Biografías curturales

Santa Fe ha sabido hacerse un lugar en la historia de la cultura nacional, pero lo que los libros se han empeñado en ocultar es esa otra historia, que no por menos pretensiosa es menos valiosa.

Lejos de las luminarias que supieron llevar a Menchu Quesada al estrellato nacional en nuestra humilde ciudad (más conocida como "El Pantano" en las crónicas curturales nacionales) ha sabido forjarse un nombre que merecemos honrar como se debe.

Menchu Quesada

Una vida oculta al servicio del underground bizarro

Por Maytland Goyeneche

Puede que el nombre y el apellido suenen relacionado con livianas películas del star sistem argentino de la década del 50 y 60, pero pocos conocen su labor en el género bizarro santafesino, en el cual ha desarrollado una vasta carrera como guionista, productora, directora y doble de riesgo en centenares de proyectos de la más variada catadura estética. "Siempre he estado fascinada por lo sobrenatural"-afirma como justificando su experiencia en películas como "El jubilado zombi" (Arg. 1962) "Terraplén de sangre" (Arg. 1965) "Aquella casa cercana al sindicato" (Quella villa accanto II sin dicati, Italia, 1974) por citar solo tres de las que fuera directora y maquilladora.

"Nací en un viejo caserón habitado por poetas locos y soderos siniestros, que siempre vestían de negro y tenían costumbres muy extrañas. Mi abuela iba todos los martes al cementerio a desenterrar a mi abuelo porque pensaba que aún estaba vivo, un tío acostumbraba cortarse las uñas de los pies con las muelas cariadas, ah, y un vecino que vivía en la pieza de mi hermano aseguraba que el diablo solía aparecerse debajo de su cama para hacerle proposiciones deshonestas. Teniendo en cuenta el ambiente en que crecí supongo que estaba destinada a dedicar mi vida oculta al cine bizarro de elite".

A pesar del destino, Menchu nunca pensó en convertirse en figura destacada del ámbito bizarro underground de los años 60 y 70. Estudió derecho y filosofía en la Universidad de Córdoba y si bien sus devaneos con el teatro la convertirían en estrella de madres y abuelas, el bizarro siempre tuvo un lugar en su corazoncito desde el día que se cruzó con las tripas de Narciso Ibáñez Menta en una orgia en la casa de Mercedes Carreras.

"Tenía una amiga llamada Juanita Sachetti, con quien editábamos un panfleto de poesía anarquista, ella quería dirigir cine y nos conectamos con Osvaldo Pacheco, el gurú de la cultura bizarra de aquella época de ácidos y cervezas".

Recordemos que Osvaldo Pacheco por ese entonces tenía fuertes conexiones con Fernando Birri, aunque luego la amistad se fué diluyendo por cuestiones políticas.

"Allí me di cuenta de mi capacidad de generar argumentos intimistas con dosis organizadas de tripas y damas en tetas. Eso sí, nunca descuidamos las actuaciones, la Sarli ya era un boom y no podíamos darnos el lujo de que una actriz tuviera mas talento que pechos. Aún así solo pudimos estrenar tres películas de los 323 proyectos que teníamos con la cooperativa que llegamos a constituir para forjar una cultura alternativa, eran tiempos de sueños revolucionarios".

Menchu dirigió a Pacheco en "Terraplén de sangre" que estrenó en el cine Doré con la concurrencia de cinco soderos que todavía frecuentaba de la época del viejo caserón. "Es una de las películas que recuerdo con mayor satisfacción" dice, no sin razón ya que Terraplén de sangre se ha ganado un lugar de privilegio en la historia del género por el hecho que se anticipara a las brutalidades que décadas mas tarde pergeñaría Rodolfo Ranni en "La herencia del tío Pepe".

Pero Menchu no se durmió en los laureles, al año siguiente se embarcaría en "El hígado del demonio" (Arg. 1966) donde se encargó del maquillaje y la continuidad, además de la reescritura en el guión de las secuencias de sadomasoquismo. "Fue una experiencia maravillosa, conocer a Hugo Maggi, que interpretó a un basurero de los Angeles fabuloso, nunca podría haber sido mas provechoso. Con Hugo escribimos el argumento de 20 films, incluida la línea argumental de Los Irrompibles, un western espagueti que nunca supimos si se llegó a filmar".

Y a pesar de las arbitrariedades del sistema nunca dejó de luchar por llevar cultura (curtura, una sola letra marca la diferencia entre lo impuesto y lo generado desde abajo) al pueblo y entre los proyectos fracasados fué una película que aún ahora, desde el geriátrico en que está internada, hace ingentes esfuerzos para conseguir fondos. Dicen que Lafranconi estaría dispuesto a largar los morlacos para financiar, por fin, la película definitiva de Los Mamelis. Todo el mundillo curtural santafesino está alborotado por participar del proyecto. Dicen que hasta tienen un mimo que habla dispuesto a trabajar ad honorem para lograr que el proyecto no naufrague de nuevo. Dicen, pero de todos modos ya no importa mucho. Menchu Quesada ya es historia, y como tal deberíamos recordarla.

De todas maneras Menchu nunca ocupó un merecido lugar en el corazón de los fans debido a su carrera de actriz que ocultó su faceta de insaciable realizadora dentro del género. Vaya, pues, este pequeño homenaje a un ser humano maravilloso que no se dejó atrapar por los encantos de la pacateria nacional en la que siempre estuvo sumergida.



Opiná sobre este tema
Menchu Quesada en una de sus primeras interpretaciones como "La virgen tarada"
Afiche original de "El hígado del demonio"
Amelia Vence atuando a las órdenes de Menchu en "La tía nefasta" en 1970
Menchu en una de sus últimas apariciones. En la premier de "El sindicalista del terror"
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