Carne Viva tiene olor
a Santa Fe

por Juan Altamirano

Once de la noche, las luces se apagan y los chiflidos presagian la llegada de los músicos. Luz sobre el escenario. Están los nuevos integrantes y el gigante Lucio en la batería. Se escucha levemente el inicio de "Caballos". Aparece Angelini. Avanza hacia el centro de la escena y antes de tomar el micrófono nos mira a todos como el protagonista de la naranja mecánica.

El boliche esta colmado y los fanáticos viven intensamente cada instante, el repertorio es amplio y recorre todos los discos de la banda, inclusive éxitos que nunca vieron la luz discográficamente, "Caballos", "Dame un papelito", "El se acostó", "Quiero ver Nena", "Alimenten a los monos", "Comunicado" "Alto Verde", "El alma del vino" "Todo depende de nosotros", "La hija del diablo", "Todos te quieren", "La marcha del balero" "Aun no vine" "Picos de color ", son los mas aclamados.

Coro lírico, aquelarre afrodisíaco. De cada canción Angelini hace una deconstrucción, desarma las partes y las rearma en un segundo mientras fluyen los sentidos. Cada palabra, cada gesto del cantante narrador interpela abruptamente, es una carga de energía incontrolable que reafirma cabalmente en todo momento el porqué del nombre de la banda.

Lucio Venturini toca la batería con la misma justeza de siempre, nada de espectacularidad, no necesita exagerar ninguno de sus movimientos, sus golpes son perfectos, potentes, exquisitos.

Cuando el cantante prolonga indefinidamente su voz nos extendemos todos, hay una incitación a la acción a la insurrección de todos los micromundos sensibles ahí presentes.

Angelini invita a los fanáticos a jugar con su voces, redobla la apuesta y los saluda conjugando notas inalcanzables. "Hijo de re mil puta", alguien le grita al cantante entre descanso del pogo y el arranque de "Todo depende de nosotros". El gesto típico de los presentes era reír, y mirar al de al lado inconscientemente para encontrar la misma sensación de alegría y reafirmar que todo esto era absolutamente real.

Los dos nuevos integrantes de la banda son, Emiliano Yellati en el bajo y Facundo Gorostiza en la guitarra, de Capital Federal. Ambos músicos supieron interpretar a la perfección el modelo Carne Viva. Este nuevo formato es más potente hasta los temas más tranquilos como "El alma del Vino" o "alimenten a los monos" sonaron altísimos, con abruptos cortes de batería y distorsión. Yellati y Gorostiza se sentían constructores, lo estaban disfrutando, lo vivían como si fueran ellos los que volvían de un largo viaje al encuentro con su gente.

Luego de la arrolladora versión de "La marcha del balero", Angelini, Venturini, Yellati y Gorostiza avanzaron hacia el frente del escenario y abrazados saludaron al público. Lucio estaba totalmente emocionado, y daba la sensación de que necesitaba realmente un vaso de agua. Segundos afuera del escenario, el publico exigió insistentemente la concreción del tema bis. Tocaron "Picos de color "para la ovación final. Hacía calor y era unánime pensar en cerveza. Había un olor a "Carne Viva", que ni les cuento.


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Escuchá del disco "En el límite de la piel" de 1991 el tema Alimenten a los monos
Escuchá del disco "Hígado de Bronce - Parte 1" de 2002 el tema La perspectiva
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