El viejo Lev por Javier González Murió creyendo que no todo estaba perdido para la revolución rusa. Esto que hoy pudiera parecer un exceso de optimismo no era más que la expresión de la lucha consecuente que Lev Davidovich Bronstein llevó adelante hasta el último de sus días, cuando cayó bajo las garras asesinas del stalinismo. Hablar de Bronstein es hablar de un desconocido. Pero hablar de Trotsky es otra cosa. Es hablar del revolucionario, de uno de los protagonistas indiscutibles de la mayor experiencia revolucionaria que los trabajadores hayan llevado adelante, es hablar de un personaje admirado y odiado prácticamente con la misma intensidad. No pretendo hacer un estudio histórico sobre su figura, ni un análisis sobre sus aportes teóricos. Simplemente -y a modo de homenaje- vaya una pequeña reseña histórica de sus andanzas y algunos párrafos extraído de sus libros como para dar cuenta de su pensamiento. Pequeña reseña histórica. Lev Davidovich Bronstein nació en Ucrania, allá por 1879 en el seno de una familia judía de clase media. Tempranamente comenzó a desarrollar su actividad política contra el zarismo lo que lo llevó a ser uno de los fundadores de la Liga Obrera del Sur de Rusia. Esa actividad política le valió su primer encarcelamiento y destierro a Siberia. Evadido de su encierro y exiliado en Londres, Bronstein tomó contacto con los principales dirigentes del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, Lenin, Martov y Plejanov. En 1903, en el marco del segundo Congreso del partido se produce una división en dos tendencias, la de los mencheviques (la minoría) liderada por Martov y la de los bolcheviques (la mayoría) representada por Lenin. Trotsky adhiere a la tendencia de los mencheviques. Fue por esos años que Bronstein comenzó a participar en el periódico "La chispa" escribiendo con el seudónimo de Trotsky, nombre tomado prestado de uno de sus carceleros. Su adhesión a la tendencia de los mencheviques no duró mucho tiempo y por un tiempo, hasta su acercamiento con los bolcheviques, llevó adelante una política conciliadora de las dos tendencias. Durante la revolución de 1905, el revolucionario ucraniano desempeñó un papel muy importante, siendo uno de los organizadores del primer soviet de San Petersburgo. Fracasado ese intento revolucionario fue nuevamente encarcelado y enviado a Siberia. En 1917, Rusia se encontraba inmersa en una profunda crisis económica y política, provocada por la guerra y la realidad de un país que se encontraba a años luz del capitalismo inglés o alemán. La revolución de febrero que entre otras cosas conseguiría provocar la abdicación del zar Nicolás II, hizo que Trotsky abandonara New York para sumarse a la incipiente revolución. En mayo se suma al soviet de Petrogrado (antes San Petesburgo) ya decididamente alineado junto a los bolcheviques. Trotsky tuvo un gran protagonismo en la revolución rusa. Su gran popularidad entre las masas hizo que llegara a formar parte del Comité central del Partido bolchevique e incluso -ante la persecución de que era objeto Lenin lo que lo obligaba a mantenerse oculto- asumió la Jefatura del Comité Militar Revolucionario. Con el triunfo de la revolución, Trotsky tuvo que asumir importantes roles. Primero fue comisionado por Lenin para llevar adelante las negociaciones para dar fin a la guerra con Alemania y las demás potencias que acorralaban a la rusia revolucionaria llegando a firmar el tratado de Brest-Litovsk, que supuso una pérdida considerable de territorio para Rusia, pero al que hay que analizar en el contexto desfavorable en que se encontraban los revolucionarios. Fue Comisario de Asuntos Exteriores y posteriormente fue nombrado Comisario de Guerra y se le encomendó la creación de un ejército que pudiera hacer frente a las fuerzas contrarrevolucionarias apoyadas por las potencias extranjeras: el ejército rojo. Trotsky estuvo alineado con la política de Lenin durante el transcurso de esos primeros años de la revolución. Pero con la enfermedad progresiva que fue afectando a Lenin, Trotsky fue quedando aislado ante el cerco que el ala más retrógrada del partido iba construyendo alrededor de él. Basada en la inquina, la traición, la difamación, la inescrupulosa política del tandem Stalin-Zinoviev-Kamenev pudo finalmente imponerse a las propuestas de la Oposición de izquierda liderada por Trotsky. Lo que siguió fue la difamación y la mentira alrededor de la figura y el accionar de Trotsky lo que valió partir hacia el exilio en 1929. El stalinismo procuró hacer desaparecer todo vestigio de la participación de Trotsky en la revolución de 1917, eliminando, es decir asesinando a sus compañeros y llegando a borrar documentos y trucar fotografías en las cuales aparecía. No obstante, la actividad política de Trotsky era la más seria amenaza que tenía la burocracia asesina de Stalin. Es así que después de un intento fallido, finalmente es asesinado en Coyoacán, México, el 20 de agosto de 1940. Su asesino Ramón Mercader fue condecorado como Héroe de la Unión Soviética. Su obra teórica. La obra de Trotsky es muy importante y no intentamos hacer ninguna síntesis al respecto. Pero cabe destacar que como el marxista consecuente que fue, dejó importantes obras que hoy son clásicos del marxismo, como su Historia de la Revolución rusa, la Revolución Permanente, El programa de transición y aquel otro libro que se llamaba Qué es y a donde va la Unión soviética y que alguien rebautizó como La revolución traicionada. Tanto el stalinismo como el maoísmo, intentaron convertir al marxismo en una serie de sentencias dogmáticas que volcadas en manuales impresos hasta el hartazgo sirvieron para que los niños recitaran en las escuelas cual catecismo. Lejos de esto la obra de Trotsky procura no caer en esos dogmatismos y puede coincidirse o no, pero aporta interesantes visiones sobre problemas que van a la raíz de las cuestiones, transformando a este libro en una obra fundamental para comprender qué fue la Unión soviética, como así también poder comprender las revoluciones china y cubana. Los crímenes de la burocracia En la revolución traicionada, escrito unos años antes de su muerte, Trotsky realizó importantísimas y profundas lecturas sobre la situación de rusia, explicando con muchísimos años de anticipación la encrucijada en la que se encontraba el "socialismo real" y denunciando con total crudeza el carácter contrarrevolucionario y el salvajismo asesino de la burocracia soviética. En un prólogo escrito en 1937 para su libro, Trotsky denunciaba que "toda la vieja guardia bolchevique fue sometida al exterminio físico, fusilados, los organizadores del partido, los participantes en la Revolución de Octubre, los edificadores del Estado soviético, los dirigentes de la industria, los héroes de la guerra civil, los mejores generales del Ejército Rojo, entre ellos Tujachevski, Iakir y Uborevich de los que hablamos antes. En cada una de las diversas Repúblicas de la Unión soviética, en cada provincia, en cada región, la depuración fue sangrienta, no menos feroz que en Moscú. (….) El exterminio de la generación revolucionaria y la depuración implacable entre la juventud, atestigua la tensión terrible de las contradicciones entre la burocracia y el pueblo." Stalin Sobre la figura de Stalin, Trotsky decía lo siguiente: "Sería ingenuo creer que Stalin, desconocido por las masas, surgió repentinamente de los bastidores armado de un plan estratégico completamente elaborado. No. Antes de que él hubiera previsto su camino, la burocracia lo había adivinado; Stalin le daba todas las garantías deseables: el prestigio de viejo bolchevique, un carácter firme, un espíritu estrecho, una relación indisoluble con las oficinas, única fuente de su influencia personal. Al principio, Stalin se sorprendió con su propio éxito. Era la aprobación unánime de una nueva capa dirigente que trataba de libertarse de los viejos principios así como del control de las masas, y que necesitaba un árbitro seguro en sus asuntos interiores. Figura de segundo plano ante las masas y ante la revolución, Stalin se reveló como el jefe indiscutido de la burocracia thermidoriana, el primero entre los thermidorianos." Trotsky definía al thermidor soviético como la victoria de la burocracia sobre las masas. El curso de la revolución Refiriéndose a la burocracia soviética y el curso que iba tomando la revolución Trotsky escribe: "La burocracia soviética ha expropiado políticamente al proletariado para defender con sus propios métodos las conquistas sociales del poder en un país en donde los medios de producción más importantes pertenecen al Estado, crea, entre ella y las riquezas de la nación, relaciones enteramente nuevas. Los medios de producción pertenecen al Estado. El Estado "pertenece" en cierto modo, a la burocracia. Si estas relaciones completamente nuevas se estabilizaran, se legalizaran, se hicieran normales, sin resistencia o contra la resistencia de los trabajadores, concluirían por liquidar completamente las conquistas de la revolución proletaria." "La burocracia no tiene títulos ni acciones. Se recluta, se completa y se renueva gracias a una jerarquía administrativa, sin tener derechos particulares en materia de propiedad. El funcionario no puede transmitir a sus herederos su derecho de explotación del Estado. Los privilegios de la burocracia son abusos. Oculta sus privilegios y finge no existir como grupo social su apropiación de una inmensa parte de la renta nacional es un hecho de parasitismo social. Todo esto hace la situación de los dirigentes soviéticos altamente contradictoria, equívoca e indigna, a pesar de la plenitud del poder y de la pantalla de humo de las adulaciones". Retomando el camino En el capítulo X del libro, Trotsky señala cuál sería el camino para que la revolución rusa retome el camino desandado por el stalinismo. Allí dice que "No se trata de reemplazar un grupo dirigente por otro, sino de cambiar los métodos mismos de la dirección económica y cultural. La arbitrariedad burocrática deberá ceder su lugar a la democracia soviética. El restablecimiento del derecho de crítica y de una libertad electoral auténtica, son condiciones necesarias para el desarrollo del país. El restablecimiento de la libertad de los partidos soviéticos y el renacimiento de los sindicatos, están implicados en este proceso. La democracia provocará, en la economía, la revisión radical de los planes en beneficio de los trabajadores. La libre discusión de los problemas económicos disminuirá los gastos generales impuestos por los errores y los zigzags de la burocracia. Las empresas suntuarias, Palacios de los Soviets, teatros nuevos, "metros", construidos para hacer ostentación, dejarán su lugar a las habitaciones obreras. Las "normas burguesas de reparto" serán reducidas a las proporciones estrictamente exigidas por la necesidad y retrocederán a medida que la riqueza social crezca, ante la igualdad socialista. Los grados serán abolidos inmediatamente y las condecoraciones devueltas al vestuario. La juventud podrá respirar libremente, criticar, equivocarse, madurar. La ciencia y el arte sacudirán sus cadenas. La política exterior renovará la tradición del internacionalismo revolucionario." La vida cotidiana Una de las preocupaciones de Trotsky eran las nuevas formas que debía asumir la vida cotidiana en la revolución, los modos de organización, la moral y la salud de los trabajadores, la educación y fundamentalmente el rol de la mujer. En ese aspecto, aún evidenciando un pensamiento bastante machista, Trotsky fue uno de los principales críticos de la situación de la mujer en la sociedad, reclamando constantemente la necesidad de modificar esa realidad. Vaya este párrafo como ejemplo: "La Revolución de Octubre cumplió honradamente su palabra en lo que respecta a la mujer. El nuevo régimen no se contentó con darle los mismos derechos jurídicos y políticos que al hombre, sino que hizo -lo que es mucho más- todo lo que podía, y en todo caso, infinitamente más que cualquier otro régimen para darle realmente acceso a todos los dominios culturales y económicos. Pero ni el "todopoderoso" parlamento británico, ni la más poderosa revolución pueden hacer de la mujer un ser idéntico al hombre, o hablando más claramente, repartir por igual entre ella y su compañero las cargas del embarazo, del parto, de la lactancia y de la educación de los hijos. La revolución trató heroicamente de destruir el antiguo "hogar familiar" corrompido, institución arcaica, rutinaria, asfixiante, que condena a la mujer de las clases laboriosas a los trabajos forzados desde la infancia hasta su muerte. La familia, considerada como una pequeña empresa cerrada, debía ser sustituida, según la intención de los revolucionarios, por un sistema acabado de servicios sociales: maternidades, casas cuna, jardines de infancia, restaurantes, lavanderías, dispensarios, hospitales, sanatorios, organizaciones deportivas, cines, teatros, etc. La absorción completa de las funciones económicas de la familia por la sociedad socialista, al unir a toda una generación por la solidaridad y la asistencia mutua, debía proporcionar a la mujer, y en consecuencia, a la pareja, una verdadera emancipación del yugo secular." Para terminar Y para no andar aburriendo demasiado, es necesario decir que, evidentemente, la obra de Trotsky no se agota en estas breves referencias, sino que es mucho más rica y compleja. Seguramente que hay muchas cosas para debatir, errores y aciertos para señalar, pero lo que es evidente es que después de la caída del muro, muy pocas figuras pueden ser rescatadas de la inexorable condena de la historia. Es evidente que el pensamiento de Trotsky, como el de Gramsci, sólo por señalar a dos marxistas consecuentes, está vivo, es decir no es un texto muerto como pueden ser las "contribuciones teóricas" de Stalin y tiene todavía mucho que decir. De hecho resulta un punto de partida fundamental a la hora de entender el porqué del estrepitoso fracaso de las revoluciones obreras. Opiná sobre este tema |
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