Reportaje a Xavier García de "No te comas el mundo"

"El pueblo argentino está siendo subyugado, ahora con el modelo sojero"

por Javier González y Miguel Espinaco

Xavier García es un geógrafo con orientación en geopolítica catalán de 28 años que anduvo por nuestro país y por Bolivia recabando datos sobre las consecuencias del monocultivo de soja con vistas a realizar una denuncia internacional contra la agroindustria catalana.

Xavier pertenece a la agrupación Veterinarios sin frontera que participa del colectivo "No te comas el mundo". Este colectivo apela a conceptos como "deuda ecológica" y "soberanía alimentaria"

¿Querés interiorizarte un poco más? Pues lee el reportaje que sigue, chaval!

Mdh: Bueno, contanos que andás haciendo por Argentina.

Xavier: Bueno, pues la cosa viene de una asociación de ONGs y movimientos sociales en Cataluña, de donde soy yo, que trabajando temas de soberanía alimentaria y deuda ecológica, en un intento de sensibilizar a nuestra población, y digo sensibilizar a nuestra población porque Cataluña tiene una de las agroindustrias más potentes de Europa; pues se agarró unos estudios-casos, unos estudios-ejemplos para luego encabezar campañas de acción. Es decir, nosotros, el consorcio que yo represento - bueno, consorcio me han dicho que acá les llaman a las empresas - digamos esta asociación que yo represento se llama "No te comas el mundo", lo que quiso es certificar el terrible impacto social y ambiental que están teniendo las agroindustrias en los países de la periferia, los países empobrecidos. A partir de esta intención, agarramos unos ejemplos que te digo son las flores en Colombia y Brasil, la carpa del Nilo, que es un pez que tiene su origen en grandes lagos, el salmón chileno, la soja argentina y el azúcar en África, el Caribe y el Pacífico, los países ACP.

Agarramos estos cinco productos porque son cinco productos para la exportación que hasta el momento pensábamos no tenían consumo o demanda interna, sino que eran productos para generar divisas, netamente, y bueno, como además Cataluña como te digo, tiene una agroindustria muy fuerte - piensa que es el primer importador relativo europeo, una región que es la décima o, menos tal vez, la veinteava parte de Bolivia se lleva el 90% de las importaciones de soja - pues nos parecía que era una buena herramienta para una denuncia más internacional para lo que viene a ser la agroindustria.

Mdh: ¿Qué hacen con la soja en Cataluña, es decir qué procesa o que elabora la agroindustria?

Xavier: En Cataluña no comemos soja. Entonces, ¿para qué quiere la soja la agroindustria?

La agroindustria quiere la soja para engordar a los chanchos. Piensa que mi región tiene 7 millones de habitantes pero tocamos a 2 chanchos por persona. Hay una cabaña que está entre los 12 a 14 millones de cerdos. Altamente industrializada. Y la soja se utiliza para hacer balanceados, como dicen acá, piensos. Es una industria muy fuerte que marca totalmente hacia dónde va nuestro mundo rural y - por lo que estoy conociendo acá - hacia dónde va vuestro mundo rural.

Mdh: Entonces, uds. con estos casos buscan ejemplificar qué es lo que está pasando, qué es lo que está provocando la agroindustria. ¿Esto está vinculado con el concepto de Deuda ecológica que Uds. plantean?

Xavier: Totalmente. Vamos a ver. Cuando existe un poder económico y político tan fuerte como esta agroindustria que te digo, voy dando algún nombre, aquí todo el mundo conoce Cargill, pero allá tenemos una que hace sombra a Cargill, que es Vall Companys, es un apellido catalán que bueno, sólo le quedó eso.

Estos señores arrasaron con el campo catalán, arrasaron con el campesinado catalán, con los productores autóctonos, y un poco podemos decir artesanos de productos de cerdo, y empezaron a implantar granjas, factorías, la más pequeña con 6000 madres, 6000 cerdas.

Y empezaron también a enredarse internacionalmente, ¿qué quiere decir? A estar en contacto con compañías holandesas, compañías suizas, para traer genética mejorada, presuntamente mejorada de animales, y también tejió sus redes, así como telaraña, con caciques, o latifundistas, u oligarcas, no sé muy bien qué nombre darles, de los países de esa periferia. Al fin y al cabo lo que hicieron fue entrar en contacto con el norte del sur, no?, para asegurarse un marco político-económico que les permitiera traerse soja de sus países.

Mdh: Entran en contacto con los tipos que les iban a exportar la soja que necesitaban.

Xavier: Totalmente, totalmente. O sea, las cosas no pasan porque sí. Eso es por una voluntad política-económica de esta gente, que viene desde hace mucho tiempo.

Entonces, ¿qué tiene que ver esto con Deuda ecológica? Pues que estos señores al entrar en contacto con su gente, sus referentes aquí, por ejemplo en Argentina o en Bolivia, lo que hicieron fue crearse un marco político-jurídico que les permitiera que el país se pusiera a rendir al máximo, servirles a ellos. Esa es una nueva dependencia. Al fin y al cabo cuando hablamos de neoliberalismo, no deja de ser eso, una nueva dependencia.

Entonces, la Deuda ecológica es un intento, es una herramienta que intenta visibilizar, intenta sacar a la luz la deuda que han contraído los países, o sea mi pueblo, mediante esas corporaciones, pero al fin y al cabo mi pueblo, con el suyo, al desestructurar su sociedad, al modificar, por ser un poco neutro, pero al fin y al cabo al destruir sus ecosistemas para producir soja.

¿Qué quiero decir con esto? Pues que se ha hecho un intento, injusto ya lo sé, porque no se le puede poner precio a la vida, a la migración, al desarraigo, a la pérdida de agroculturas, no? Pero se ha hecho un intento de decir, bueno, el Estado Argentino se gastará tanto dinero por intoxicaciones de Glifosato, que es el paquete tecnológico de la soja, y se gastará tanto dinero en crear nuevos asentamientos alrededor de la ciudades, es decir nuevas villas miseria para alojar a todo el campesinado que es expulsado, y se gastará tanto dinero para importar alimentos porque ya no producirá más, las mejores tierras producirán soja. Y bueno, poniendo estos números muy sencillos, que se encargan académicos de hacerlo, te da un monto, un total.

El modelo sojero que está incentivando la agroindustria catalana-española-europea está generando unos números que si los sumamos, todo eso es la Deuda ecológica. Que digo que es una herramienta política porque realmente no hay ningún gobierno que la implemente, que la reclame, pero sí los movimientos sociales para denunciar la deuda que está contrayendo nuestro pueblo a costa del suyo.

La deuda, con esos números tan sencillos, que no abarcan cosas que, ya digo, no se pueden monetarizar y que no deben monetarizarse, pues la deuda es tan grande, los números son ya tan grandes que doblan la deuda externa. O sea, es una forma también de visibilizar que la deuda ominosa, que es enorme, que es un yugo para ustedes ya estaría con creces pagada. No sólo con creces pagada sino que además les deberíamos nosotros.

Eso sería el ligamen entre el modelo sojero y la Deuda ecológica. Es una herramienta muy potente que a nosotros nos permite sensibilizar a nuestra población. No la hemos inventado, viene de movimientos sociales, sobre todo de la India, y también de Latinoamérica, del sudeste asiático y Latinoamérica.

Mdh: ¿Qué repercusión han podido recabar ustedes en Europa y aquí, en Bolivia y Argentina?

En Europa todavía hoy el tejido social es solidario. Es tejido social solidario, habría que decir de milagro, porque estamos sufriendo un proceso de macdonalización, que no solo que te abren McDonalds, sino que te impongan un chip en la cabeza de rompe redes, de individualismo....eso todavía no se ha dado, el proceso extremo, y todavía hay redes que se cuestionan cosas. Se cuestionan que en Europa hemos perdido nuestro tejido rural.

Les contaba a los compañeros, que tenemos menos de un 2% de población agraria activa. Y de ese 2% no todos son campesinos porque está la agroindustria incluida ahí. Pero no son campesinos, son gente que trabajan en una oficina de grandes ciudades.

Entonces, hemos perdido los campesinos. Y perder los campesinos ha significado perder nuestros paisajes, nuestras agroculturas.

Agrocultura es no sólo saber cómo se producen nuestros alimentos. Es abastecer de alimentos para tener esa cocina mediterránea, por ejemplo. Eso ya no hay más. Es imposible. Yo no puedo cocinar los platos que hacía mi abuela porque ya no tenemos los productos, no existen más, se perdieron. Hemos perdido la biodiversidad, entonces, partimos de esa reflexión local, del desastre que ha supuesto la agroindustria en nuestra tierra, en nuestro país.

También existe esa solidaridad que os decía, pensar ¿y allá que pasa? Porque en Europa los medios de comunicación cooptados por esa agroindustria, dan un mensaje de viva la soja que está dando de comer al pueblo argentino.

Nos comentaba el compañero Jorge Rulli (1) que mediante soja se crean divisas y con divisas se pagan intereses de la deuda y también los planes asistenciales.

Pero existen los límites ecológicos en la producción y los límites están llegando ya, desde el momento en que los campesinos tienen que drogar la tierra, darle insumos químicos para que produzca, estamos al límite ya del recurso y no siempre se va a poder desmontar, no sólo por los desastres naturales como la inundación que ustedes sufrieron que está íntimamente ligada, estrechamente relacionada, eso nadie lo puede negar, con los desmontes y con el modelo monocultivo de soja. No sólo es eso, es que ya llegará un momento en que se acabó la frontera forestal, entonces ¿dónde vamos a cultivar? ¿Qué coste está teniendo eso?

Entonces, el pueblo europeo cuando se le llega con este mensaje de que el modelo sojero no es riqueza para el pueblo argentino, además esa riqueza, por el modelo en sí mismo y por su idiosincrasia, está concentrándose. El pueblo argentino la está sufriendo, es lo que estoy viendo estos días. Lo que estoy viendo con los compañeros de la Mesa por la Soberanía Alimentaria de Santa Fe, hablando con el Grupo de Reflexión Rural, conociendo las experiencias de los pueblos en concreto. Es mentira lo que nos están diciendo allá.

Entonces, yo quiero recoger un poquito, un granito de arena, para decir oigan, los números internacionales no cuadran pero es que además la realidad de allá no es así. El pueblo argentino está siendo subyugado una vez más, ahora con el modelo sojero. Y eso es lo que estamos intentando.

Mdh: A nosotros nos preocupaba un poco el tema de la valorización, el problema de la Deuda Ecológica. Nos preocupaba un poco el tema de si la cuestión valorización no invita a considerarlo como una mercancía más, a mercantilizar.

Xavier: Es un riesgo. Cuando estuvimos de charla en la Facultad nos decían ¿cómo puedes ponerle precio a la vida? Y no, es que no lo intentamos ni lo queremos. Solamente queremos visibilizar que es tal falacia lo de la deuda externa con estos pocos números que así los sacamos. Pero evidentemente no queremos poner precio a las semillas, no queremos patentar las semillas, las semillas son patrimonio de los pueblos campesinos indígenas. No, no se puede poner precio a la vida.

Pero es una herramienta para visibilizar y decir cuidado, ¿de qué estamos hablando? Estamos exigiendo una deuda externa y nosotros tenemos esto.

¿De qué estamos hablando? Es una forma de que la gente despierte. Hay que ingeniárselas, inventárselas, sacar ciertos números para que la gente reaccione. Tienes razón tendría que haber dicho que no queremos mercantilizar la vida, porque si pusiéramos cuatro números la cosa sería terrible. Entonces para eso nos sirve deuda ecológica, para sacar a la luz eso.

A nosotros en nuestro país nos puede servir, por ejemplo, para presionar al gobierno y decir basta ya, condonación de la deuda. Son números sobre la mesa, Señores basta ya. Estamos en interlocución, haciendo cabildeo con el gobierno español y el gobierno catalán para decir basta, nosotros decimos de cojonadas hablando mal, de huevadas dirían ustedes. La deuda ominosa no sólo es que ya se pagó con creces, sino que además no tiene ningún sentido. Nosotros seríamos los que debemos muchísimo a ellos. Al fin y al cabo el proceso de capitalización de la agroindustria se da porque ustedes suministran la soja si no desaparecen, porque ustedes suministran la soja y porque existe un mercado o se están abriendo nuevos mercados.

Pero bueno, es una herramienta, no la solución definitiva. Hay otras propuestas, hay gente que habla de mochilas ecológicas.

Pero deuda ecológica, a nosotros en mi país que están muy fuertes las redes por la condonación de la deuda, les facilita una herramienta fuerte, primero para sensibilizar y luego para encararse a los gobiernos y decir basta.

Mdh: Para hablarles en su idioma.

Xavier: Si, siempre cuando tú le hubieras indicado, cuidado, no estamos poniéndole precio a las cosas. Estamos diciendo para que vean los impactos y nos dejamos muchísimas cosas, pero para que vean los impactos meramente monetaristas de lo que ustedes están haciendo.

Mdh: ¿Cómo piensan el modelo de consumo? Porque el mundo del capital organizó un mundo donde comen algunos y donde otros no comen, que tiene determinadas normas de producción y determinados sectores de producción, como por ejemplo la agroindustria que vos citabas, que da de comer a los chanchos con la soja argentina. Entonces, suponiendo que sensibilizamos y desmontamos la agroindustria ¿cómo sería ese modelo de producción y de consumo alternativo?

Xavier: Ahí entramos en lo que es soberanía alimentaria y lo que son los modelos de producción bajo ese paraguas de soberanía alimentaria.

Nosotros estamos porque los países tengan autosuficiencia, pero cuidado que esto no es autarquía. No estamos diciendo que los países tengan que producir todo. El día que nos digan que tomemos café de Almería diría que no, que es transgénico porque allí no puede crecer café, seguro.

Lo que estamos diciendo es que los pueblos tienen que tener la capacidad y el poder de decisión de ver qué producen y quienes lo producen y de qué manera se consume, entonces todos los pueblos, al fin y al cabo la agricultura y los pueblos van de la mano, es una co-evolución, tienen 10.000 años de historia, se las han arreglado para ir alimentándose.

Entonces, revalorizar esa agrocultura local, revalorizar las semillas, volver a lo autóctono y avanzar por ahí. No estamos hablando de volver a las cavernas. Estamos hablando de que con esas semillas se pueden mejorar, como lo han hecho los campesinos por miles de años, sin necesidad de la biotecnología, de la ciencia dura que decimos allá, se puede mejorar, se puede avanzar generando más empleo. Hay estudios que lo datan, estudios buenísimos.

Tenemos un investigador en España, de origen alemán, Jorge Riechmann, que tiene una enciclopedia sobre el tema de que las culturas campesinas, los modelos de desarrollo campesino generan riqueza, la riqueza distribuida. Entonces apostamos por eso. Apostamos por modelos que respeten el equilibrio, los ciclos y la plasticidad de los ecosistemas, por empoderar, por devolver las herramientas a los campesinos y campesinas para que produzcan alimentos y defender los mercados locales. Yo no sé cómo están acá pero en mi país los quieren desmontar a favor de Carrefour, de Wal Mart…. No, basta, se acabó, no los necesitamos.

Han funcionado, han distribuido riqueza, han generado empleo. Queremos que no nos acaben de matar ese tejido rural que por lo que vamos conociendo existe en todo el mundo. Al fin y al cabo recordemos un poco que del monto total del comercio de alimentos en el mundo, sólo el 10% es comercio internacional. El resto, el 90% son comercios locales, comercios interregionales. Ahí es donde se distribuye riqueza.

¿Por qué es tan importante el comercio internacional? Porque está controlado por las corporaciones, porque concentra dinero, no distribuye, concentra dinero.

No, basta. Obvio que ha de existir un mercado internacional, si no no voy a tomar mate en España. Pero en las condiciones en las que le permita al productor, primero abastecer aquí su mercado interno, garantizar su soberanía alimentaria y cuando vayamos al mercado internacional ya hablaremos en qué condiciones, evidentemente con el máximo control posible por parte de los pueblos, que garantice un precio soberano o justo.

Pero desde luego, fortaleciendo los mercados locales, fortaleciendo los mercados regionales, que son los modelos de distribución de riqueza y sobre todo que podemos controlarlos nosotros.

Mdh: Haciendo un poco de posibilismo, porque esto estaría en una posición antagónica con el proceso de unificación de Europa, además significa de alguna manera una negación de avances tecnológicos, que por lo menos desde hace 10 o 15 años atrás han invadido la vida cotidiana de millones de personas. ¿Por dónde va la cuestión? ¿Es posible reencausar algo que ya ha sido desviado por otro lado?

Xavier: Si, es absolutamente posible. ¿Y por qué estamos hoy en la situación en la que estamos? ¿Por una maldición bíblica? No, es una voluntad política.

En Europa se invierte más de la mitad del presupuesto de la Unión Europea en que las cosas vayan así. Más de la mitad, el 60% se dedica en el tema de la agricultura a fortalecer y favorecer la agroindustria. Es así. Los campesinos no huelen un euro, no les llega nada, migajas apenas. El grueso, el monto fuerte se lo queda la agroindustria, además es un poder político muy fuerte, es un lobby de los más fuertes de la Comisión Europea.

Entonces revirtamos esas políticas. Además esas políticas se hacen con el dinero de todos, decimos en Europa, es mi dinero, dinero público, y no quiero que vaya allá. Quiero que sirva para que los campesinos puedan mantenerse en el territorio, para que haya una sanidad pública, para una serie de cosas que es lo que denominamos Estado de Bienestar, que son derechos de todas y todos. Entonces, yo quiero que vaya para allá.

Entonces, a lo práctico. ¿Pero se puede hacer?

Claro que se puede hacer. Un país con un índice de desarrollo humano altísimo: Noruega tiene soberanía alimentaria, es autosuficiente en lo que se puede proveer, lo que no lo importa. ¿Por qué? Porque tiene unas políticas, además con participación ciudadana, que lo garantizan. No se cierra un mercado público en Noruega. No se atreve el gobierno noruego. No se cierran, están abiertos, los campesinos van y venden directamente su producción, la gente lo valora, es una riqueza.

Pues claro que se puede hacer. El derrotismo no tiene sentido porque esto es una construcción que han hecho los hombres y nosotros, yo creo, podemos revertirlo.

Además a todos los niveles. No sólo en la Comisión Europea. En el momento en que se empiezan a hacer experiencias de producción agroecológica, en el momento en que se empiezan a conectar cooperativas de consumidores con cooperativas de productores, ya se están haciendo cambios, ya se le está dando la espalda al sistema de consumismo.

Y eso no es exclusivo europeo. Esto se ha visto aquí. Yo en estos días he estado visitando unidades de producción agroecológica como "La verdecita" (experiencia que lleva adelante el CEPSGEN, Centro de Estudios Políticos y Sociales sobre Género, en el noreste de la ciudad de Santa Fe), que está aquí al lado y que me parece que es un símbolo todavía, pero hay que ir por allá.

Mdh: Ahora, el problema es que los números mandan. La duda que se nos plantea con esta cuestión es que los tipos hacen un sistema para producir más soja, por ejemplo. Después se jode el ambiente, se pudre todo, pero los tipos hacen un sistema para producir más y con menos horas-hombre. Ese es un problema que ¿cómo hacés para cambiarlo?

Xavier: Es cierto. La gran duda que teníamos nosotros al venir es que, como te dije, si realmente no le haríamos un daño al pueblo argentino si dijéramos no, basta de soja. Porque nos pintaban que la soja era una maravilla y cuando estamos paseando por Bolivia y hablando con los campesinos te decían lo siguiente: estoy produciendo soja porque es con lo mejor que me gano la vida. No grandes terratenientes, pequeños campesinos, gente que vivía en unas chocitas y que para ir a la escuela los niños tenían que andar casi 20 kilómetros. No son gente privilegiada. Dicen esto a mí me está dando de comer, pero también te decían si tuviera otra alternativa probablemente me iría a la otra alternativa. Es decir, si yo pudiera ir con mi producción al mercado local y tuviera un mercado donde venderla, me iría. Y sobre todo, también nos decían, si yo se que esto es, a ciencia cierta, un trabajo de sensibilización que hay que hacer, al menos en la provincia de Santa Cruz, si yo supiera que la soja mata la tierra, porque allí los que hacen la propaganda a la soja es Monsanto, lógico que te van a decir que todo es maravilloso, que todo es increíble. Pero si yo supiera que la tierra se me muere yo no planto soja, de ninguna manera, porque si se muere la tierra me muero yo.

Entonces vamos a ver por qué les va tan bien a estos señores en el mercado de la soja. Pues porque ahí hay todo un contexto que favorece que le vaya bien a la soja. Si estos señores dicen mire, usted produzca lo que buenamente pueda o quiera y va a tener un mercado de abasto en condiciones, y le vamos a facilitar infraestructura, y le vamos a dar ayuda en créditos suaves, en fin, toda una serie de medidas políticas que se pueden llegar a tomar para que usted pueda salirse, ese señor se va a ganar la vida y no sólo ese señor, es que va a ser un nuevo contrato social.

Es que el conjunto de la ciudadanía va a tener toda la cantidad de productos que ustedes tienen en su gastronomía, en su dieta, en su control alimentario, a su disposición. Esto evidentemente el campesino no lo puede hacer solo.

Pensamos nosotros desde Europa, sobre todo porque campesinos allá no quedan, entonces por eso hablo de un nuevo contrato social donde se aúnan consumidores con productores. Nosotros lo vemos así.

Mdh: Yo me refería en general, a los Cargill, a los Vall Companys a esas empresas que ganan mucha plata teniendo mayores rindes con menos salarios pagados.

Xavier: A esta gente hay que darles por diferentes ángulos. Si la Argentina deja de producir soja para España, es un mazazo enorme, no se recupera. Si además los ciudadanos europeos les hacen boicot, les sabotean las plantas - esto puede pasar, yo lo veo lícito - dejan de consumir los productos que intentan vender en los mercados locales, les dan la espalda, eso es un mazazo fuertísimo. Y si además los países del Este de Europa, que son los que reciben en última instancia los chanchos, les cierran el mercado, esa gente se muere.

Hubo una anécdota de un boicot que le hicieron a la compañía Nike en la ciudad de Nueva York los chicos de la calle, los chicos con una degradación social muy fuerte. Fueron y les tiraron las zapatillas en una tienda de un centro comercial muy grande. Y un chaval dijo una cosa que me impactó. El chico le dijo al gerente de Nike que salió delante de los medios a poner paz: mire, usted nos necesita a nosotros pero nosotros a usted no.

Vall Companys, Cargill, necesitan de la soja argentina, necesitan de los mercados del Este, pero los argentinos, los pueblos del Este no necesitan a Cargill. Se les puede dar la espalda, se puede vivir sin ellos, pero ellos sin nosotros no. Entonces si el pueblo argentino empieza a empoderarse, empieza a tomar las riendas de su destino y dice mire, la soja se la hace usted en su jardín, Cargill se va al carajo y si el pueblo catalán le dice a la agroindustria catalana, usted se quedó sin ayudas, porque ojo, sólo son rentables con el dinero de todos, esa tecnología sólo es rentable con los impuestos.

Si tuvieran que competir en ese libre mercado que tanto pregonan, quiebran, los costos son imposibles. Si tuvieran que pagar los costos ambientales, si tuvieran que pagar sueldos justos -que no los pagan-, si tuvieran que pagar lo que cuesta...No, se van al carajo. Necesitan subvenciones, marcos políticos, y si todo esto lo revertimos se van al carajo y no pasa nada. Pasarán a la historia como una pesadilla.

Pero pueden pasar a la historia pues son gigantes con pies de barro. A nivel de biotecnología te cuento una anécdota que es ilustrativa. El Deutsche Bank recomendó a sus inversores que no invirtieran en biotecnología porque eran mercados muy inseguros, dependían de muchos factores que no eran seguros, entre otros la voluntad popular, la voluntad de los consumidores europeos que dicen no a los transgénicos, la voluntad de los productores latinoamericanos que pueden decir yo no produzco transgénicos. ¿Ahí que pasa? Pues se va al carajo Monsanto, se va al carajo Cargill, se queda sin nada. Yo creo que va por ahí.

Mdh: Otra cosa que nos llamó la atención es la apelación de la campaña "No te comas el mundo" a la segunda persona. ¿No hay allí una generalización? Porque los que se comen el mundo son los empresarios de las agroindustrias y no el común del pueblo.

Xavier: Yo creo que no. Lo que pasa es que se interpela a la persona de tú o de vos y se dice "no te comas el mundo" conforme primero a que no te quedes dormido, que sería ya una forma de comerse el mundo, ya por omisión de dejar que los otros hagan, sobre todo si es en tu casa y por otro lado incitar a uno de los perfiles políticos que tiene hoy el ciudadano que es el consumo.

Cuando dices "no te comas el mundo" es que cuando una persona vaya al mercado opte por ir a un mercado local, opte por productos de comercio justo en base a soberanía alimentaria - cuidado porque el comercio justo hoy y la agroecología ya empiezan a ser también nichos de mercado - pero bueno, que tenga ese consumo crítico y cuando le venga el Sr. Oscar Mayer con sus salchichas de cerdo o el Sr. Tarradellas con sus lonchas de jamón crudo producido por Vall Companys, bueno estoy dando nombres que para mí son conocidos pero para ustedes no, pues diga no, basta, mierda. Esto está jodiendo a la chacinería de este hombre que se que está ahí con su granja, que está haciendo las cosas bien. Se trata de eso, se trata de tú que tienes ese poder de consumar esa acción de crítica, de reflexión, utilízala.

Evidentemente el tú va sobre todo para el de arriba y por eso también tiene su línea de cabildeo, de presión a nivel institucional para que se acabe la ayuda a esa gente, para que se les cierren las plantas porque no cumplen ninguna normativa. Piensen que en la región de donde es un compañero no se puede beber agua del grifo porque las granjas industriales, con tantos miles y miles de cerdos han contaminado todo. El suelo ya no es fértil, no se puede beber agua. ¿Qué vida es esa? Y ese tío encima no paga los costos ni nada, los pagamos todos. Paga el rey, como decimos en nuestro país, lo paga el pueblo. Es una vergüenza.

Cuando le decimos a la gente "no te comas el mundo" es eso, conciencia crítica e interpelación a esa gente. Con esa gente se les va a hacer escraches, boicots, esa es la idea.

Mdh: ¿Es posible una suerte de coexistencia pacífica con el capitalismo?

Xavier: No. Es difícil. Evidentemente el enemigo ni es tonto ni está desunido, es un bloque compacto que además tiene muchísima experiencia y tiene memoria histórica.

Cuando nosotros decimos no compre usted a tal, no nos quedamos ahí. Cuando decimos no, estamos diciendo también sí. Sí a los mercados locales, sí a los productos de temporada, sí a un comercio en base a la soberanía alimentaria. No estamos dejando a la gente ahí nomás. Espabílate, entonces aparece Nestlé por ejemplo, con su línea de productos ecológicos. No, ¿qué estamos haciendo?. Entonces, ¿es compatible el capitalismo con soberanía alimentaria? ¿Es compatible la agricultura transgénica con la no transgénica? No, ¿cómo va a ser compatible si la una contamina a la otra?

¿De qué estamos hablando? No es metafísica, es el suelo, es la vida. Vamos a dejarnos de estupideces, no se puede hablar de control político y descontrol político. Son cosas que no calzan, son antagónicas. Entonces, soberanía alimentaria no es capitalismo, basta, es un nuevo paradigma, es otra forma, es tomar las riendas de la vida.

Y bueno, me comentaba aquí el compañero Luis Carreras, presidente del Centro de Protección a la Naturaleza de Santa Fe, que os explicase un poco la perversión de estas políticas y cómo favorecen a la agroindustria.

En España, como ustedes saben, se consume mucho aceite de oliva. Es el pilar de las culturas culinarias de España y de gran parte del Mediterráneo, Grecia e Italia.

España es deficitaria en cuanto al aceite de oliva, no produce todo lo que se consume. Pues la política agraria europea en vez de incentivar y ayudar a los pequeños productores del sur de España que es una zona muy pobre, no se imaginan, parece que Europa fuera el país de la cucharita de plata, mentiras, hay zonas realmente deprimidas.

Pues en vez de intentar ayudarles, crearles infraestructuras, que la gente no tenga que emigrar por desespero del campo a la ciudad a hacer villas miseria, que allí también las tenemos, pues en vez de eso la Unión Europea está obligando a los productores a arrancar olivos.

¿Cómo se entiende eso? ¿Cómo se entiende que además los olivares tradicionales, los de ladera que además impiden que se erosione el monte, están siendo arrancados? Olivares que tienen un valor ecológico y cultural fundamental. Pues arrancan esos pero ayudan a los olivares intensivos que utilizan mano de obra esclava para trabajar, a los inmigrantes en condiciones infrahumanas.

¿Y todo esto a qué responde? A una voluntad política de acercar Turquía, o la oligarquía turca porque esa oligarquía hace años que está trabajando fuerte en aumentar sus producciones de aceite de oliva. Eso sería una concesión para entrar a Europa sin otras ayudas. Hay toda una mafia política ahí de "yo te doy, tú me das" intentando de no perjudicar a sus oligarquías en cada país. Es una vergüenza. Los tironeos sirven para matar a nuestros campesinos.

Hay un genocidio planificado de campesinos. Yo daba también el dato de que en la Europa de los 25 cada minuto se está perdiendo una explotación familiar agraria. Cada minuto. Es una locura.

En Polonia, que acaba de entrar a la Unión Europea, ha perdido ya un 10% de tejido agrario. No hace ni cinco años que entraron y ya perdieron un 10%. Es criminal.

Es una política de genocidio. Están matando a la gente, mucha gente se suicida de desespero en el campo, los están expulsando de su lugar, los están desarraigando. Es una guerra abierta y ahí es donde nos revuelven.

En mi país queda el 2% de la población agraria pero más de la mitad, mis padres vienen del campo, los expulsaron del campo, no pueden ganarse la vida y se están añorando y no saben cómo volver al campo. Y no van a volver al campo. A toda esa gente se la ha condenado.

Entonces ya basta, hay que revertir la situación.

Mdh: Vos comentabas antes del reportaje que hay cuestiones culturales, como sería la yerra aquí, que la tienen prohibida, que se están perdiendo. ¿Podés comentar un poquitito más?

Xavier: Por eso la necesidad de un nuevo contrato social. En mi país ya casi no quedan campesinos y no tienen ayudas de nadie. Están dejados en las manos de Dios, como decimos.

Los gobiernos se permiten hacer barreras sanitarias internas. Ustedes conocen las barreras sanitarias que pone la Unión Europea cuando no le interesa que un producto ingrese. La oligarquía del plátano en Canarias, cuando no le interesa que ingresen plátanos de Ecuador, de la oligarquía de Chiquita, ponen barreras sanitarias. Una forma de poner aranceles que permite la OMC; pues también están poniendo barreras sanitarias internas para acabar de destruir a nuestros campesinos.

Que quiero decir, es una práctica cultural que además es una gran fiesta en mi país, hacer la matanza del cerdo, o sea, las familias tenían normalmente dos o tres chanchos que criaban en casa con los restos de la cosecha, restos de la comida en casa y cuando llega el San Martín, cuando llega la fecha se hace una fiesta muy grande que se invita a los vecinos, que se hacen comidas populares, con música, que están muy arraigadas, que son muy bellas y entonces matan cerdos y ese mismo día se van haciendo todos los embutidos. Es la base cárnica de nuestra cultura.

Pues al gobierno no se le ocurrió otra cosa que prohibirlo porque era antihigiénico. Mentira, había un veterinario en la matanza, y de verdad os aseguro que era impoluto, estaba todo limpísimo, las mujeres, las niñas, parece una mesa de quirófano.

No es verdad que sea antihigiénico, es un producto sanísimo, porque en el momento, frescos, ya se llevan a los secaderos que tienen cientos de años, que han funcionado y nunca han dado problemas.

¿Lo han prohibido por qué? Pues porque hay una línea industrial de embutidos. ¿Quién puede cumplir las normativas sanitarias de un gran matadero? ¿Qué familia va a un matadero para hacer una matanza?

No, eso sencillamente obedece a una voluntad de la agroindustria de cooptar esos mercados que son culturalmente nuestros y lo han prohibido y claro esa ha sido la debilidad del campesinado, no tener ese contacto social, esa ayuda que en Francia si se da. En Francia el día que les tocan el campo hasta el más urbanita que vive en un rascacielos se rasga las vestiduras porque lo aman. Es su identidad.

Los franceses podrán tener muchos matices, esto que acabo de decir, pero a su campo lo aman y no permiten ni quieren que se pierda. Hay una experiencia que me parece que es buena conocer. Cuando en Francia localizan un campo transgénico de maíz, se da un proceso de siega voluntaria. No son solo los campesinos, es toda la comunidad la que está invitada. Van miles, miles de personas a un predio igual de 50 hectáreas. Miles de personas en marcha y lo siegan, sea de quien sea.

Lo siegan porque dicen esto es un atentado contra nuestros campesinos, contra nosotros, contra nuestra cultura, nuestra alimentación. Y lo hacemos descontaminando, dicen.

Lo descontaminan y cuando llega la policía y pregunta quien ha sido, quien es el líder, miles de personas firman, todos nosotros hemos sido, encáusenos, llámelo al juez y que nos venga a buscar a todos.

Ver como están campo y ciudad unidos y como luchan por su campo es una muestra muy rica, esto de los segadores voluntarios. En nuestro país, pese a que existen redes sociales, todavía no hemos llegado a eso. Recién ahora los movimientos antiglobalización empiezan a incluir las reivindicaciones de soberanía alimentaria.

Las políticas públicas fueron para decir el campo es una cosa del pasado, no necesitamos campo con campesinos, el futuro es industria, los servicios.... No, basta.

Un país, un pueblo sin campesinos es un pueblo perdido y mira si lo saben los Estados Unidos que no permiten perder su tejido agrario. Es demencial.



Opiná sobre este tema
En Cataluña no comemos soja. Entonces, ¿para qué quiere la soja la agroindustria? La quiere para engordar a los chanchos.
Crearon un marco político-jurídico para que el país se pusiera a rendir al máximo para servirles a ellos; es una nueva dependencia. Al fin y al cabo cuando hablamos de neoliberalismo, no deja de ser eso, una nueva dependencia.
La Deuda ecológica es una herramienta que intenta sacar a la luz la deuda que han contraído al desestructurar su sociedad, al destruir sus ecosistemas para producir soja.
En Europa todavía hoy el tejido social es solidario, le es de milagro, porque estamos sufriendo un proceso de macdonalización, pero todavía hay redes que se cuestionan cosas.

(1) En la edición 49, de marzo de 2005, se puede encontrar un reportaje a Jorge Rulli realizado por Enzo Vicentín

Existen límites ecológicos en la producción y ya están llegando. Los campesinos tienen que drogar la tierra, darle insumos químicos para que produzca. Estamos al límite del recurso y no siempre se va a poder desmontar.
Nosotros estamos porque los países tengan autosuficiencia. Esto no es autarquía, no estamos diciendo que tengan que producir todo, sino que los pueblos tienen que tener la capacidad y el poder de decisión de ver qué producen y quienes lo producen y de qué manera se consume.
En Europa se invierte más de la mitad del presupuesto en que las cosas vayan así. Los campesinos no huelen un euro, el grueso, el monto fuerte se lo queda la agroindustria.
El derrotismo no tiene sentido porque esto es una construcción que han hecho los hombres y nosotros, yo creo, podemos revertirlo.
Si el pueblo argentino empieza a tomar las riendas de su destino y dice mire, la soja se la hace usted en su jardín, Cargill se va al carajo.
Si tuvieran que competir en ese libre mercado que tanto pregonan, si tuvieran que pagar los costos ambientales y sueldos justos, se van al carajo. Necesitan subvenciones y marcos políticos. Si revertimos eso, pasarán a la historia como una pesadilla.
El control político y el descontrol político son cosas son antagónicas. Entonces, soberanía alimentaria no es capitalismo, es un nuevo paradigma, es otra forma, es tomar las riendas de la vida.
Hay un genocidio planificado de campesinos. En Europa, cada minuto se está perdiendo una explotación familiar agraria, cada minuto. Es una locura.
Ir a la Portada Siguiente ®