Breves de sábado (08/12/07) Sensaciones por Miguel Espinaco No se trata de pronósticos. Digámosle sensaciones, pareceres, especulaciones. Esta semana será semana de cambios de equipos gobernantes y nadie está muy seguro de qué nos espera, aunque imaginación nos sobra. Y experiencia también. El presidente de los argentinos ya no será Néstor Kirchner, aquel que había llegado al gobierno sin ganar las elecciones porque su opositor de ballotage se escapó antes de que los números lo declararan perdedor por goleada. Y cosa novedosa - de la que todos hablarán el lunes para sorprenderse de las sorpresas del protocolo - lo reemplazará su cónyuge que nos promete seguir con los éxitos familiares y que nos asegura que el cambio recién comienza. En la provincia, se terminarán 24 años de PJ, de los cuales los últimos 16 tuvieron como figuritas repetidas a Obeid y a Reutemann intercalados, que llevaron adelante primero los dictados del pj menemista y neoliberal, y después los del equipo duhalde lavagnista kirchnerista autodenominado neodesarrollista, aunque más le cabría el mote de neovirreyes culo en soja, tipos que vieron el río revuelto y decidieron devaluar y dar de nuevo. Y en la municipalidad santafesina también habrá mutis por el foro del elenco peronista y se irá Balbarrey que dejó que se le inunde la ciudad de nuevo, demostrando que los reutemistas son es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Ahora, esta semana, habrá cambio de caras. Si es por especular, en la municipalidad no me parece que vaya a haber sorpresas a pesar de que se cambie la banda. Barletta y sus muchachos han demostrado ya sus buenos oficios al servicio del negocio privado desde la universidad, buen antecedente para gestionar el estado, para gerenciarlo, como se dice ahora: un eufemismo para no decir directamente que de lo que se trata es de privatizar la renta pública como hizo Balbarrey con las obras virtuales, por ejemplo, o como hace la universidad pública de Franja Morada, al poner la investigación al servicio del capital privado. En la provincia es más esperable que cambie la música, aunque más no sea porque los socialistas capitalistas que asumirán el mando tendrán un poco más de estilo que los patrones de feudo que dejan la escena. Puede que algo menos de antipatía y algo más de prolijidad no resulten poca cosa después de 24 años, pero más vale no olvidarse que a pesar de las formas, terminarán gobernando para los mismos. Ya se encargó el propio gobernador Binner de asegurarnos que no será opositor del Frente para la Victoria pasándole franela a la Cristina a cuyo gobierno aún no comenzado, tildó de nacional y popular. Y ya se encargó también de definir qué significa nacional y popular para él, poniendo en su staff de colaboradores a María del Carmen Alarcón, gestora de los terratenientes santafesinos. A nivel nacional siguen los mismos aunque se troquen los papeles. Si algún cambio se me aparece probable, ese cambio será la caída de los últimos disfraces, de algunos jirones que sobreviven todavía de aquella originaria estética progresista con la que fue parido el kirchnerismo. Tengo la impresión de que Cristina acabará el streap tease kirchnerista que ya empezó tiempo ha el propio Néstor. Y entonces la historia de esta gente habrá mutado totalmente desde algo cercano a Chávez a algo cercano a Tabaré, desde un gobierno que - aunque sus límites quedaran dentro de un pretendido capitalismo humano - dice querer cambiar las cosas, a un gobierno que sólo se propone como el gestionador de los mismos negocios de siempre. No es que esté mal, mejor que las cosas queden claras. Lo que es seguro es que, para los que todavía creen en la magia del "modelo de acumulación" que pregona la nueva presidenta, el golpe puede resultar bien duro. Sin embargo, no hay más que mirar su campaña electoral, ver cual fue su más importante auditorio: en abril, México, el hombre más rico de este mundo en el que la plata no se hace trabajando: Carlos Slim, el titular de Televisa Emilio Azcárraga y el dueño de Techint, Paolo Rocca. Dos meses después, otra reunión con estos señores y con otros emprendedores que vienen a comprar empresas con dólares sobrevaluados: ahí estuvieron Carlos Salazar Lomelín, de Femsa-Coca Cola, y Daniel Servitje Montull, el capo de Bimbo-Fargo. Después en España con Antonio Brufau de Repsol, con Gerardo Díaz Ferrán del Grupo Marsans que mal administra Aerolíneas Argentinas, con César Alierta de Telefónica, con Francisco González del Bilbao Vizcaya. En Estados Unidos, en el Council of the Americas de Rockefeller con los directivos de la Standard & Poor´s que juegan a la lotería con los bonos argentinos, con la banca Morgan y sigue, sigue la lista de amigos del pueblo a los que sedujo la nacional y popular Cristina Fernández, esa que será presidente a partir del lunes. Opiná sobre este tema |
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