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25 de Mayo 2003

Por Daniela Pierotti

     Hacía exactamente un año, los santafesinos nos autoconvocábamos en plaza de mayo para dejar al descubierto la verdadera cara del gobernador. Con el grito impreso en grandes pancartas de "EL PUEBLO YA SABE DE QUÉ SE TRATA", las asambleas barriales, asociaciones civiles, los estudiantes y los movimientos sociales locales denunciábamos una gestión maloliente que ubicaba a Reutemann como la mano servil y cómplice de la política menemista. Latentes estaban las muertes de diciembre del 2001, sin esclarecerse oficialmente, seguidas de la represión violenta por un lado y diplomáticamente implementada por otro, sobre los sectores que ese mismo día se manifestaron y que lo venían haciendo a ritmo parejo con los sobrados motivos que el gobierno les daba. Puede considerarse hoy una anécdota, pero bien asentada en nuestras consciencias, las judicializaciones a los militantes sociales que se iniciaron casi inmediatamente después de esa mañana en la plaza. Y digo que pueden considerarse una anécdota, porque el ejercicio de la autoconvocatoria dio como resultado que todos los grupos en una acción conjunta denunciaran, tomaran cartas en el asunto y frenaran esa maniobra mafiosa, que recayó sobre los compañeros más conocidos como ejemplificación amenazante de lo que sucedería a otros en nuevos intentos de expresarnos y de salir a las calles a manifestarnos.

     En Buenos Aires se habló de nuestro 25 de mayo pasado, y fue quizá el primer huevazo sobre un hombre que venía bien construyendo una imagen de próximo presidente "apacible, honesto y adecuado", al que las estadísticas llevaban a la cabecera.

     A un año de los 14 puntos del pueblo leídos por megáfono, y una huida por la retaguardia de un gobernador que se escondió primero en el Tedeum, mientras una banda no dejaba oír los ofensivos y ciertos cánticos populares (¿recuerdan?),
los santafesinos estamos sumando más reclamos aunque estemos acéfalos. El abandono por parte del estado, me refiero a quienes lo manejan y esto es el ámbito de los sucios negocios con sus responsables, en esta catástrofe histórica, lo ubica en el punto más alto de los colmos, del escrache, de la denuncia, y pedimos por eso cuentas por todo lo que no se hizo y se pudo hacer, por lo evitable y por todo lo que se hará o no se hará con el dinero que por derecho le corresponde a la gente, y hoy por hoy, prioritariamente a los afectados directos por el agua, a los que han perdido todo y que no son tenidos en cuenta a la hora de implementar soluciones, siquiera provisorias, a su terrible situación.

     Este 25 de mayo de 2003 nos encontró garroteados, doloridos, con una furia que nos acerca y que nos hace expresar "Todos somos afectados" y que nos solidariza en la lucha. Aunque sigamos siendo señalados desde casa de gobierno y amenazados los que asumimos este compromiso, seguimos firmando los más reclamos porque sabemos de qué se tratará sino empezamos a exigir desde ya.

     Esta, nuestra local realidad, se da en medio de otra no menos responsable: una realidad nacional de internas peronistas que nos llevaron a unas ilegítimas elecciones y que sirvieron para evitar el alerta que hubiera restado votos pero hubiera salvado las vidas que se llevó el río y que aún no se intentan numerar porque se sabe que son demasiadas. Esta, nuestra local realidad, quedará impregnada de la nacional cada vez que pensemos en las tajadas que quisieron sacarse repartiendo cajas de mercadería selladas con precintos de MENEM 2003 o de KIRCHNER 2003. Muchos ojos fueron testigo.

     Podría haberse esperado que nuestra ciudad fuese mencionada, y con carácter de prioritario, en el discurso de asunción presidencial por su situación de emergencia desde alimentaria hasta laboral, pasando por todas las necesidades existenciales mencionables y no. Lo notable es que por las provincias de nuestro norte, centro y sur, la emergencia económica y social existe sin que hayan sido víctimas de inundaciones, cataclismos ni plagas, lo cual evidencia el estado de catástrofe permanente de un país donde trabajar no está permitido para las grandes masas, y donde por debajo de la línea de pobreza que se mencionaba a menudo justo antes del gran Cacerolazo quedan millones de familias argentinas que no tienen acceso a las posibilidades esenciales para constituirse en su dignidad.

     Creo que todos este domingo, todo el pueblo debería haber aparecido en la lista de evacuados, en una enorme lista de argentinos, que en la participación y organización, generen el verdadero cambio elegido, quiero decir, decidido por nosotros, lleve el tiempo que lleve, mientras no sea el que nos impongan las corporaciones financieras y sus ejecutores, que andan queriendo recolonizarnos y han vuelto a invadir latinoamérica, esta vez con la ayuda de algunos latinoamericanos.

     Sabiendo de qué se trata, las frases bonitas de caudillos inexistentes e innecesarios de este domingo no tendrían que confundirnos. Oigamos sí, el grito de todo un pueblo que tiene verdaderas propuestas y justas quejas, que no convienen a los vecinos de arriba. Oigámonos, como argentinos mortales.

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