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18º Encuentro Nacional de Mujeres Por Daniela Pierotti Encuentros Nacionales de Mujeres - Breve reseña Los encuentros nacionales de mujeres comenzaron en Argentina en 1985, al regreso del Internacional de Nairobi. Desde el primero, con alrededor de mil participantes, hasta el nº 18, realizado en Rosario los días 16,17 y 18 de agosto de este año, con alrededor de 18.000, la modalidad democrática, participativa y horizontal de los grupos de discusión ha sido defendida y practicada por todas las mujeres que participan, las que, como se ve, son cada vez más. Los encuentros se organizan desde Comisiones Organizadoras amplias que funcionan con autonomía respecto de fundaciones, instancias gubernamentales, organizaciones políticas. No se aceptan condicionamientos, aunque sí la ayuda de quienes quieran colaborar. El espacio logrado es absolutamente abierto y heterogéneo. Ambos términos resonaron en los, por lo menos, 50 talleres, que funcionaron en diferentes facultades y escuelas de Rosario. La discusión de los diversos temas, como mujer y trabajo, mujer y salud, mujer y organizaciones sociales y barriales, mujer y violencia, salud reproductiva, ecología, autonomía alimentaria, catástrofes, el trabajo "invisible" de las amas de casa, etc, se dio en un clima de exaltación y a la vez de respeto por escuchar la voz de las 40 o 50 participantes por taller. La aparateada y ruptura de dicho clima, por partiditos acostumbrados y por el gran partido antidemocrático del OPUS DEI, estaba prevista, pero, en algunos casos, llegó a disolver lo enriquecedor que podría haber sido el funcionamiento propuesto y que imperaba. Aunque es de carácter nacional, la participación de mujeres de toda latinoamérica sirvió para intercambiar experiencia y situaciones. La realidad de las mujeres de Paraguay o de Bolivia, en sus propias palabras, se acerca mucho a aquellos lugares argentinos donde la realidad de la mujer muestra un gran "retraso" en lo que respecta al respeto por sus derechos y a su participación en cuestiones de política. La fusión de fronteras geográficas, tanto nacionales como internacionales, fue uno de los aspectos que marcaron un profundo sentido de solidaridad y que condujeron a asumir el compromiso de elaborar y mantener redes de comunicación permanentes.
Repercusión A la vuelta del encuentro, los santafesinos nos encontramos con una noticia que por un momento podría haberse considerado una joda. Sí, después de que 20.000 personas se pronunciaron a favor de un proyecto nacional de salud reproductiva que no legalice la discriminación social, que garantice la calidad de vida de mujeres, futuras mamás y mujeres que van a realizarse un aborto, que contemple todos los aspectos: físicos, psicológicos, sociales y culturales y que sea para todas, después de todo eso, nuestro benemérito Ministro de Salud, Fernando Bondesío, tomó la decisión de enviar una circular a todos los hospitales de la provincia para reclamar a los médicos que denuncien ante la policía los casos de mujeres que fueran atendidas por complicaciones producidas como consecuencia de un aborto. Esta medida según él es para que se cumpla la ley, y la justifica en un antecedente jurídico de hace 6 años atrás, un fallo de la Suprema Corte de Justicia Provincial por el que se obligaba a los médicos a denunciar los casos de aborto. Denunciar los casos de aborto quiere decir denunciar a las pacientes. Es decir, violar el secreto profesional. Es decir, contribuir a que las ya pocas que van a la consulta médica y logran salvar sus vidas después de una praxis incorrecta, ni siquiera vayan por temor a que se las denuncie, se las condene. Es decir, sumar más muertes. A los 700.000 abortos que se estima se realizan por año, se les sumaría la misma cantidad de sumarios, detenciones, etc. La medida fue rechazada por las autoridades de los distintos centros de salud pública. Bien puede considerarse un suicidio del funcionario, si consideramos que después de la difusión de esta noticia, su cargo tambalea. Para la ley, hoy abortar es un delito. Amparado en ella, el ministro agrega más muertes a las que ya hay. Para la ley, eso no es un delito. No, no es joda, aunque no se pueda creer. Este sistema de la clasificación antagónica En muchos talleres, como el de organizaciones sociales y barriales, el tema sobrepasó la problemática de género. Como contrapartida de la polémica de hombres o mujeres al poder, se planteó que el sistema vigente se ha encargado con éxito de dividirnos en todos los aspectos, y antagónicamente: viejos que no sirven versus jóvenes hasta los 25, trabajadores versus desocupados, muy ricos versus muy pobres.... mujeres versus hombres y hombres versus mujeres, feministas versus antifeministas, católicos versus anticatólicos. Las polarizaciones son enormes, las extremas son cada vez más extremas y no hay intento de conciliación. Que sea posible o no dicha conciliación, es discutible, inclusive el "para qué", pero el punto es que el "enfrentamiento" fue impuesto, dibujado, como lo son los términos que también se inventan para suavizar con palabras como globalización a otras como opresión, sometimiento, marginación, etc. Son los términos del sistema, por lo tanto se aplican para todo lo que él genere y por lo tanto se aplican a estos antagonismos, y son su consecuencia. En los talleres donde la temática fue principalmente la inserción de la mujer en las organizaciones barriales y sociales, el disfraz de algunas mujeres que se tragaron la idea de prescindir del sexo opuesto para cambiar la política, o mejor dicho, para construir una nueva y verdadera política, se tuvo que sacar la máscara. La idea preponderante en estos talleres sí fue el reconocimiento del lugar relegado en la lucha que ocupa en general la mujer y la de asumir la responsabilidad del machismo en esto y además, la propia como autocrítica, poniendo sobre relieve que los espacios que se pretenden construir en los barrios y con el pueblo entero, están basados en la ética y no en el género, y que ambas partes deben tomar la posta y concretar la acción si se pretende una salida conjunta y masiva de este caos. Mayoría o minoría, las características propias de los hombres y mujeres si se suman y logran entenderse se puede convertir en una fuerza indestructible contra los intereses capitalistas separatistas. La mujer ha demostrado a lo largo de la historia que su participación tuvo mucho que ver con el éxito y sobre todo con la perseverancia en los diferentes procesos revolucionarios del mundo. Las mujeres de las asambleas barriales plantearon que quizá por ese mismo ejercicio horizontal y demopcrático de su dinámica tienen participantes "varones con distinta actitud" y que "aunque la opresión de la mujer sea la más antigua del mundo, las mujeres mismas estamos viciadas del machismo, quizá la lucha contra nuestro propio machismo a la hora de valorizarnos y de comprender nuestra dignidad y función, sea la forma de desterrarlo de la cabeza de los hijos que criamos, que son quienes delinearán el futuro de nuestra sociedad". Decir que educar hijos con "conceptos de macho" no es sólo costumbre de los hombres y que el machismo del género femenino es tan responsable como el del masculino de la relegación de la mujer en los distintos ambientes de la sociedad, desde laborales hasta sanitarios, desde lo profesional hasta lo familiar, dio para formular miles y miles de cuestionamientos críticos. La consigna de "hay que meterse y opinar en temas importantes" se habló mucho, hasta convencer a aquellas que manifestaron serios inconvenientes para expresar sus opiniones. Estas, mujeres sometidas al maltrato cotidiano y a la censura, que se acercaron a los talleres precisamente para encontrar un espacio y poder, aunque balbuceando, hablar, quejarse, llorar y denunciar, terminaron el lunes por dejar establecido por escrito, en las conclusiones, que "hay que ser cantidad, sino no tenés derecho a elegir, si querés que se haga tenés que hacer vos con los otros". "El predominio masculino impacta a nivel social, es que nuestras conductas son sociales. Por lo tanto, no se cambia ni se construye una revolución individualmente, los cambios son con otros. Hay avances, nuestra participación es cada vez mayor, por eso hay que seguir, hay que leer los procesos que venimos viviendo" comentó una mujer de unos 60 años que aseguró a otras mujeres bastante desesperanzadas que "esta porquería de sistema tiene grietas grandes por donde se le puede meter, el sistema tiene esas cosas que no se espera, y es por donde va a explotar, se va a romper, pero, el poder se procesa desde abajo, después explota. El asexuado sistema tiene un serio problema de género: NOSOTRAS. Por ahora estamos en el juego, ya le haremos jaque al sistema". "El" tema del encuentro. Sí, ese mismo. Fue lo único que resonó en la prensa de una problemática mucho más amplia que se trató: la salud reproductiva. Vino bien, porque al menos por eso el encuentro tuvo prensa, ya que en el mismísimo Rosario, donde circularon durante tres días miles de mujeres, los medios hicieron como si nada hubiera sucedido. Los verdaderos difusores del evento fueron los taxistas, los remiseros, los colectiveros y los hoteleros, además de las participantes, que llevaron la información a todas partes de la ciudad. "Aborto legal para no morir, anticonceptivos para no abortar" fue el tema de debate, piñas, puteadas, desacuerdos y acuerdos de una gran asamblea que se realizó en la Facultad de Ciencias Económicas. Pañuelos con la inscripción "Despenalización del aborto" se fotografiaron pura y exclusivamente para hacer creer que todo el tema del encuentro fue ése y más que tema, conflicto. El aborto pasó a ser una etiqueta que,
El cierre "Algo está cambiando", uno piensa cuando escucha las experiencias de las mujeres de todo del país. "Falta mucho todavía", se autocontesta. En la marcha final, multitudinaria, se habían incorporado muchos varones dispuestos a encarar ese cambio. Muchas mujeres dispuestas también, a aceptarlos. Lo "invisible se vuelve visible", decían las amas de casa asistentes. "Muchas veces el trabajo invisible que se hace motoriza después a la movilización". La participación esclarecedora de las deudoras, que contaban exactamente la trampa de los bancos, la de las trabajadoras del sexo, que ahondaron en el tema de la represión y persecusión policial, la de las Madres de Plaza de Mayo reivindicando la militancia de sus hijas mujeres, las mujeres de Paraguay que enseñan a hablar a sus pares analfabetas, las mujeres que le hicieron frente a la depresión en la catástrofe de Santa Fe, que salvaron a sus familias de la muerte, las artistas, las indígenas del noroeste, las autónomas, las fanáticas, las escépticas las las las...LOCAS. Esta participación, decía, conjunta, saca a relucir cuestiones que el gobierno no quiere que se vean. Pero no nos frenan. A nuestro favor, en cierta medida, jugó la subestimación de su parte. Éramos 20.000, y saben qué, ningún policía escoltó la marcha final, ni la concentración inicial, ni nada. Nos dejaron marchar. ¡20.000! . .. Y ningún cana... Son unos caballeros. La Iglesia, como aparato, se dividió en células operativas que directamente salieron a "apedrear", es decir, a culpar y condenar a aquellas mujeres que se habían sometido un aborto. Y a amenazar con la "condenación eterna" a las que podrían llegar a realizarse uno. Salieron a demonizar a quienes estaban de acuerdo con la despenalización, con fundamentos culposos y manipuladores, y hasta con maldiciones. Las señoras mayores del OPUS y las universitarias de la misma índole acusaron a las otras de asesinas, acusaron con sus índices con uñas pintadas con esmalte caro a todas las demás de criminales, de enviadas del demonio. De la manga de sus sacos de chinchilla sacaron panfletos y más panfletos de los porqué NO al aborto y manuales de métodos de anticoncepción naturales. "Admitían" o "echaban" de los talleres de discusión a otras según la aceptación o no de la despenalización, como si tuvieran algún tipo de autoridad sobre todas. Y lo peor, manifestaron una ignorancia y desconocimiento absolutos a la hora de analizar algunos datos que son los realmente relevantes e importantes de la problemática. Por ejemplo, hicieron oído sordo (levantarse e irse, gritar encima para no dejar hablar, directamente no escuchar, lo de las maldiciones es real) cuando opinaban adolescentes que habían sido víctimas de violaciones, madres de más de 6 hijos, algunos de los cuales habían sido concebidos esas noches en las que el marido llegó ebrio, se metió en el rancho de chapa, y después de uno o más golpes terminó por dormirse después de una violación. Tampoco escucharon los números que arrojaron profesionales de la salud que trabajan en barrios marginales donde los abortos clandestinos se llevan no sólo la vida en gestación sino la de quien puede seguir gestando. Tampoco aceptaron la hipocrecía de una sociedad que condena el aborto, pero que paga muy bien el de la "nena bien" y sale ilesa. Tampoco opinaron sobre las que pueden pagar un aborto en condiciones de esterilidad y las que mueren de infecciones severas y de hemorragias por no poder pagarlo. Tampoco hablaron de los programas de control de natalidad no implementados correctamente por el estado, de los anticonceptivos que se venden en centros de salud donde deben distribuirse gratuitamente violando la Ley de salud reproductiva. Tampoco tienen respuestas, me atrevo a decir que ni se preguntan, para esa parte de la realidad porque, directamente, NO la contempla. Esto último claro queda si consideramos un detalle: ninguna de estas enviadas con la consigna NO AL ABORTO, ni nadie enviado de la Iglesia Católica Apostólica Papista como institución, nadie como representante de la misma, participó del resto de los talleres que trataron temáticas sociales y culturales y políticas. Brillaron por su ausencia. Rompieron, extremaron un punto de una temática mucho más amplia. Sin embargo, la mayoría quiso sacarse el tabú de encima y reconocerlo como una cuestión primordial y urgente que, día a día se lleva cientos de vidas de mujeres que solas deben tomar la decisión de abortar y asumirla, a veces más forzadas que solas, a veces por falta de conocimiento, por desinformación, porque no pueden elegir, o porque eligen, pero solas. Como hubo consenso, la mayoría discutió el tema a fondo. Se trabajo mucho, y la campaña para su despenalización se fortaleció. El tema no es el aborto, sino la equidad, la igualdad de posibilidades, el derecho a la vida, la dignidad, y la condena a un sector social que practica la hipocresía. |
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