Construyendo impunidad

por Javier González

No fue un testimonio más.

Lo que asombró y fue comentario de muchos, fue la precisión en los detalles, la porfiada memoria para recordar cada uno de los minutos pasados en los interminables días de la más horrenda de las pesadillas.

Contó, con la dureza que sólo puede dar la indignación ante la cobarde prepotencia, de qué manera el propio Etchecolatz, había sido uno de sus torturadores.

También, y a pesar de la edad y el parkinson, su voz supo contar cómo Patricia Dell` orto fue torturada y violada y cómo -a pesar de pedir clemencia- fue ejecutada con la saña, con la cobardía, con el demencial desparpajo que caracterizaron el accionar de los grupos de tarea de la dictadura.

"No me maten, quiero criar a mi nenita" fueron las palabras de Patricia antes de que su cabeza fuera llenada con el infame plomo de las balas asesinas.

Julio López pudo contar cada una de las cosas que vivió en esos terribles días, cuando la dictadura parecía eterna, con la firmeza necesaria y la dignidad intacta.

Pero esa dignidad, esa firmeza de un anciano con parkinson, esa valentía para enfrentar y denunciar a sus cobardes torturadores, era una peligrosa afrenta para quienes treinta años antes participaban de las orgías de la muerte y que hoy continúan sus vidas como si nada, como si fueran prohombres, casi próceres.

El 17 de setiembre se cumple un año de la segunda desaparición de Julio.

Seguramente las calles de La Plata que tantas veces lo vieran pasar fueron las mudas testigos de su desaparición, como treinta años antes, como con los chicos secuestrados, torturados y asesinados en la triste "Noche de los lápices".

¿Pero cómo preguntar a una calle, a un árbol o a un pájaro por los últimos pasos de Julio López?

¿A quién recurrir cuando la impunidad flota en el aire, cuando el Estado no puede o no quiere garantizar la seguridad de un simple albañil, testigo fundamental contra los torturadores y genocidas de ayer?

El gobierno de Kirchner supo ganarse el apoyo de las principales agrupaciones defensoras de los derechos humanos con hechos importantes, pero muchos de ellos sólo en el plano de lo simbólico, como la conversión de la Esma en museo de la memoria y el retiro de los cuadros de Videla y Bignone del Salón de Actos del Colegio Militar.

¿Pero qué esconde el silencio ante la desaparición de López?

La figura del desaparecido es terrible y todavía resuenan las palabras de Videla: "los desaparecidos no están, no existen, son una entelequia".

No es lo mismo saber qué pasó con Jorge Julio López, que esta incerteza, que esta amenaza latente que flota entre militantes y luchadores sociales, como una suerte de advertencia, como una suerte de promesa de que los secuestradores, torturadores y asesinos continúan con sus orgiásticas aventuras gozando de la impunidad, ante la vista gorda de los jueces, más preocupados por llevar a juicio la protesta social que por poner en evidencia que mucho de los mecanismos de los que se valió la dictadura asesina, continúan hoy tan aceitados como antes.

Hoy como ayer, el Estado Nacional invierte millones de pesos en tareas de inteligencia que sólo sirven para investigar a piqueteros y luchadores sociales. Millones que para algunos significarán un despilfarro pero que para los gobiernos son una inversión muy rentable para enfrentar el descontento social. Ninguno de esos millones ha servido para conocer qué es lo que ocurrió con Julio López o para dar con los responsables de su desaparición (otra vez esa horrible palabra).

Hoy cuando el invierno vive sus últimos días de existencia las cosas parecieran estar en el sitio que les corresponde. Mientras seguimos preguntándonos qué pasó con Julio López, los políticos se pelean y se hacen fraude, los empresarios lloran por nuevos subsidios y los trabajadores sufrimos las consecuencias de una inflación escondida que tira por el suelo nuestros salarios.

Como buen albañil, Julio López aportó sus ladrillos para la reconstrucción de la memoria, para hacer justicia, para condenar a los miserables, pero el Gobierno, lejos de tomar el ejemplo, sigue construyendo la impunidad.


Opiná sobre este tema

Titulo:
Comentario: (no más de 500 palabras please)
Firma:
E-Mail:
¬ Anterior Ir a la Portada Siguiente ®