Crónicas Curturales 300, la película de Zack Snyder es la más fiel transposición de un comic a la pantalla grande, pero lo que vale es la historia, cuando el valor de hacerse cargo de lo que a uno le toca es lo que importa. Eso y otras inquisiciones. 300 - Lo que hay que hacer cuando el premio es la muerte y la gloria póstuma
por Maytland Goyeneche Breve cronología histórica La historia es pequeña, tan pequeña como gigante la hazaña. Leónidas, rey de Esparta, con su séquito de 300 espartanos detienen por un par de días el ejército persa de 250 mil soldados. Lo hacen en el desfiladero de las Termópilas. Solo el estrecho desfiladero anulaba la diferencia numérica. Hasta cierto punto tener menos soldados solo significaba tener menos muertos en batalla. Obvio que el resultado final sería la victoria de los persas y la muerte definitiva de los resistentes. ¿En qué radica la hazaña? Quizás la muerte agigante la gesta y solo se recuerden por el sacrificio, pero lo importante es que cuando no hay opciones la elección la hacemos igual, o lo tomamos o no lo tomamos. Leónidas se hizo cargo y tal vez eso sea lo importante. La Historia, esa que el posmodernismo se empeñaba en dar por muerta, recuerda la Batalla de las Termópilas (o Compuertas termales o Puertas calientes por los manantiales que allí había) y se ha ocupado del tema en varias oportunidades. Tanto el cine como el comic no podían ser menos. En 1961 Rudolf Maté dirige The 300 spartans, también conocida en castellano como El león de Esparta. En plena Guerra Fría, puede leerse en ella un claro paralelismo entre los persas y la Unión Soviética, así como entre la cultura occidental y el peligro asiático. En 1964 Héctor German Oesterheld publica con dibujos de Alberto Breccia el episodio de Mort Cinder titulado, precisamente, La batalla de las Termópilas en que el personaje principal, un viajero del tiempo, o mas precisamente, de la historia, recordaba su participación en la batalla haciendo hincapié en el valor y la desgracia de la guerra. Años más, Frank Miller, ya consolidado un genio en el mundo del comic internacional da a conocer al mundo su obra 300 en 1998. El mismo Miller declaró que su pasión por el mundo de las aventuras nació cuando niño de 5 años vio en un cine The 300 spartans. Finalmente en 2007 Zack Snyder dirige 300, basada en la obra de Frank Miller. No voy a hablar sobre la fidelidad de la película con respecto al comic, básteme decir que es la peli más lograda que se haya hecho jamás sobre una adaptación al cine de un comic. Seguida de cerca por Sin City, basada en otro comic de Miller. Y con respecto a la fidelidad de la película a la historia real, esa que a pesar del posmodernismo siguió rodando, en primer lugar nada que reprocharle: ni una película ni un comic tienen porqué ser fieles al original, al menos que se jacten de ello. Y en segundo lugar sí voy a hacer algunas observaciones. La democracia En muy pocos pasajes se hace referencia a la democracia (de la película y el comic, son exactamente los mismos) pero esos pocos bastan para dar por sentado que estamos en presencia de la clásica batalla del bien contra el mal. Si hace falta más solo basta observar a los enemigos de los espartanos, cuando no monstruos hechos y derechos, como los Inmortales, la guardia personal de Jerjes, que cuando se sacan los cascos revelan algo más que temibles adversarios, ¡¡¡son los orcos salidos directamente de El señor de los anillos!!!! Y si no, toda clase de personajes oscuros u amarillos, lo que sea pero bien diferentes a nosotros, acicalados, bronceados y esculturalmente esculpidos en un gimnasio de Miami y retocados por el bisturí de los cirujanos plásticos de Nip/Tuc. Aunque para ser sinceros, se nota bastante la mano del fotoshop en el cuerpo de los 300 espartanos, más parecidos a modelos de propagandas de perfumes que a recios soldados profesionales. Los espartanos defienden la democracia del avance bárbaro, una democracia que ellos desconocen ya que su forma de administrar el gobierno es más parecida al sueño de Hitler que al de Abraham Lincoln. Frank Miller dejó claro este punto para que los políticamente correctos detractores de su obra de arte (de eso se trata el cómic, sobre todo este comic, una obra de arte) tuvieran más bien cuidado qué argumentos utilizar para descalificar: "siempre he encontrado fascinante cómo las sociedades libres dependen de sus dictaduras internas para protegerse. Es decir, cuando estamos en peligro no enviamos al Congreso de los Estados Unidos, enviamos a los marines, que están entrenados y jerarquizados como los habitantes de un estado totalitario. Pero son nuestra línea de defensa, los necesitamos. Es uno de los aspectos paradójicos de esta historia que me encantan, que los menos democráticos de los griegos estuvieran defendiendo la democracia". No vamos a entrar a discutir políticas de estado porque la cosa se estiraría demasiado y este espacio es el menos indicado para hacerlo. Pero dejemos a Frank Miller con su postura ideológica, que es muy diferente a la mía, pero no dejemos escapar ciertas acotaciones que él hace, principalmente porque no soy ningún boludo, y que no me venga acá a defender posiciones totalitarias porque con ellas defendemos la democracia. Por empezar, los 300 espartanos no estaban solos como se establece en la obra, cada espartano tenía a su servicio a dos siervos, pero bueno, no habría quedado bien que los soldados que defienden la democracia lo hicieran custodiados por dos esclavos. Después, el ejército espartano estaba al frente de: 500 soldados de Tegea, otros 500 de Mantinea, 120 de Orcómeno y 1.000 hoplitas del resto de Arcadia: 400 de Corinto, 200 de Fliunte, 80 de Micenas, 700 tespios y 400 tebanos, además de 1.000 focenses y todos los locros, que no eran la comida de su fiesta patria sino los soldados que venían de Locris, una de las ciudades que estaba más cerca del desfiladero. Como bien dice Leónidas en la peli/comic los espartanos eran los únicos soldados profesionales, por lo que estaban al mando de todos los otros combatientes, ¿pero hacía falta hacer desaparecer a tantos otros pueblos griegos solo para que los 300 parecieran más valerosos?Típica brabuconada machista, me hace acordar a las pistolas de caños enormes que usan sus héroes en Sin City. Como si no se tratara de ser heroico, sino de ser más macho. Quién es más macho? Y hablando de machismo, el esfuerzo que hacen tanto Miller como Zack Zinder por hacer a la mujer como un elemento importante en la cultura no solo es ciclópeo sino también muy forzado y antinatural. Si ya todos sabemos que los griegos consideraban a las mujeres seres inferiores y que incluso como compañía sexual preferían un bello efebo (en la peli tenemos 300 de esos de lo más sabrosones) que la mas diosa de las mujeres. No vemos porqué los espartanos serían diferentes. En lo único que estos se diferenciaban de los demás griegos era que en lugar de dedicarse al arte del pensamiento se dedicaban al arte de la guerra, razón de más para preferir la masculinidad a la feminidad. Pero bueno, no hemos leído tanto como para asegurar las preferencias sexuales de los espartanos, y a juzgar por ciertos diálogos y por la vestimenta de los Persas Frank Miller tampoco. Dice Miller que se basó en las crónicas de Herodoto para hacer su comic, pero no aclara que hace una versión muy libre. A pesar de que él mismo reconoce que los espartanos eran hombres de pocas palabras no evita que esas pocas palabras fueran sentenciosas y excelsas, como las que decían nuestros héroes patrios antes de morirse: a Leónidas su propia mujer le advierte: "vuelve con tu escudo o sobre él". Históricamente no está claro quién lo dice, pero dramáticamente, queda bien que se lo diga la esposa, su amorcito, su reina. Otra: cuando llegan los mensajeros de Jerjes la mina habla muy oronda frente a los soldados de uno y otro bando, cuando el mensajero le hace notar la respuesta es contundente: "solo una mujer espartana da a luz verdaderos hombres". Es decir, una mujer espartana vale mucho más que cualquiera de otra nacionalidad, ni hablar de una musulmana que no puede ni pintarse los labios. Eso si, parece que la única mujer que tiene visibilidad es la esposa del rey, ya que a las otras no se las ve más que para gimotear cuando les llevan los hijos a la guerra o la preparatoria de los soldados. No importa, después de todo se trata de trescientos hombres que fueron a la guerra, y ya sabemos que las mujeres a la guerra solo van a curar heridas, y si se les ocurre hacer otras cosas las quemamos como a Juana. Belleza y fealdad, dos caras de monedas diferentes Ya apuntáramos mas adelante que los buenos son bonitos y los malos feitos, a pesar que el que se lleva las palmas en eso de la hermosura es precisamente Rodrigo Santoro, el actor que hace de Jerjes, el rey persa que sucediera a Darío, aunque totalmente ocultado en una maraña de bijouterí y de piercings estrafalarios no deja de notarse la belleza delicada del brasilero (aclaro en este punto que se trata solo de una observación personal, que para nada tiene que ser considerada una verdad inquebrantable, habrá a quien le haya parecido más hermoso Stelios). Pero salvando este desliz del cásting, hasta un espartano cuando es feo se convierte en malo. Ok, no lo hace de puro malo sino por despecho, se trata de Efialtes (que significa "pesadilla") que es un jorobado deforme a más no poder que se salvó del precipicio porque sus padres se lo llevaron antes de que lo sacrificaran por no ser digno de un espartano. Y dicho y hecho, lo primero que hace cuando lo rechazan del ejército espartano es traicionar a su pueblo (que después de todo no es su pueblo). Conclusión: a los deformes mejor tirémoslos a un pozo. A propósito, ¿vieron que feos son los talibanes? Aparte de feos son ridículos. En lugar de aparentar poder aparentan cualquier cosa. Lo único que tienen de imponentes es el tamaño. El tamaño de sus ejércitos, el tamaño de sus rinocerontes, el tamaño de su rey, que mide como tres metros y es lo más parecido a un travesti en una scola do samba. Cuando se presenta ante Leónidas aparece en una carroza que sería la envidia del próximo carnaval carioca. Y ni hablar de las uñas del persa, también muy grandes. Alguien debería hacer un estudio sobre sobre el pensamiento fascista y el tamaño del pene, seguro que podremos arribar a conclusiones de lo más interesantes. O sea... la película no te gustó La película sí me gustó, que pueda encontrar fallos no significa que no me guste ni que no la recomiende, tiene lo suyo, tanto cosas malas (que parece es lo único que encontré) como cosas positivas. Me gustó mucho el aspecto visual, el despliegue técnico, los efectos especiales, los trajes de todos los personajes (el hecho que se aparten de la realidad histórica no convierte un detalle en malo), me encantó como se agarraban a lanzazos, cuando le cortan la cabeza a un soldado espartano que parece que están rebanando una estatua griega y un montón de otras cosas, y me gustó sobre todo la idea principal de la película, que cuando hay que hacer algo, aunque cueste la muerte, hay que hacerlo, que es después de todo lo que trata la batalla de las termópilas: el valor. Y sobre este punto en particular, agrego algo más. Dicen que cuando los persas descubrieron un paso alternativo hacia la posición de los soldados que resistían, Leónidas dio libertad a sus aliados para marcharse, que los espartanos resistirían solos hasta las últimas fuerzas, pero tanto Frank Miller en el comic o Zack Snyder en la película o la cultura popular en general se olvidan de los 700 hoplitas de Tespias (quienes constituían casi el 100% de los hombres útiles de su pueblo contra el 5% de los espartanos) que se quedaron a defender el paso. En el caso de los hoplitas el "sacrificio" es muchísimo mas meritorio si tenemos en cuenta que su sociedad no tenía el carácter militarista de los espartanos, para los cuales huir hubiera significado la más baja de las vergüenzas. Y si hablamos de valor, en los muchachos de Tespias tenemos uno mucho mas grande, si es que se trata de tamaño. Pero bueno, los espartanos eran los que tenían el mando militar, los organizadores, los soldados profesionales, en cierta manera, los responsables. Y está bien que ellos se lleven los laureles, después de todo se trata de figuras míticas, referentes para que podamos ir construyendo nuestra propia identidad. Nada cambiaría si en lugar de un espartano tuviéramos un tespiano. Buenas noches. Opiná sobre este tema |
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