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Esperando el Tren Hasta La Victoria Siempre

Por Adrián Alvarado

     Cosas que la memoria guarda y suelen amargarnos la vida, me acuerdo del Chacho Álvarez y sus palabras, me acuerdo cuando mencionaba la luz al final del túnel, el túnel era nuestro país y la luz no sé, porque yo no la vi gracias a dios, y después renunció, el Chacho Alvarez, no dios que nunca renuncia porque no puede.

     En la época casi todos apostaban a la alianza, palabra ligada a otra que aparece casi siempre: esperanza. Esperanza de cambio, que es más o menos como sentarse a esperar el cambio. Así nos fue.

     Hoy los tiempos nos trajeron, nos llevaron, y nos volvieron a traer. El cambio fue de 360 grados. Estamos volviendo al mismo punto, estamos otra vez en bolas y a los gritos, discutiendo si Kirchner sí o Kirchner no. Si nos subimos o no al tren K de la victoria. Yo paso, pero no sé. El tren se va y el andén queda casi vacío. Miro alrededor y veo las mismas caras de siempre, sus bocas repiten lo mismo de siempre, discuten entre sí, discuten conmigo. El tren se va y nosotros ahí viendo el humito como en un sueño. No nos subimos por que estamos orgullosos de estar en contra, porque sabemos que ese tren va a descarrilarse, las vías en algún momento se juntan, las vías del tren de la historia no saben de lógica, ni siquiera saben que son paralelas.

     Chacho Alvarez renuncia, se baja del tren de la Alianza y el tren descarrila haciendo un ruido tremendo a cacerola essen percutida con llavero. Despues, que me importa del despues, si lo conocemos tanto.

     Hoy aquellos novedosos movimientos sociales se institucionalizaron o se convirtieron en tribus autosuficientes, y Álvarez conduce un programa de cable.

     Cuando digo nosotros me refiero a los sectores con tendencias inclinadas a la izquierda, cuando digo dios no digo nada o digo Storni. Yo y mis agujeros, juntos, representamos un sector de la izquierda, usted que esta leyendo esta columna representa otro sector, el suyo, y si cada cual tiene un trip en el bocho estamos perdidos, entonces ese monstruo que dice llamarse escepticismo nos deja chatos en el mosaico. Al mismo tiempo tenemos unas ganas enormes que no sea así por unos días, despues volvemos al andén semivacío a ver pasar los trenes y fumar intercambiando imposibles. Mientras tanto los que tenían que irse y no se fueron se juegan a la ruleta nuestro futuro.

     Parece que las opciones posibles son debatirse, pelear, escaparse, resistir o transar. Cada opción tiene lo suyo. Yo tengo lo mío, vos lo tuyo. Yo pongo lo mío y vos lo tuyo construimos algo y vemos qué pasa quién te dice nos sale bien. Pero claro, a los tipos eso de divide y reinaras les viene saliendo fenómeno.

     La mentira tiene patas enormes, la verdad también, la verdad y la mentira son las piernas que sostienen el abdomen insaciable de un insecto maquiavélico: el príncipe que despierta a la bella criatura para despues devorarla.

     Literatura y ganas de no quedarme lejos y solo, porque estar cerca es facil cuando estamos a un cráneo de distancia y no lo sabemos.

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