Breves de sábado (10/11/07)

Pobres / marginales / presos / muertos

por Miguel Espinaco

Es un poco macabro hacer matemáticas con la muerte. Al fin y al cabo la muerte de un hombre me disminuye a mí porque yo estoy envuelto en la humanidad, decía el poeta, así que ni habría que preguntar por quién doblan las campanas. Pero las matemáticas pueden ayudar en este caso a hacerse una idea.

En el boliche Cromañon, a fines de 2004, morían 194 pibes ahogados por los gases provocados por un incendio. El hecho se convirtió en un gigantesco debate político sobre la responsabilidad de los gobiernos, de los empresarios del rock y de los propios músicos, produjo centímetros y centímetros de titulares en los diarios y horas de video en los canales de televisión, derivó en la caída de un gobierno, en una causa judicial que todavía produce coletazos a casi tres años de los hechos y en un estigma social que nos marcará por siempre, que será por siempre parte de los recuerdos de todos.

El domingo pasado murieron 33 también pibes en Santiago del Estero, por ahora 33: es casi la sexta parte de aquellos 194 de Cromañon. ¿Causó, causa y causará este hecho, aunque más no sea la sexta parte de la conmoción de Cromañon? Está claro que no. Ni siquiera es necesario hacer especulaciones porque ya en el 2005 en Magdalena hubo también más de 30 muertos y ese hecho está casi olvidado, los guardiacárceles procesados están excarcelados y el juicio oral pasará seguramente sin pena ni gloria, cuando finalmente se realice quien sabe cuándo.

La regla de tres simple de esta macabra matemática apunta, claro, a demostrar que hay muertos de segunda, lo cual no es ninguna novedad, pero lo mismo es necesario seguirlo repitiendo: hay muertos de cuarta que no llaman tanto la atención, que pasan desapercibidos o peor todavía, que caen envueltos en aquella condena de tiempos de la dictadura, aquello de que algo habrán hecho.

La versión oficial cuenta que el motín comenzó tras un intento de fuga fallido y los internos y sus familiares dicen que la revuelta fue en reclamo de mejores condiciones de reclusión y para denunciar el maltrato de los guardiacárceles. La socióloga y el cura de la cárcel apoyaron la versión de los presos y de sus parientes.

La policía dice que el fuego lo prendieron los amotinados, pero uno de los presos que recuperó su libertad, Rodolfo Martín Silva, denunció que la fue policía la que inició el incendio cuando los compañeros del pabellón 2 se quejaron por las excesivas requisas.

Todo esto, claro, se conocerá o no en la causa, algunas cosas se sabrán y otras serán ocultadas con todo éxito. Lo que no da lugar a dudas es que hay responsabilidades políticas, gigantescas responsabilidades políticas, en que en un penal con una capacidad para 180 personas, convivieran 465 presos.

Según cuenta el diario Perfil, Gladys Sosa, tía de dos reclusos muertos contó que "el martes, después del motín, los guardiacárceles volvieron a golpear brutalmente a los presos" y dijo que "desde el 2005 que venimos denunciando que dentro de la cárcel torturan a los presos".

Entonces, en el hecho de que estuvieran dadas todas las condiciones para que algo como esto sucediera, hay también claras responsabilidades políticas, no suceden estas cosas durante años sin que las autoridades sepan y callen, sin que las autoridades sepan y oculten.

Pero no pasa casi nada: lo que los diarios llaman crisis política en Santiago del Estero, alcanzó apenas para llevarse al director del Servicio Penitenciario, Rodolfo Camaño, despedido por el Gobernador Gerardo Zamora. A él, a Zamora, nadie le ha pedido todavía la renuncia por sus responsabilidades políticas, así como nadie se la pidió hace dos años a Solá en Buenos Aires por lo de Magdalena.

Y ese silencio en la demanda por las responsabilidades políticas deja al desnudo una responsabilidad social que se ve clarito en esa matemática macabra, en esa regla de tres simple que demuestra que para la llamada opinión pública - que opina lo que la opinión privada quiere - hay muertos de segunda, hay muertos que importan menos, hay tipos que como han sido declarados sobrantes por el capital y por sus dueños, han sido condenados primero a pobres, después a marginales y después a presos. Y si entonces después a muertos por tragedia, pareciera que ya no importa demasiado.


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