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Bandeja de entrada

Fidel reloaded

Querido Miguel y demás amigos del Mango del Hacha:
un poco tarde, digamos que luego de la primer batalla, uso la táctica de la guerra preventiva: estoy lejísimos de simpatizar con Fidel. Cuando una compañera de la agrupación docente me sugirió ir a Buenos Áires a escucharlo la miré espantado. Y reconozco otra cosa: a diferencia de miles de argentinos que jamás se interesaron por la politica y que se escucharon las dos horas y media, yo no me aguanté todo el discurso; digamos que con el televisor prendido me bañé, leí unos correos, hablé por telefono y, cuando llevaba dos horas veinte de monologo me dije: "este puede hablar 7 horas" y apagué la tele.
Vale vuestra aclaración sobre el título de la nota, pero cito definición central del artículo:

Sin embargo, en lo que realmente importa (y ahora sí se lo digo) el discurso fue francamente de derecha

Y opino que acá a Miguel se le va la mano. Agrego a lo que ya dije un par de cuestiones: en relación a la revolución y el socialismo, en lo que vos citás no aparece claramente tu lectura. Por un lado reivindica toda la historia y cada uno de los pasos de la experiencia cubana, con lo cual muestra, además que es un burocrata consumado, que defiende la revolución y la expropiación de la burguesia. Y además no dice que "no vale copiarse"; dice que algunos paises ricos sin necesidad de violencia y con una mayor distribucion, etc. etc.; idea esta que considero, como vos, absolutamente equivocada pero que no es la que vos decis que dice.
Igual me interesaria plantear otra cuestion cercana. Tu texto y otras notas de la revista plantean una idea que comparto: la madre de todos los males es el sistema capitalista y debemos destruirlo y superarlo. Pero además proponen o sugieren a veces otra idea que yo no suscribiría: todo proceso, todo movimiento, toda lucha que no tenga una perspectiva anticapitalista está condenado al fracaso o en el mejor de los casos será solo pan para hoy y hambre para mañana. Hay algo de la lógica de Trotski y las organizaciones troskistas cuando plantean que las luchas por las reformas no sirven para nada si no son claramente parte de un programa que apunte a destruir el capital. Creo que la destrucción del capitalismo no está acá a la vuelta y que en ese marco vale que cualquier sector de los trabajadores y las masas pelean por arrancarle a los capitalistas las mejores condiciones de vida que les puedan arrancar; aunque sea sólo eso (o todo eso).

Un abrazo,
Juan

M. del H.:

Vamos por parte, Juan. Primero, muy bueno lo de devolverme como boomerang lo de la guerra preventiva, segundo sí, el párrafo así afuera de la nota suena un poco excesivo, y tercero y último, el debate que planteás al final excede el espacio de una nota de correo. Lo debatimos bastante y en principio no nos parecía que nos ubicáramos así en el terreno de las luchas sino en el terreno del discurso, que por ahí navega la revista. La polémica es larga y por supuesto que queda abierta. Miguel



Palabras más, palabras menos.

Estimado Equipo:
Si siguen jodiendo con las quinientas palabras,no les envío màs nada porque no tengo capacidad de sìntesis.
!a lo mejor, es lo que buscan!!!!!!!!!!!!

Un abrazo
Luis

M. del H.:

Ay Luis, Luis.... La Bandeja de entrada pretende ser algo así como un correo de lectores y por eso nos pareció mejor poner un límite para que esta página no tenga un scrolling delirante que la termine convirtiendo en ilegible. Aunque tu nota tiene 861 palabras y como vemos que te estás esforzando por sintetizar, hemos decidido hacer la penúltima excepción. Fuerza Luis, que 500 palabras alcanzan para decir mucho. Un abrazo


"Hoy el noble y el villano, el prohombre y el gusano bailan y se dan la mano sin importarles la facha…Y con la resaca a cuestas vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas". (J.M.Serrat)

LA OSCURIDAD

El pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes; es decir, el pueblo: ni delibera ni gobierna. Le intentaba explicar a José.
Si lo intenta, el escarmiento: 30.000 desaparecidos y otras tantas muertes convenientes de luchadores sociales a la saga, servirán de lección.
- Pero eran guerrilleros, acotó José.
- No entendiste nada, le respondí. No hay dos demonios. Sabés qué es lo que se quiso silenciar: la solidaridad. O acaso crees que un grupo de insurgentes era el verdadero problema en el negocio que significa la guerrilla, que hasta los mismos gobiernos se encargan de infiltrar y fomentar, donde el imperio pasa a ser el principal proveedor de armas.
- ¡Ah, sí!, Firmenich, Galimberti, Obeid y otros etcéteras, vendrían a ser los solidarios, cierto. Ironizó José.
- Nunca observaste que aunque el cielo esté encapotado e inclusive llueva a cántaros, eso, no explica de por sí que el sol no exista; que el sol está ahí, siempre, le respondí.
- No filosofes y sé categórico, me increpó José.
- Voy a intentarlo. ¿Vos sabés que hacían los miles que querían cambiar el país por entonces?: básicamente, solidaridad. Enseñaban a leer y escribir en las villas miserias, cuando salían de sus estudios en la secundaria o la Universidad. Enseñaban cómo hacer pan, ladrillos, huertas comunitarias, etc.. Cómo, finalmente, la solidaridad que no es para nada la caridad, te permitía vivir aunque el sistema te expulse y, te ayudaban a entender por qué, el sistema te quería expulsar a pesar de su sobreabundancia.
- ¿Qué es esa diferencia entre caridad y solidaridad?, no te entiendo, insistió José.
- La primera era bien vista por el sistema e impulsada desde la cúpula de la Iglesia. Es dar limosna, sobrantes y lavar conciencias. La otra, era pecado capital, estaba prohibida. Ponerse en la piel del otro, hacerse cargo, participar o analizar críticamente, enseñar a distinguir lo blanco del negro (qué horror la foto de la Negra con Macri) -pensé por mis adentros-, todo eso -entre otras cosas-, José, merecía la pena de muerte. Y lo sigue mereciendo, me atreví a responderle.
- ¿Cómo que sigue mereciéndolo?, preguntó incrédulo.
- Recuerdas los albores democráticos y repasa los luchadores sociales muertos, incluyendo los del 19 y 20 de diciembre de 2001, los del puente Pueyrredón, los Leprati y los que siguen ¿no ves vínculo alguno?.
¿A vos te parece que el flagelo del hambre existe sólo a partir de que lo muestra la televisión y desaparece cuando la cámara enfoca otra cosa?, o acaso no ves que es funcional a los intereses creados y, que siendo la única enfermedad que tiene cura barata y asegurada, es irremediablemente incurable en un país lleno de trigo, vacas y demasiadas extensiones de tierra disponible y superproducción de alimentos.
Ciertamente, al igual que el anónimo surgido pos-inundación ¿vos crees que es necesario una catástrofe o, un genocidio, para darte cuenta de que el otro existe?.
- Francamente no te entiendo, dijo José.
- A ver, de nuevo: que las Iglesias se vacíen rápidamente de contenido, es decir, de cristos rotos, y vuelvan a funcionar para lo que "fueron establecidas" y que las escuelas vuelvan con urgencia a dar clases y sacarse de encima tantos desprotegidos, te parece que tenga que ver con estar más cerca de Dios ó más cerca de los títulos que te acreditan para ser un destacado alumno de la facultad ó, que Universitario ya, encuentres el lugar en el mundo que la sociedad reservó para ti.
Nada de eso, hay que terminar con el pecado capital: la solidaridad. Ese darse cuenta que sos demasiado igual al otro, que sufre y ríe igual que vos y, sí, también sueña.
Que cuando caen las barreras impuestas, se intercambian opiniones, se generan acciones, se reflexiona, se piensa, se critica, se reclama en conjunto… se empieza a ver más allá de las narices… se comienza a vislumbrar con más claridad a qué intereses son funcionales los representantes, dónde está el poder real y qué intereses defiende.
Te voy a confundir más. En un simple partido de fútbol, un jugador muere de golpe. La televisión lo muestra pero el espectáculo sigue. Los comentarios se van distorsionando:
- Fulano me comentó que a un amigo le pasó lo mismo en un futbol-cinco.
Sí pero esto es, distinto, es un partido internacional y lo vimos por la tele.
- ¿Qué partido viene ahora?.
A la semana, nadie se acuerda del muerto, te das cuenta.
- Ya me mareaste, dijo José.
- Si no investigamos, si no reclamamos, si no participamos, seguirá la oscuridad y, en la oscuridad, nada es lo que parece, ni la justicia, ni el gobierno y entonces, los que ordenan la muerte un día, son votados al día siguiente y así de corrido, entonces, todos seguimos en peligro.
- ¡Prendé la luz!, dijo José, que yo no veo nada.

Luis Juan Fabrizi

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