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Deudas y más deudas Por Javier González Ya lo sé, ya lo saben, ya lo sabemos. Casi transcurrida una semana de las elecciones en Buenos Aires todos estamos un poco podridos de las lecturas que desde los medios se hacen de las mismas. Ya sabemos que Solá hizo una elección importante ante los representantes de la tortura y la mano dura y que el progresista Ibarra derrotó, sin tantos sobresaltos como se esperaban, al presidente de Boca, Mauricio Macri. Lo que si hemos escuchado desde estas inundadas tierras santafesinas es el cotorreo constante del progresismo argentino denostando a todos los irresponsables, a saber: los que no iban a votar por irresponsables con la democracia, por hacerle el juego a quienes quieren que en las elecciones vote cada vez menos gente, a quienes votaban en blanco, por no jugarse en un momento como éste en el que las fuerzas progresistas necesitan que nos definamos a favor del modelo que tratan de impulsar, a los que se juegan por una opción, por jugarse por esa opción y así hubo palos para todo el mundo. Palos para Zamora Así ligó el pobre Zamora, que en sus épocas de dirigente del Mas cobraba palos desde la derecha por ser de una "izquierda anacrónica, irreflexiva y que tanto daño le hace a las instituciones". Ahora, devenido en mediático representante de la horizontalidad y el pluralismo para todo (o casi todo) no solo cosecha golpes por derecha sino también por izquierda. Primero por estar a favor del que se vayan todos que se impuso en las jornadas de diciembre del 2001, después por presentarse a elecciones a jefe de gobierno porteño. Por anacrónico, por esquizofrénico, por intolerante, porque a veces recuerda a un hippie con sus ideas envejecidas, por trotkistamarxistaleninista, por ser poco trotskistamarxistaleninista, por ser de izquierda, por no ser de izquierda. Todo el mundo parece depositar en Zamora las culpas de sus frustraciones. Desde la abuelita burguesa de Radio Mitre, Magdalena, que no entiende porqué Zamora no apoya a nadie en el ballotage y lo acusa de esquizofrénico hasta el barbado portavoz del stalinismo aggiornado Eduardo Aliverti que lo trató, junto a Rozitchner, de irresponsable con la democracia burguesa, de irresponsable ante "su electorado" por no apoyar el progresismo, precisamente el mismo progresismo que nos llamaba a confiar en Bordón-Alvarez-Fernandez Meijide-De la Rúa, y soñar con "otro país posible". Ciertamente hay muchas cosas para discutir con la gente de AyL, pero esta postura que tomaron los compañeros de no apoyar a ninguna de las caras del sistema fue correcta. Los diarios hablan Seguramente hay muchas formas de presentar los resultados de una elección. Podríamos tomar, por ejemplo, los diarios del lunes y nos daríamos cuenta de qué forma los medios reflejan los intereses que los distintos sectores de la burguesía depositan en cada uno de los candidatos, así el GANO IBARRA de Clarín, en primera plana, nos exime de comentarios, y los títulos iguales ubicados según una simetría especular de Ambito financiero nos pondría en el brete de interpretar si a estos muchachos les parece lo mismo Ibarra y Solá. Y si ganaba Macri? Qué título hubiera colocado ámbito? GANO LA ESPERANZA BLANCA Y DE BIGOTES! BASTA DE POLITICOS, LO QUE NECESITAMOS SON EMPRESARIOS! Deudas y más deudas Así pasó un día más de elecciones y muchos estarán pensando estupideces del tipo "acá ganó la democracia" y algunos otros se atizarán la barba suspirando sobre el micrófono que por suerte la influencia nefasta de Zamora no alcanzó para enturbiar el triunfo del progre Ibarra. Otros estarán analizando que los resultados de estas elecciones dan la razón a Grondona con su teoría de que todos somos peronistas hasta tanto no se cristalicen las tendencias que este partido cobija (populismo y capitalismo) en nuevas agrupaciones políticas o a Beatríz Sarlo que concluye que sólo el peronismo puede gobernar la Argentina. Pero seguramente la gran deuda pendiente la tenemos los trabajadores que no hemos podido hasta el momento, y esto se reflejó tanto en la elección de Buenos Aires como en la de Santa Fe, articular las políticas necesarias, superando sectarismos y el aparatismo burocrático, a fin de unificar las luchas. "Piqueteros, cacerolas, la lucha es una sola" y "Que se vayan todos" son muy lindas frases pero no alcanzan para constituirse en un programa unificador. Mientras tanto seguimos discutiendo las cosas que nos digitan desde los medios masivos: votar el mal menor, votar a Solá - aunque sea hombre de Duhalde - para que no ganen Patti o Rico, a Ibarra para que no gane Macri, a Binner para que no gane Obeid; o la construcción del necesario espacio ético-político que pueda promover nuevas camadas de dirigentes. El progresismo mediático llama a confiar en las instituciones que nos viven cagando, a humanizar el capitalismo respetando las reglas de la democracia burguesa, cuando en realidad es la misma burguesía y sus partidos la que se encarga de violar sus propias leyes. Seguramente los medios seguirán obviando todos aquellos datos que nos permiten hacer una lectura mucho más interesante y ajustada sobre lo que dejaron estas elecciones. Seguramente nadie o muy pocos, dentro de los medios, estarán hablando del elevado porcentaje de personas que no concurrieron a votar o lo hicieron en blanco. La no concurrencia y el voto en blanco son indicativos de que algo está pasando en la cabeza de miles de trabajadores que asumen la "responsabilidad" de no avalar con sus votos las nefastas políticas de los partidos patronales. Necesitamos, creo, una conciente y profunda autocrítica de todos los partidos de izquierda a fin de no quedar marginados de las necesidades reales de la clase. |
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