¬ Página Anterior Ir a la Portada Página Siguiente ®

La ola K norteamericana

Por Enzo Vicentín

     El Partido Demócrata, grupo de estadounidenses con fama de humanistas que se alternan con los republicanos en el gobierno y hacen lo mismo que ellos pero con más maquillaje, está en plena búsqueda de un candidato que saque a George W. Bush de la Casa Blanca en las elecciones de noviembre próximo. Antes de que comenzaran las "primarias" (nombre que se les da a las internas en EEUU), los pronósticos no registraban a John Forbes Kerry entre los precandidatos con más posibilidades. El favorito para todos era el hoy renunciante a seguir la campaña y ex - gobernador de Vermont, Howard Dean, el único de los precandidatos demócratas que se opuso a la invasión a Irak. Dean llevaba las de ganar unos días antes de comenzar las primarias en Iowa (un estado del nordeste de EEUU), incluso sus rivales aparentemente más fuertes eran Wesley Clark, un militar que estuvo en Vietnam y que luego en la OTAN comandó el bombardeo a Kosovo en 1999, John Edwards, senador por Carolina del Norte o Dick Gehpardt, que sumaba a algunos sindicatos tras él. Pero la historia fue otra. De un total de ocho precandidatos que había el 18 de Enero antes de comenzar las elecciones primarias, hoy quedan solo dos: John Edwards y el "nuevo JFK" John Kerry. Un clásico ejemplo de cómo cerrar filas tras un candidato en ascenso especulando con un pedazo de poder en caso de ganar. La cuestión fue que Kerry ganó en Iowa y desde allí no ha parado de crecer en las estadísticas. Ganó hasta ahora las internas en 15 de los 17 estados en que se votó y se prepara para el 2 de Marzo, cuando en un "supermartes" (como les gusta llamar a los norteamericanos) electoral termine de abrochar su candidatura.

     La campaña de Kerry comenzó el año pasado cuando, a través de una gira nacional, presentó sus bases en un "Plan de Acción para los Primeros 100 Días" de gobierno. Dicha "base programática" estaba sostenida por una especie de pacto social llamado "Trato Verdadero" (en inglés, True Deal, que suena muy parecido al New Deal de Roosevelt en la década del ´30) que "reemplace al Trato Rudo de George Bush con un Trato que se enfrente a los intereses poderosos. Un Trato construido sobre la base de las personas y los resultados, no sobre la base de privilegios y recompensas. Un Trato que esté al lado de aquellas personas que luchan por lo que creen justo" en palabras de Kerry. Su plan de acción para los primeros 100 días más que un plan de acción parece en algunos puntos un documento de esos que aprueban las convenciones de la ONU: un listado de buenas intenciones expuestas de manera abstracta que terminan diciendo nada. A modo de ejemplo, Kerry plantea "lograr que los cuidados de la salud sean un derecho para todos los norteamericanos, ofreciendo así un verdadero plan de cuidados de la salud como una de las primeras grandes propuestas al Congreso". Por otro lado, y siendo un poco más preciso, propone instaurar una prohibición de cinco años para que los funcionarios que hayan finalizado su mandato no puedan ingresar a empresas como lobbystas y también propone que las reuniones entre políticos y lobbystas sean públicas. De lobby Kerry sabe y bastante, ya que los republicanos empezaron a pegarle afirmando que siendo senador recibió en los últimos 15 años 638 millones de dólares de sectores lobbystas que representan intereses criticados por el precandidato demócrata.

     Y qué dijo Kerry de la economía, o de la política exterior, dos puntos clave para los norteamericanos. En su Plan de Acción propone "crear una economía que sirva a la clase media en vez de a la clase privilegiada al revocar las desgravaciones fiscales de Bush para los ricos y así poder invertir en la educación y en los cuidados de la salud y a su vez proteger las desgravaciones fiscales de la clase media"; también "restaurar la sanidad fiscal en Washington al reducir el déficit a la mitad en un término de cuatro años" y "lograr que en diez años la energía norteamericana sea independiente del petróleo del Medio Oriente".

Breve reseña sobre John Kerry

     John Kerry nació en 1943 en Denver, Colorado. Estudió en la universidad de Yale y luego entró en la marina estadounidense. Su vida "política" comenzó luego de regresar de Vietnam, cuando con un grupo de ex combatientes criticaron la política de Nixon con respecto a la guerra. Eso si, se lanzó como dirigente del movimiento contra la guerra, pero tuvo cuidado de distanciarse de los Veteranos de Vietnam Contra la Guerra. no sea cosa de mancharse cuando recién se le toma el gustito a la política. Fue fiscal en el distrito Middlesex durante algunos años y en 1982 hizo su ingreso a la arena política siendo vicegobernador por Massachussets con Michael Dukakis, que fue el candidato que perdió con Bush padre en 1988. Luego de dos años de mandato, Kerry llegó al Senado, donde se hizo famoso en su primer mandato por haber investigado el escándalo Irán-Contras y el lavado de dinero del narcotráfico en el Panamá de Noriega. Un par de dientes mostrados fueron todo al parecer. Desde fines de los '80 hasta acá el senador por Massachussets ha ido y venido en sus posturas, pero siempre se mantuvo dentro de lo "políticamente correcto", por lo menos en el ámbito legislativo yankee. A veces contradictorio, a veces ambiguo, tiene en su historial votaciones a favor de la guerra, a favor de las leyes para perseguir terroristas con pena de muerte incluida y en contra de los programas sociales. Eso obviamente, de lo que se sabe hasta ahora. Porque la televisión y la prensa, usted sabe, pueden convertir a un conservador algo oportunista que coqueteó siempre con el poder en un liberal que quiere una nueva nación en un abrir y cerrar de ojos.

En las últimas semanas Kerry ha sabido explotar la problemática del desempleo, lo cual no es nada difícil: durante la administración Bush se han perdido 1.8 millones de puestos de trabajo. Este es un punto crítico, ya que los norteamericanos miran con terror el aumento del desempleo y la promesa de Kerry de devolverle el trabajo a la clase media junto con la ampliación de los seguros de desempleo para los excluidos podría sonar atractiva para los oídos del electorado, en momentos en que Bush no quiere ni hablar del tema y enfoca la campaña hacia los valores morales que defienden su gestión hablando de "un liderazgo estable en un tiempo de cambio". En un reportaje que le hicieron hace días, publicado en el diario Clarín (1/2/04), Kerry se refiere a la cuestión económica y mete de paso su propuesta anti-lobby: el periodista le dice "la economía mejora, pero la desocupación aumenta. ¿Qué propone?" Kerry contesta: "unas políticas pensadas para responder a las exigencias de las clases media y baja, en lugar de pensar sólo en la minoría rica. Yo quiero asegurar las reducciones fiscales de la clase media, pero quiero cancelar las de quienes ganan más de 200.000 dólares al año. Con los millones ahorrados se podrían llevar a cabo muchas iniciativas, comenzando por un fondo para ampliar la cobertura sanitaria. Una mejor política de empleo nos permitiría además terminar con el juego de rebajar el dólar para favorecer las exportaciones. Como primera medida ejecutiva, finalmente, prohibiría a los funcionarios del Estado ejercer influencias como lobbystas durante cinco años tras su salida del gobierno. Hay que terminar con este círculo vicioso de favores, que siempre ayuda a los mismos".

     Luego de haber apoyado la invasión a Irak, hoy el senador "liberal" por Massachussets busca despegarse de ello enfatizando en los errores y las mentiras cometidas por Bush en la posguerra. En su "Plan…" Kerry propone la vuelta de EEUU a la comunidad internacional para resolver todos los temas internacionales, incluido Irak. En el reportaje citado anteriormente explica su postura respecto a Irak: -¿Qué haría usted, en el terreno práctico, para cambiar la percepción internacional que se tiene de Estados Unidos? -"Tendría en seguida gestos de apertura y llevaría la crisis de Irak al ámbito de la ONU. Las Naciones Unidas, Europa y los países árabes limítrofes no tienen intereses estratégicos distintos de los nuestros, en el sentido de que a esta altura nadie quiere un país entregado a la anarquía en el corazón de Oriente Medio. Los estadounidenses no podemos retirarnos, porque sería una irresponsabilidad dejar un vacío que sería ocupado por Al Qaeda, por otros grupos terroristas o por los sobrevivientes del partido Baaz. El problema es cómo alcanzar el objetivo de estabilizar el país. Yo creo que hay que hacer lo que era necesario desde el comienzo: implicar a la comunidad internacional, a la ONU, a los aliados, y dar a todos ellos una responsabilidad efectiva en la reconstrucción. Esto, además de favorecer la solución del problema, reduciría también el precio pagado por los norteamericanos en vidas y en dinero. Después, reabriría el proceso de paz en la región, incluso implicando a los ex presidentes Clinton y Carter: hay una manera de hacerlo avanzar, salvaguardando nuestra amistad con Israel". Resumiendo, la ocupación de Irak debe seguir, hay que dividir costos en el ámbito de la ONU para no cargar con todos los muertos y debe continuar la amistad con el estado represor israelí.

     Kerry por ahora la tiene fácil para hacer campaña. Enumerar los errores y/o horrores de la administración de Bush en algunos temas como la política exterior, la política económica, el tratamiento a los inmigrantes o la política sobre el medio ambiente no requiere de un trabajo exhaustivo. Por ejemplo, el déficit fiscal (también hay que destacar el de la balanza comercial) estadounidense que año a año ha subido durante el gobierno de Bush llegando hoy a los 500.000 millones de dólares es un punto sobre el cual todos los demócratas han puesto el dedo. A Kerry, que se define como un "fiscalista", no le gusta la idea de seguir con esos números en rojo tan altos, y eso podría abrir una brecha en la economía mas poderosa del mundo: "Entre los dueños del capital beneficiados por las bajas impositivas impulsadas por la Casa Blanca hay visiones contrapuestas y también preocupación sobre el futuro de EEUU. George Bush ha gerenciado el país con una chequera siempre abierta, lo que creó un rojo fiscal oceánico. La necesidad de fondear ese agujero no hace más que aumentar la dependencia del país. Como el rojo no deja de crecer y también el comercial, no por milagro aparecen en el escenario políticos como Kerry, un duro fiscalista que promete fulminar la chequera de Bush y volver a la austeridad de los 90" dice un artículo de Clarín (1/2/04). Es obvio que el déficit fiscal y comercial pueden no significar mucho en el poderío yankee, pero lo que si es cierto es que la política de Bush a favor de algunos grupos económicos dividió aguas entre los economistas. Esa puja de intereses en la que también está incluida la política monetaria (con un dólar cada vez más bajo respecto al euro) podría dar un giro si de verdad Kerry aplica un programa fiscalista sobre las cuentas estatales. Y las fricciones no tardarán en aparecer si eso ocurre.

     Las promesas en muchos frentes que viene haciendo este "patriota americano" al parecer van camino al olvido en caso de ganar las generales de Noviembre. Por un lado dice buscar la recuperación de los empleos norteamericanos, pero a la vez le dice a la comunidad extranjera residente en EEUU (de los cuales los latinos son una parte importante) que los inmigrantes indocumentados van a regularizarse así pueden "blanquear" su situación laboral. Pero manteniendo la tónica que desde el 11 de Septiembre cunde en Norteamérica Kerry afirma en su documento de campaña que "la inmigración es la pieza clave de la historia de nuestro país ya que prácticamente todos somos inmigrantes o descendientes de inmigrantes. Asimismo, el gobierno federal debe proteger las fronteras para evitar que los terroristas utilicen nuestro sistema de inmigración para entrar al país y nos causen daño".

     Con todo el empuje de la prensa y las encuestas este ex-combatiente de Vietnam convertido en patriota encarna la esperanza de los demócratas para volver a la Casa Blanca. Eso si, estos nueves meses prometen ser un concierto de campaña sucia de los dos lados. Y del lado republicano tiene material para desacreditar a Kerry: además de la acusación de haber cobrado por lobbys millonarios, la semana pasada la sombra del caso Lewinsky apareció sobre Kerry, que habría "probado" a una pasante al estilo Clinton hace algunos años. Las contradicciones obvias de un senador que sobrevive en el Congreso mutando desde hace 20 años son un lastre que de a poco irá apretando a Kerry. Como todo político en campaña, ahora muchas de sus posiciones se están "edulcorando": antes se oponía a los subsidios agrícolas, ahora dice que no es tan así, antes era un defensor de los derechos de los homosexuales, ahora que anda por todo el país (sobre todo el sur) se cuida en su discurso. Lo que es claro y constante en su vida política es que tiene buenas relaciones con el establishment estadounidense. Y cómo no, si actualmente está casado con Teresa Heinz, heredera de un imperio agroalimentario que fabrica entre muchos otros productos el famoso ketchup Heinz y millonaria declarada con 550 millones de dólares en su cuenta. También es claro que lejos de tener un programa acabado de gobierno o ciertas ideas interesantes, los atributos de Kerry (los que tiene y los que les crea la prensa como por ejemplo el título de "el nuevo Kennedy") parecen estar ligados a su postura centrista y decididamente pragmática dentro del Partido Demócrata y a su actitud de no cambiar ni revolver demasiado las cosas. La idea del electorado estadounidense parece ser la de continuar la era Bush pero administrando mejor los problemas internos como el desempleo o el déficit fiscal. Y en Kerry parecen haber encontrado el modelo justo.

¬ Página Anterior Ir a la Portada Página Siguiente ®