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Repsol-YPF: radiografía de un pulpo

Por Enzo Vicentín

     Repsol-YPF es una empresa conocida para todos nosotros. Su imagen nos llega a través de las estaciones de servicio que venden su combustible, de los lubricentros en donde se venden todo tipo de aceites o aditivos, de las carreras de autos en donde son auspiciantes, de las propagandas en la TV, etc. pero su presencia está mucho más allá de las imágenes con su nombre. Se podría afirmar que casi todo derivado del petróleo o del gas natural producido en suelo argentino tiene a Repsol-YPF detrás de él.
Esta cuasi omnipresencia en nuestras vidas habla de una de las empresas petroleras más grandes del mundo, dominante en Argentina y poco a poco también en el resto de Latinoamérica. Un verdadero pulpo económico que exige un análisis de sus raíces y su estructura.

      Primera cuestión: ¿De donde surge esta empresa? ¿Quién era Repsol antes de YPF? ¿Y quien, aunque parezca un poco tonta la pregunta, era YPF antes de Repsol? Repsol es el nombre que el Estado español le puso a su petrolera estatal cuando esta inició el camino de su conversión hacia una sociedad anónima (hoy los santafesinos estamos familiarizados con esto de transformar una sociedad del estado en una sociedad anónima). Haciendo una línea histórica, en 1989 se produce la primera venta del capital de Repsol (26 %) a inversores privados. Cuatro años después, en el 93, el gobierno español decide vender la totalidad de las acciones de la empresa, entonces, luego de vender partes del capital (11% y 19 % respectivamente) en los años 95 y 96, la petrolera española queda definitivamente en manos privadas en Abril de 1997. Un año después, Repsol había experimentado un crecimiento en sus beneficios de más del doble respecto del 89 cuando comenzó la privatización. Su posición dominante dentro de España la había transformado en una empresa fuerte pero no más que otras en el mercado. El gran salto estaría en Argentina.

     En el caso de YPF aquí en Argentina, la lógica fue la misma pero el proceso mucho más brutal. Desde que Menem asumió en el 89 la cosa estaba clara: el 17 de Agosto de ese año el Congreso sanciona la ley 23.696 que declara la emergencia administrativa del Estado nacional, dándole poderes a Menem para "proceder a la privatización total o parcial, a la concesión total o parcial de servicios, prestaciones a obras cuya gestión actual se encuentre a su cargo, o a la liquidación de las empresas, sociedades, establecimientos o haciendas productivas cuya propiedad pertenezca total o parcialmente al Estado Nacional, que hayan sido declaradas 'sujeta a privatización' conforme con las previsiones de esta ley". A partir de allí está todo dado para regalar el país.
En el año 90 se transforma la figura jurídica de YPF dejando la puerta abierta a su privatización, a través de un decreto firmado el 31 de Diciembre de 1990 que en sus fundamentos expone claramente los dogmas de la economía liberal. A manera de muestra, dice por ejemplo que el objetivo de la intervención sobre YPF es "la regularización de la grave situación económica y financiera de la empresa con el objeto de alcanzar una gestión eficiente y transformarla en una empresa competitiva dentro de un mercado desregulado y desmonopolizado" o que es necesario que "YPF S.A. pueda actuar en un mercado desregulado y competitivo, asegurarle la máxima autonomía empresaria en su gestión, liberándola de las restricciones y limitaciones existentes y dotándola de una estructura jurídica propia del derecho privado que le permita actuar con eficiencia en dicho mercado en condiciones de auténtica competencia". El círculo privatizador se cierra cuando en septiembre de 1992 el Congreso sanciona por ley la federalización de las reservas de hidrocarburos, y posteriormente divide el paquete accionario de YPF entre el Estado nacional, las provincias, los trabajadores y el sector privado.

     Siguiendo el mismo camino que YPF, la empresa estatal Gas del Estado también fue privatizada en una sesión (26 de Marzo de 1992) recordada por la inclusión de un "diputrucho" en Diputados para dar quórum a la sesión. Gas del Estado se dividió en dos sociedades transportadoras y ocho distribuidoras, siguiendo lo dicho por la ley 23.969, citada anteriormente. Así como la sesión para que la mayoría justicialista apruebe la venta de Gas del Estado fue escenario del bochorno del "diputrucho" llamado Juan Abraham Kenan, la privatización de YPF en septiembre del 92 estuvo precedida por denuncias de coimas a legisladores y arreglos para nada claros entre el gobierno nacional y los gobernadores de las provincias petroleras. Para darse una idea de la magnitud del negociado que giró alrededor de la venta de YPF, alcanza con citar el caso de Kirchner (si, el actual presidente) con Domingo Cavallo, en ese momento ministro estrella del menemismo. En 1992, Cavallo reconoció una deuda con Santa Cruz por regalías petroleras mal liquidadas a cambio de que la provincia se comprometiera a apoyar la sanción de la ley 24.145 sobre la provincialización de los yacimientos y la privatización de YPF (sancionada, como dije, en septiembre de 1992). Kirchner apoyó la ley y entonces en abril de 1993, el Estado nacional depositó a favor de la provincia en la Caja de Valores SA 654 millones de dólares en bonos, contado retenciones, regularizaciones e intereses. El entonces gobernador de Santa Cruz compró acciones de YPF por unos 290 millones de dólares, a 19 dólares la acción. Seis años más tarde, las vendió a un valor de 44,78 y obtuvo unos 660 millones de dólares. Esas cuentas, que además sirven para clarificar el origen de los famosos 500 millones que Kirchner guardó en Suiza, muestran que si "ablandar" a una provincia petrolera le costó tanto a Cavallo, ni imaginarse lo que le costaron las demás provincias y los bloques no justicialistas que apoyaron el proyecto. Una Banelco gigante pareciera.

     El desarrollo de un mercado del petróleo desregulado posterior a 1993 provocó el desembarco de inversiones extranjeras para quedarse con la joya de la abuela argentina. Es bueno aclarar que la dinámica de concentración de acciones por parte de Repsol no fue instantánea, ya que muchas acciones de YPF fueron repartidas a distintos sectores: los sindicatos de trabajadores (propiedad participada), a los jubilados nacionales (por deudas atrasadas) y a las provincias, que se fueron desprendiendo de ellas a lo largo del tiempo, especulando (como Kirchner) o siendo virtualmente estafados (como el caso de los jubilados), y dejaron entonces las acciones en manos de especuladores internacionales que comenzaron a amasar fortunas con el crecimiento de la empresa.
Para entender las iniciales:
E y P: exploración y producción, conocido en la jerga como "upstream"
R y M: Refino y marketing, es decir la elaboración de productos y s comercialización, conocido como "downstream"
En resumen, Repsol dice saber cómo explotar comercialmente las riquezas que YPF produce. Algo así como la teoría de la división del trabajo.
La incidencia de Repsol en el sector de hidrocarburos argentinos experimenta un cambio muy grande cuando en 1996 compra el 66 % de las acciones de ASTRA, en ese momento una empresa importante. Pero el paso más trascendental vino después: en 1998 el Estado argentino puso en venta el 15 % de YPF que todavía quedaba en sus manos (cambiando para ello la ley del 92 que fijaba un piso de participación estatal del 20% por otra en 1995 que borraba dicho piso). Y entonces Repsol, que venía en rápido ascenso en Europa, y que aquí controlaba ASTRA, compró todo el paquete quedándose con la parte del león de la producción, distribución y comercialización del petróleo y el gas en nuestro país.

     Repsol se vuelve una empresa mundial a partir de la compra de YPF. Repsol es lo que es hoy por el tremendo salto que realizó a través de las ganancias que sacaron de Argentina. ¿Pero quiénes forman Repsol? Pregunta clave. Esta empresa está conformada al día de hoy por grupos empresarios españoles y no españoles, aunque se dice generalmente que su origen es España porque sus principales accionistas son los bancos Bilbao Vizcaya y la Caixa, ambos españoles (un dato que avala el peso que tienen estos grupos bancarios en la empresa lo muestra que el actual presidente de Repsol, Alfonso Cortina, formó parte del directorio del Bilbao Vizcaya años atrás). Un caso interesante para aquellos progresistas que oponen el capital financiero al capital productivo, ¿no? La mayor empresa productiva de la Argentina está en manos del poder financiero español. La dimensión de la fusión entre Repsol e YPF en 1999, que me da pie para afirmar que Repsol es hoy un pulpo gracias a YPF, es tan clara hasta para los mismos empresarios españoles de la empresa, que en su perspectiva histórica manejan un viejo Repsol en el año 98 y un nuevo Repsol en el 99, un Repsol antes de YPF y un Repsol después de YPF. La bisagra histórica del grupo puede verse en los gráficos y en la afirmación de que entre los capitales de Repsol por un lado e YPF por el otro hay "combinación perfecta".

     En la actualidad, y para dimensionar el rol de los hidrocarburos en las cuentas de Repsol-YPF, se puede tomar el informe 2003 de la empresa, que lo muestra claramente. El resultado operativo de la empresa en el rubro exploración y explotación de hidrocarburos en el 2003 fue de 2.352 millones de euros ganados en todo el mundo. El 69 % de esa ganancia se le debe a Argentina, mientras que solo el 20 % al resto de Latinoamérica y solo el 11 % al resto del mundo.
Sin embargo, a la hora de las inversiones, me refiero a exploración de nuevos pozos, mantenimiento de oleoductos, aumento de reservas, etc. las proporciones cambian drásticamente: de los 2.168 millones de euros que la empresa admite haber invertido durante 2003 en el mundo, Argentina fue destino de solo un 22 %, mientras que el resto de Latinoamérica se llevó un 66 % del total de inversiones. ¿Cómo se interpreta esto? Es muy fácil. Repsol-YPF, que coloca a Latinoamérica como eje estratégico de su desarrollo, ha avanzado en los últimos tiempos sobre todo el continente gracias a la acumulación extraordinaria de riquezas que realiza en Argentina. Y si no vayamos a ver que cuando Repsol controlaba aquí ASTRA (año 97), su única inversión en América además de la realizada en Argentina era en Perú. Hoy sin embargo, Repsol tiene inversiones en exploración o extracción de recursos, refinerías, explotación y comercialización de gas natural, de gas licuado, o de productos químicos en: Chile, Bolivia, Brasil, Venezuela, Colombia, Trinidad y Tobago, México, Cuba, Perú y Argentina. Un caso concreto de la vertiginosa expansión de la empresa por el continente fue su participación en el consorcio que quería llevar gas de Bolivia hacia los EE.UU. el año pasado y que terminó en una insurrección y posterior caída de Sánchez de Losada. Ese consorcio lo formaba Repsol junto con British Gas y una empresa estadounidense, lo que habla también de su ubicación entre las petroleras más poderosas del mundo (ver cuadro).

     Repsol-YPF tiene hoy activos en Asia, Europa, América y África, y América; y se ubica cómodamente entre las 10 petroleras más grandes del mundo. Su estructura mundial, y latinoamericana en particular se sustentan por los rendimientos conseguidos en Argentina tanto en la era de la convertibilidad como ahora. Para la próxima entrega se enfocará entonces la estructura de Repsol en Argentina, sus empresas, su participación en el mercado, sus estrategias y sus relaciones con los gobiernos de turno.



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