Living Doña Mara por Ariel Espinaco Viernes 8 de diciembre de 2006. Zona de la terminal. La zona, siempre llena de mucho sexo en venta, está cambiada, con otro clima: mucha gente agrupada alrededor de los porrones espera para entrar a este flexible Living 33, que puede albergar un día a Los Natas y parecer un antro de rock fuera de época, jazz otros muchos días y parecer un escenario cortazariano, salsa otros días y trasladarse al Caribe, o un lugar todavía indefinido en el cual las bandas de distintos géneros, tanto de la ciudad como de otros lados pueden ir a mostrar sus músicas. Hoy es la noche de Doña Mara. Los afiches tan violetas que llenaron la ciudad durante los últimos días y los pines también violetas con una especie de ñ manipulada para significar otras cosas, así lo hacen notar. Adentro hace mucho calor, así que el porrón (bastante caro por cierto) se vuelve indispensable para aguantar la noche que, como siempre, se va a demorar más de lo previsto. El recital está anunciado a las once, pero no va a empezar hasta casi la una y media. Abre el recital Maurice con ese jazz tan lleno de influencias de todos lados, tan sucio de hip-hop y de funk que hay que buscarlo un rato para encontrarlo. Pero está ahí… atrás de un disfraz cada vez más funk que se completa con la llegada desde Paraná de G-Fonk que la descose arriba del escenario y parece cambiar a la banda por otra con mucha más fuerza. Termina Maurice y ya se nota que en el Living no entra más gente… la cerveza sigue saliendo muy rápido de la barra, y el público se va poniendo un poco más ansioso… Mientras, todo el mundo hace tiempo y mira su entrada en forma de pin y cada uno le encuentra un significado distinto. Como a las dos y media sube Doña Mara al escenario, encabezados por Mauricio (el Mauri para los amigos y para los enemigos también) que está más producido que de costumbre y tan suelto como siempre arriba del escenario. La banda ya tiene más de dos años pero algunos cambios de formación hicieron que hubiera largos períodos de ausencia de los escenarios. En junio de este año volvieron con todo, hicieron un montón de recitales, tocaron en la Bienal en la cual ganaron una mención, y se hicieron de un público fiel que parece imposible juntar en tan poco tiempo. Empieza el recital y de a poco la voz del Mauri (la ganadora de la mención), que parece poder ocupar kilómetros cuadrados, empieza a llenar el Living; el teclado de Pepe crea climas distintos a cada rato; la guitarra cada vez más eléctrica de José hace dudar de quién es el que está enchufado a 220, si la guitarra, él mismo o los dos; el Nico acompaña con el bajo adonde vayan, aunque no conforme con esto, se preocupa todo el tiempo por que la banda esté sonando como debe, habla por señas con el sonidista y acompaña en los coros; y Pablo le da a la banda una increíble onda jazzera desde la batería. La voz del Mauri tiene más y nuevas distorsiones que otras veces y no se terminan de entender las letras… la acústica del lugar no ayuda demasiado en eso. Aunque todo esto podría ser suficiente, esto no es todo en la noche: el afiche prometía invitados y el recital cumplía con la vuelta de G-Fonk al escenario participando en un tema arreglado para él y al rato con la voz del Poka de Peras de Olmo en otro tema que también parecía hecho para que lo cantara él. Una hora después el recital se había ido, sin bis y extrañamente sin demasiada gente pidiéndolo, Doña Mara dejó el escenario del Living ya seguramente hasta un 2007 que, si siguen con las pilas que traen desde la mitad de este año, los va a tener mejorando y aumentando su lista de seguidores. Opiná sobre este tema |
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