Colaboración

Historias de luchas que pugnan hace tiempo por ser escuchadas, que mostraron sus consignas y su fuerza desde cada rincón del país en Plaza de Mayo, diciendo no al saqueo y a la contaminación. Santa Fe estuvo también allí y así lo contó Cecilia en esta nota que recibimos sobre el cierre de la edición pasada.

El país del no me contamines

por Cecilia Fantini (*)

2.20 de la madrugada , salimos de Plaza España rumbo a la Plaza de Mayo. Vienen en el micro representantes de algunas organizaciones de Santa Fe (Centro de Protección a la Naturaleza , Asamblea Barrial de Guadalupe) y de Paraná (Foro Ecologista ). La Agrupación SOS Río Paraná de alguna manera presente, cedió banderas y volantes que llevamos para entregar. También viaja con nosotros un miembro del MST. En el camino se unirá gente de Villa Constitución, miembros de Centro Ecologista RENACER. Imaginamos que mientras vamos camino a Buenos Aires, otros tantos viajan desde numerosos lugares del país. La convocatoria inicial fue lanzada por habitantes de la Cordillera, aquellos que están luchando contra la instalación de minas a cielo abierto. Luego se unió la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú y la Renace, la Red Nacional de Acción Ecologista. Las adhesiones son innumerables, y corresponden a organizaciones de lugares tan distantes como Esquel, Bariloche, El Bolsón, San Juan, o Catamarca. Sabemos que las dificultades para movilizarse habrán sido muchas, un martes, día laboral, más los días de viaje, día y medio para aquellos que vendrán de lejos, sumado a los costos que implica, no será fácil. Veremos quiénes llegamos. Los medios se ocuparán después de los números, pero esta movilización supera esos datos. Es la primera vez en la historia de los reclamos, que el tema ambiental se lleva a Plaza de Mayo, y además que personas de todo el país confluyen en el esfuerzo y la idea.

9.20 de la mañana del 12 de diciembre, entramos en Buenos Aires, lugar de encuentro Plaza del Congreso. Muy temprano todavía, la concentración será al mediodía, para marchar todos juntos hacia el lugar del acto central. Tiempo que nos da para tomar unos mates y charlar de los problemas que cada uno de los que compartimos el viaje tiene en su lugar. Desplegamos las banderas que llevamos, y allí se mostraron las consignas que sintetizaban todo lo hablado: BASTA DE DEPREDACIÓN A NUESTROS RÍOS: SALVEMOS AL SÁBALO. O aquella otra que tiene que ver con el modelo productivo implementado en Santa Fe hace ya largo tiempo y que hoy nos está mostrando consecuencias nefastas, no sólo ambientales sino sociales: PAREN LOS DESMONTES. PAREN DE FUMIGAR. BASTA DE EXCLUSIÓN SOCIAL. NO AL MODELO SOJERO. Y la que surge del reclamo de otro diciembre, aquel del 2001, que entre otras cuestiones sembró la exigencia de la participación ciudadana en las decisiones políticas, como la forma de re-construir una representatividad quebrada para entonces: POLÍTICAS AMBIENTALES YA! GESTIÓN CON PARTICIPACIÓN CIUDADANA. Algunas personas comenzaron a acercarse para preguntarnos de dónde veníamos, porteños que pasaban hacia sus trabajos, mostrando su coincidencia con esta lucha, y también en el hormiguero de gente que transitaba la plaza se vio la indiferencia de quienes están demasiado habituados a concentraciones, y movilizaciones de todo color y signo.

10.30 Nos ubicamos al pie del Congreso, repartiendo volantes, mientras seguíamos esperando bajo un sol que ya nos deparaba un cruel mediodía. Los medios nacionales comenzaron a llegar, y de a poco entraban las columnas provenientes de Gualeguaychú, con su mar de cintas y banderas con el NO A LAS PAPELERAS. Sabíamos que vendrían en más de 20 colectivos, y que en aquella ciudad se decretaría asueto. En un rato más la plaza se atiborró de banderas, y de grupos de todo tipo. Bariloche, Corrientes, San Juan , Catamarca, Rosario, Esquel, Colón . No sólo organizaciones ambientales, sino también la Corriente Clasista y Combativa, el MST, el Partido Obrero, el PTS, las Madres de Plaza de Mayo, entre otras. Comenzamos a marchar con una temperatura ambiental que subía, como así también el nivel de algarabía y creatividad. Una enorme tela negra, sostenida por un centenar de personas, con todo tipo de basura cosida a ella representaba el Riachuelo. Un inodoro unido a una canilla gigante, como símbolo de lo que ese mismo río puede darle a Buenos Aires. O quizás sea al revés. Chicos muy jóvenes con antenas , y detalles de mutantes, con inscripciones en sus ropas: Yo fui fumigado, haciendo alusión a los agrotóxicos que se utilizan para la producción de soja. Murgas y batucadas. Las esperadas chicas de Gualeguaychú, con sus plumas y lentejuelas. Las banderas que denunciaban con nombre y apellido a los políticos responsables de no impedir el saqueo y la contaminación. Cánticos con la música de nuestros autóctonos Palmeras, allá sonaba como "Botnia Asesina", en vez del Bombón Asesino archidifundido. Un despliegue infinito de creatividad y dedicación. Y el intercambio de volantes y revistas , de mails, de teléfonos. La avidez por conectarse mejor, de coordinar acciones, que esto que estaba ocurriendo tenga otro destino, no lo instantáneo del encuentro.

12.30 ya en la Plaza , con un sol ardiente, en un acto sencillo se leyó un documento consensuado, donde se resaltaba la participación de tantas organizaciones, la problemática de los distintos lugares de procedencia de las mismas, la desidia del gobierno en materia ambiental, el pedido clarísimo de tomar las decisiones políticas necesarias a favor de la vida y la promesa que habrá otras marchas de este tipo si el gobierno no escucha estos reclamos. También se leyeron adhesiones de artistas, como Tarragó Ros, o Raúl Porchetto, y de políticos de distintas vertientes, desde Vilma Ripoll , Luis Zamora o Nito Artaza.

14.20 desconcentración. Cada cual a su casa. Y esto no significaba tomarse el subte, o el tren y en media hora llegar. En esta ocasión era distinto para muchos. A nosotros nos esperaba el micro a las 15 en la Plaza del Congreso para iniciar el retorno. La caminata de vuelta, fue con el cansancio del trajín, pero con la satisfacción de haber podido concretar lo que nos habíamos puesto como objetivo inicial, llevar las consignas de Santa Fe."Costó pero salió" diríamos después festejando. Se pueden hacer muchos análisis de los significados y cuestiones que se revelaron en esta marcha. Pero hay algunas cosas innegables. El centralismo es tan fuerte todavía, que si un reclamo no es llevado a Buenos Aires, ante las mismas puertas del gobierno nacional, no es visible, se convierte sólo en una problemática local de la que deben ocuparse gobernadores o intendentes. Lo de Gualeguaychú trasciende hasta la política nacional, por eso es tan pesado de sostener por cualquier retórica común. Por nuestro lado podemos decir, que el problema que Santa Fe hoy padece por la pesca indiscriminada es desconocida por la gran mayoría de los foráneos. Algunas personas, de Buenos Aires sobre todo, se nos acercaban para preguntarnos por qué el sábalo, qué pasaba con esa especie, no tenían idea que estuviera en peligro. El sábalo rioplatense es incomible por la contaminación. Los medios nacionales pusieron el énfasis en el tema de las pasteras, relegando a un segundo plano la presencia de otras provincias y otras situaciones que hace tiempo se reclaman y por las que se lucha sin tanta prensa. Una lástima, es una forma además de pasar por la zaranda de la desinformación, una realidad que está saltando por pura presión natural, a la luz. Algo que hay que ver como interesante, aunque ambos grupos todavía pueden mirarse de reojo, con cierta desconfianza, es que los movimientos sociales y los ambientalistas , pueden marchar juntos, no sólo por solidaridad con las luchas sino porque hay más en común en ellas que diferencias. La depredación de los capitales no sólo es hacia el ambiente, el ser humano es sólo un recurso más en la maquinaria productiva. La exclusión social es un efecto más del "desarrollo" impuesto a nuestros países, del que tienen que pagar la naturaleza con el hombre incluido. No hay hombre sin ambiente. No hay justicia social posible sino hay futuro garantizado. Y por eso las banderas del SÍ A LA VIDA son más aglutinantes, por un poder de síntesis que la sociedad misma parece intentar lograr. Sólo un suicida le dice NO A LA VIDA. Quizás por la simpleza de la frase, no haya muchas posibilidades de esquivarle el bulto con razones políticas enviciadas de oportunismo, sin parecer un verdadero idiota político.

Faltan muy pocos días para que se cumplan cinco años del "Argentinazo" como le dicen algunos, otros sólo "cacerolazo". Evidentemente mucho agua corrió bajo el puente, las circunstancias son otras, pero la representatividad no muestra un reparo absoluto. Por el contrario la brecha sigue existiendo, las exigencias de habilitar un verdadero diálogo político entre la sociedad civil y quienes gobiernan no es más leve, sino al revés, más preciso y conciente. Mientras se siga tildando de ambiental un reclamo, se lo sigue sometiendo a un espacio menos político. Lo que es más claro para aquellas organizaciones que vienen trabajando hace tiempo en ello, es que no hay salida posible , si no toman decisiones políticas los que tienen la responsabilidad y el cargo para hacerlo. Lo sabe un pescador artesanal del Paraná, lo sabe el biólogo comprometido, y mucha gente que sólo escucha y ve lo que pasa a su alrededor.

Debates y decisiones es lo que se está pidiendo. Voluntad política. Y esto no se exige desde una visión romántica, como un vocero del medioambiente, sino cargado del carácter político que esto conlleva. La oportunidad de hacerlo es ahora y urge, porque redunda decirlo, pero los tiempos políticos no son los de la naturaleza.

Hasta cuándo durará la ilusión que América Latina seguirá siendo el abundante y rico continente en recursos naturales, libre de la contaminación de los países centrales, por siempre jamás?


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(*) Integrante de la Asamblea Barrial de Guadalupe

La rueda de los econegocios según un volante repartido en la marcha

Yo contamino
Tú descontaminas
El (poder ejecutivo) firma las leyes, decretos, tratados bilaterales.
Nosotros (empresas, empresarios , bancos) nos repartimos las ganancias.
Vosotros ( técnicos, funcionarios, "honorables" representantes democráticamente elegidos) aprobáis las leyes que nos aseguran la viabilidad del negocio.
Ellos pagan con su vida y recursos naturales la ilusión de acceder a una vida digna, prometida por el progreso.

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