Brevísimos de sábado (29-11-08) Made in nosotros por Miguel Espinaco Se nos va otro año de programas, otro año de este programa que se llama el mango del hacha y ya van nueve. Digamos que uno que no terminó porque nos dejó afuera la crisis del 2002, así que a ocho y medio pago, trescientos treinta y tres programas en el aire, diciendo, tratando de susurrar un punto de vista entre tanto ruido mediático, intentando esbozar un discurso que sirva para pensar que lo que nos venden como lo posible no es para nada lo único posible, que hay otro mundo, otra sociedad que se puede construir, que hace falta, un mundo humano en el que no tendría que ser necesario que haya cruces para que haya caras, que haya pobres para que haya ricos, que haya culos para que haya suertes. La idea no es empezar este programa con tono de despedida con tono de hasta el año que viene, la idea es aprovechar este minuto para contar, para contarte que a veces siento que esto sirve y que a veces no, que a veces sospecho que lo que decimos desde este espacio chiquitito está condenado a ser parte del mazacote de todo lo que se dice y se amontona, que para vos, de aquel lado, lo que decimos lo dice “la radio” y que eso puede sonar importante, es cierto, puede verse como un lugar de autoridad, pero también puede verse como un lugar que está afuera, arriba y afuera de la vida real. Eso va a ser siempre incertidumbre, vaya a saber, a lo mejor de todo lo que decimos algo te pega en el centro, algo te cambia, algo te impacta y te sirve, quien sabe, quedará la duda y eso es casi suficiente. De lo que no me quedan dudas es de las certezas, de lo que se ve claro, porque estos nueve años de radio me han servido para construir con un grupo de gente este hacer cotidiano, para construirme como parte de este grupo de amigos con el que hacemos este producto tan made in nosotros. Y me han servido también para conocer en coberturas, en reportajes, muchas veces en investigaciones hechas desde la distancia de Internet, a otros tantos que también buscan y entonces sentirme parte de eso tan más grande, para conocer a esos otros tantos que también se la rebuscan para construir las respuestas o por lo menos para encontrar las preguntas que les permitan avanzar un paso, que les permitan pensar en otro juego, pensar que se debe y se puede repartir y dar de nuevo y arrancar una partida sin las cartas marcadas, que se puede jugar un juego que no se parezca tanto a la ruleta rusa, un juego que sea un juego por jugar nomás, que es lo que debiera ser la vida. Opiná sobre este tema |
|
||
|