput |