Breves de sábado (17/06/06)

La semana del padre

por Miguel Espinaco

Esta semana fue la semana del padre. Digamos primero que lo festejó la Selección Argentina reafirmando su paternidad sobre Serbia y Montenegro. Resulta que se habían enfrentado una sola vez hace dos años, el 11 de agosto de 2004 mas precisamente en los juegos olímpicos en Grecia, y Argentina también había ganado 6 a 0. Pero las paternidades no son siempre cosa tan clara, hay paternidades con disputas es tuyo, no, es mío, que sí, que no.

Algo así había pasado entre Cavallo y Menem alguna vez, hace ya tiempo. Los dos, se peleaban - como en un juzgado de familia - afirmando cada cual ser el padre de la criatura. Y hoy de nuevo.

Aníbal Fernández salió, ayer nomás, a renovar este clásico de la política argentina que se repite cada vez que los indicadores se muestran con bandera verde. Dijo el Aníbal sacando a Lavagna violentamente del medio, que todas las grandes decisiones en materia de política económica adoptadas hasta ahora "no las tomó el ministro, sino Kirchner" y que todo lo que se hizo, en particular en materia de deuda externa, "salió de la cabeza del Presidente".

No me caben dudas de que ya Lavagna estará respondiendo que a la criatura que se tironean ambos contendientes, él la hizo con Duhalde, mucho antes de que el patagónico entrara en el triángulo amoroso, pero no importa. Ya escucharemos también a algún economista explicando que los ciclos económicos y que la devaluación y que el precio de los commodities…… o sea que el caprichoso piloto automático de la economía del capital resultaría ser el verdadero padre, aunque casi seguro se cuidará de decir que su destino irracional será el de parir tarde o temprano nuevas cenizas.

Y hay hijos que se quieren y también hijos que no se quieren. Hay que ver si no, el triste el destino de la crisis económica del 2001 que nos arrojó al infierno tan mentado por el presidente Kirchner. Ahora resulta que el FMI había esquivado el bulto de sus responsabilidades paternales en la debacle. Se supo, por ejemplo, que había sido tolerante con la "contabilidad creativa" - fijate que concepto tan artístico - durante las dos gestiones de Domingo Cavallo, que se dedicaba a maquillar déficit fiscales, con la ayuda de los presidentes del Banco Central. Los tipos se habían hecho los distraídos en un informe anterior, echándole toda la culpa a los funcionarios argentinos, y ahora una interna en el propio fondo monetario destapó la olla de la complicidad, que no sorprende a casi nadie.

Es así, fue la semana de las paternidades. Y ya que hablamos padres que reconocen y no reconocen hijos según la cara, vale preguntarse también qué pasará cuando la próxima ola del enloquecido piloto automático de la economía capitalista global deprima los precios de las exportaciones. Quién querrá hacerse cargo de la paternidad del país deforestado para plantar soja, de la tierra arrasada por los agroquímicos, de las reservas inexistentes que dejará Repsol que saca pero no explora nuevos yacimientos, de los niños que hoy no comen lo suficiente y que serán candidatos a llenar ghettos de pobreza o cárceles, culpa de la famosa redistribución del ingreso que se promete siempre para un futuro venturoso que nunca llega.

¿Quién querrá, a su momento, después que los capitalistas serios se llenen otra vez bien los bolsillos, reivindicarse el padre de las vacas flacas?


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