Breves de sábado (22/09/07)

Las manchas del tigre

por Miguel Espinaco

Vos sabés que hay momentos en que las definiciones se hacen inevitables y ya no se puede más hacerse el distraído. Es así: no se puede estar siempre jugando a dos puntas y poniendo "cara de" mientras se es lo contrario, cacareando en un lado y poniendo el huevo en otro.

Por cosas así los disfraces no pueden llevarse puestos siempre, de a poco el maquillaje se va gastando, el tiempo va corroyendo, despiadado, todas las imposturas.

El próximo martes algo va a pasar: Kirchner va a hablar o no va a hablar de Irán, lo va a nombrar o no lo va a nombrar ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York y eso lo pondrá de un lado o del otro del mostrador.

Nadie piense, claro, que el tema es la justicia. La causa Amia es una excusa como cualquier otra para tocar el instrumento que cada cual elige en el concierto internacional. y esa elección es la que quedará marcada en la historia política de Kirchner y del kirchnerismo.

En este tema, las presiones empezaron temprano y todos se acomodaron en sus trincheras. La Amia y la Daia jugaron al te acompaño no te acompaño buscando seguridades que todavía no encuentran, de que la mención sería hecha en el foro mundial tal como ellos pretenden. El encargado de negocios iraní dijo lo suyo y se refirió a las tensiones que vive Irán y aseguró que si Kirchner carga contra su país en la Asamblea General de la ONU se interpretaría que la Argentina está a favor de una "guerra" contra su país. El comentario, evidentemente, no resulta exagerado si uno presta atención a lo que dicen a cada rato Bush y gobiernos como el de Francia.

A pesar de todas estas razones, la Daia tradujo las declaraciones del encargado de negocios iraní como una amenaza y su titular declaró que "no nos amedrentan".

La delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas, que se presenta a sí misma como la entidad representativa de la comunidad judía argentina, pone en tapa de su página web la noticia de que el candidato Lavagna declaró que rompería relaciones con Irán y que hay que cambiar la política exterior y pelearse de paso también con Chávez que es amigo de los iraníes.

Obviamente, esto de que la DAIA sería la entidad representativa de la comunidad judía argentina habrá que ponerlo entre comillas. En realidad, ha sido siempre una especie de representación diplomática paralela del estado de Israel, algo así como paraembajadores con licencia para presionar descaradamente y para decir lo que el ritual diplomático no permite. Mucho menos deberá pensarse que se trata de la representación de las familias de las víctimas.

La Daia es recordada por haber sostenido a Galeano y a todo el aparato de encubrimiento, es recordada por haberse opuesto a que se abrieran los archivos de la Side que Kirchner tampoco quiere abrir, es recordada por Beraja y por los acuerdos con Menem y, en el futuro, será recordada como la que avaló sin vacilar el dictamen elaborado por el fiscal Nisman que acusa a los iraníes, ese dictamen que según Laura Ginsberg de Memoria Activa, es nada más que un "refrito de los viejos informes de Miguel Angel Toma, que era jefe de la SIDE en épocas de Duhalde, hecho al servicio de un alineamiento internacional del gobierno argentino con las políticas de Estados Unidos e Israel".

El martes, entonces, se verá. Las decisiones serán inevitables porque no hay más opciones y lo único que no se puede es hacerse el distraído: o Kirchner no habla de Irán y recibirá entonces un tirón de orejas de estos embajadores disimulados de Israel, o Kirchner habla de Irán y así, habrá puesto su granito de arena al servicio del plan bélico de Bush, que quiere salvarse del desastre de Irak huyendo hacia adelante.

Feo, realmente feo servicio para un presidente que se presenta ante sus gobernados con ínfulas de independiente.

Claro, vos dirás y si habla qué, qué le hace una mancha más al tigre.

¿Pero cuantas manchas entran en un tigre?


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