Entrevista a Jorge Beinstein

"Estamos en la puerta de una segunda gran recesión internacional"

por Miguel Espinaco

En el número anterior de esta revista propusimos una humorada en nuestra “foto de abajo”, montando en un diario de Kuwait una foto de Rodríguez Saa dando un discurso, y poniéndole como título “Anuncio”, sugiriendo el paralelo de éste default kuwaití con aquel default argentino.  Ocurrió que la noticia había pasado tan velozmente por los diarios, que casi nadie entendió la relación.  La crisis mundial, descubrimos entonces, ya no era noticia.

A partir de un trabajo que leí en la Revista Herramienta que sugería desde su título que la crisis no sólo no había terminado sino que aún estaba en sus comienzos, le propusimos una entrevista a Jorge Beinstein, doctor en Economía, profesor en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y autor de numerosos trabajos publicados en el país y en el exterior.

El trabajo al que aludimos se llama “En el comienzo de un largo viaje - Crepúsculo del capitalismo, nostalgias, herencias, barbaries y esperanzas a comienzos del siglo XXI” y podés leerlo usando el link.  Lo que sigue, es el reportaje vía mail, al que cordialmente accedió el doctor Beinstein.

MdH: La primera pregunta tiene que ver con la actualidad de la crisis.  Las primeras planas de los diarios fueron progresivamente desapareciendo el tema y hoy mismo, en que reaparecen fenómenos financieros por lo menos en Dubai y en Grecia, no son mostrados por los diarios como parte o como continuación de esa crisis.  Lo que parece imponerse es que la crisis está terminando. Su análisis no sólo niega ese fin hablando desde el título de comienzo, sino que anticipa un mecanismo de realimentación.  ¿Los miles de millones usados para salvar bancos y empresas están fabricando una nueva burbuja?

Jorge Beinstein: Una de las características decisivas de la decadencia neoliberal del capitalismo ha sido el rol decisivo, nunca antes visto, de los medios de comunicación concentrados globales. Los mismos consiguieron hacia fines de los años 1990 imponer la imagen de una reconversión superadora de la economía mundial cuando en realidad estábamos transitando por una degeneración financiera sin precedentes. Luego, cuando a mediados de la primera década del siglo XXI, se hacia evidente la proximidad de una gran crisis económica nos apabullaban con la imagen del Imperio Militar estadounidense instalando una unipolaridad global irresistible. Y cuando estalló la crisis en septiembre de 2008 anunciaban cada semana la aparición de "brotes verdes" anunciadores del fin de la crisis. Pero la crisis sigue su curso y se agrava cada vez más. Ahora por ejemplo nos encontramos en la puerta de una segunda gran recesión internacional, probablemente mucho mas fuerte que la de 2008-2009, motivada en parte por el estallido de burbujas especulativas alimentadas por los salvatajes financieros de las grandes potencias, por la declinación del dólar o por la sobre acumulación de déficits fiscales y endeudamientos en países como Grecia, Italia, Japón o España y sobre todo por los Estados Unidos. También se aproxima el estallido de una nueva crisis en el sector inmobiliario en los Estados Unidos con centro en las deudas incobrables de los deudores que asumieron deudas con tasas de interés variables. ¿Que nos explicarán los medios de comunicación concentrados cuando estallen esas burbujas?, probablemente nos dirán que se trata del "ultimo coletazo" de la crisis u otra mentira por el estilo. Es su trabajo: la manipulación mediática.

MdH: Expansión de los mercados financieros y de la inversión militar, búsqueda de nuevas capas de mano de obra barata como en China, mayor presión sobre los recursos naturales, son elementos que usted menciona y que evalúa como fórmulas que fueron útiles para postergar el desastre en lo que llama etapa preparatoria, desde el 68 al 2007.  ¿No pueden esos elementos, que hoy permanecen, servir de base para una nueva postergación?

Jorge Beinstein: Las expansión financiera ha llegado a su límite, puede aun prolongarse un poco más no como instrumento de reactivación sino más bien de contención, de freno al derrumbe productivo, ese es el significado de los actuales salvatajes financieros. Actualmente la masa especulativa global equivale a unas veinte veces el Producto Bruto Mundial, las deudas públicas de los Estados Unidos, Japón o Italia no pueden seguir creciendo mucho más. En el caso norteamericano su sobre endeudamiento empuja hacia abajo al dólar que ya se encuentra al borde del colapso, la capacidad de endeudamiento del estado norteamericano (y de otros estados centrales) esta casi tocando el limite mas allá del cual le esperan altísimas tasa de interés, recesión y más recesión.  Los gastos militares de los Estados Unidos, que este año en términos reales superan el billón (un millón de millones) de dólares tiene el límite de la capacidad de endeudamiento estatal, ya que esos gastos abultan claramente el déficit fiscal. Además han perdido legitimidad, desde el punto de vista de los intereses geopolíticos imperialistas: el súper gasto actual no permite a los Estados Unidos ganar sus actuales guerras coloniales en Afganistán e Irak. El gigantesco Complejo Industrial Militar del Imperio se ha convertido en un enorme aparato parasitario, burocratizado, corrupto y técnicamente ineficaz.  Mano de obra barata periférica hay y de sobra, no solo en China, el problema es que los grandes mercados consumidores, de los Estados Unidos en primer lugar y luego los de la Unión Europea, están abrumados por las deudas, se encuentran deprimidos y eso no se arregla con mercancías baratas provenientes de la periferia que por otra parte incentivan la desocupación en el Imperio y sus socios privilegiados. Desde el ángulo económico esta es sobre todo una crisis de endeudamiento (público-privado) en los países centrales cuya imagen visible es la de una hipertrofia financiera ingobernable.  En fin la presión sobre los recursos naturales (renovables y no renovables) sigue en aumento pero eso esta provocando agotamiento de recursos y deterioro ambiental agudo lo que desordena más y más al sistema global.  En realidad la única alternativa de supervivencia del sistema consiste en concentrar recursos de todo tipo (petróleo, litio, tierras cultivables, etc), concentrar ingresos a escala global, incluso a costa de las capas inferiores de los países centrales y por supuesto condenando a la indigencia extrema y a la muerte a más de la mitad de la población periférica. Esa no es una alternativa superadora de la crisis sino de supervivencia bárbara de las elites globales. Eso comenzó en los años 1990, se profundizó en la era Bush y se está profundizando aún más en la era Obama que agrega al capítulo eurasiático de Bush y sus halcones otros capítulos periféricos, por ejemplo el latinoamericano con el golpe militar en Honduras, las bases gringas en Colombia y el creciente intervencionismo público o encubierto en casi todos los otros países de la región, desde México al que tratan de colombianizar hasta la Argentina donde buscan instalar un  gobierno ultra colonial similar al hondureño o mexicano por vía destituyente y/o electoral.  Se trata en realidad de una salvaje, irracional fuga hacia adelante y no de una alternativa superadora de la crisis.

MdH:  En América y con diferencias entre país y país, viene dándose un proceso que algunos etiquetan como socialista del siglo XXI y otros como progresismo o neokeynesianismo y al mismo tiempo hay una cierta tensión o por lo menos un discurso que apunta a un mercado más autosuficiente enganchado a la locomotora brasileña.  ¿Ve alguna posibilidad de que estos proyectos puedan blindar a determinados países en el mundo de la crisis?

Jorge Beinstein: El arco de gobiernos latinoamericanos llamados progresistas o izquierdistas constituye un espacio sumamente heterogéneo. Es necesario distinguir al grupo mas radicalizado constituido por Venezuela, Ecuador y Bolivia que se proclaman "socialistas" del resto que presenta discursos "capitalistas" más o menos keynesianos o desarrollistas como los de Brasil o Argentina o abiertamente neoliberales como Chile o Uruguay. El de Cuba es un caso aparte aunque sus dirigentes tratan de enlazarlo con el grupo "socialista" por ejemplo a través de la participación en el ALBA. Mas allá de estas diferencias los Estados Unidos consideran a ese espacio izquierdo-progresista como hostil o descontrolado y actualmente tratan de reconquistarlo, someterlo a su dominio. Venezuela y por supuesto Cuba son considerados por la Casa Blanca como sus "enemigos principales" en la región. Aunque Washington sabe muy bien que la llave maestra para la recolonización de America Latina es Brasil, si ellos someten a Brasil habrán dado un paso decisivo en sus planes.  No porque Brasil sea más o menos radicalizado, y no lo es para nada, mas bien se trata de un gobierno entre neoliberal y desarrollista aunque con crecientes tendencias a la autonomía respecto de los Estados Unidos y con fuertes posibilidades para lograrlo gracias al proceso mundial de despolarización y al debilitamiento estratégico del Imperio.  Pero esa autonomía no salva a Brasil de la crisis global, en consecuencia la crisis brasileña, que se acentuará en el mediano plazo empujará en el mismo sentido a varios países de la región.

No existe blindaje a la crisis global, desde Cuba hasta Chile, pasando por Argentina, Brasil, Venezuela, etc., todos están sufriendo los efectos de la recesión o el estancamiento globales y lo sufrirán mucho más en el futuro.  Observando lo que está ocurriendo en Bolivia o Venezuela, los más radicalizados, es posible detectar pistas superadoras, las mismas apuntan hacia la superación de los bloqueos capitalistas, la combinación de procesos de integración regional con transformaciones internas muy profundas impulsando sistemas productivos solidarios, colectivos, cooperativos, autogestionarios, etc., capaces de emplear mucha mano de obra a bajo costo y abasteciendo necesidades básicas de la población. Se trata de caminos que yo calificaría de "socialistas", muy plurales. De todos modos estas u otras experiencias solo tendrán éxito en la medida en que consigan romper los lazos del sistema global, crear dinámicas de desarrollo social postcapitalistas.

MdH: Usted habla en su trabajo, Jorge, de la necesidad de desarrollar un movimiento anticapitalista plural.  ¿Cómo ve a los partidos de izquierda en Argentina e incluso a las corrientes progresistas del país, en relación a esta tarea de construcción? ¿Cómo imagina la articulación de ese doble fenómeno de innovación social y de recuperación de memorias que usted postula como necesario?

Jorge Beinstein: En Argentina existe actualmente un gobierno centrista-desarrollista jaqueado por una derecha política tan feroz como caótica, plagada de brotes fascistas. Esto en el contexto de una crisis global donde se destaca una creciente actividad agresiva de los Estados Unidos en la región. La adhesión del gobierno argentino al proceso de integración en acuerdo estratégico con Brasil, sus buenas relaciones con Venezuela, etc., lo ubican entre los gobiernos considerados "hostiles" por los Estados Unidos. Además su política de castigo judicial a los represores de la ultima dictadura y su ataque a los monopolios mediáticos locales, más allá de las razones que lo han llevado a ello, ha puesto histéricos a núcleos decisivos de las elites dirigentes que constituyen una trama muy compleja de intereses gangsteriles, financieros, transnacionales, mafiosos, estructurados a partir de la dictadura militar, aunque con antecedentes anteriores. En realidad el conflicto con la burguesía agraria del año pasado fue mucho, muchísimo más que una pelea por motivos económicos, fue el disparador de una avalancha social reaccionaria latente.  Frente a este panorama nos encontramos con un espacio izquierdista-progresista carente de una estrategia de poder popular, amplia y revolucionaria capaz de superar la trampa en la que nos vamos metiendo y que conduce a un enorme desastre nacional.  A groso modo las organizaciones de dicho espacio se encuentran divididas en tres sectores, un primer sector pro-K que va a la cola de los titubeos y limitaciones burguesas del gobierno en una mezcla de entrismo y opción por el mal menor. A su izquierda (verbal) aparecen pequeñas organizaciones marginales, más o menos ruidosas, absolutamente ineficaces en términos políticos incapaces de elaborar (y mucho menos de ejecutar) estrategias de poder. Y luego contamos con una "izquierda" o ex izquierda que siguiendo la estela de las manipulaciones mediáticas se ha incorporado en la práctica al accionar de la derecha política. Algunos de ellos participaron de las movilizaciones de la burguesía agraria en 2008, otros acaban de votar junto a esa derecha en la Cámara de Diputados ayudándole así a producir un hecho político muy importante. Como en 1945 o en 1955 la derecha cuenta en su seno con una "izquierda".  Claro, existen excepciones grupales o individuales y por sobre todo una enorme masa de izquierda, popular, cuyo número y calidad cultural alimentan la esperanza en el surgimiento futuro de una izquierda radical capaz de pelearle el poder a las elites dirigentes. Probablemente el avance de la crisis facilite ese renacimiento. Le llamo "renacimiento" porque esa alternativa potencial viviente tiene en su memoria histórica a la izquierda rebelde, insurgente de los años 1960-1970 que cometió muchos errores pero que en lo fundamental tenía razon: luchaba por el poder, quería superar las barreras del capitalismo y rechazaba la maraña insitucional del sistema.


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Nos encontramos en la puerta de una segunda gran recesión internacional, motivada en parte por el estallido de burbujas especulativas alimentadas por los salvatajes financieros.

La expansión financiera ha llegado a su límite, puede aun prolongarse un poco como instrumento de contención, de freno al derrumbe productivo.

El gigantesco Complejo Industrial Militar del Imperio se ha convertido en un enorme aparato parasitario, burocratizado, corrupto y técnicamente ineficaz.

Desde el ángulo económico esta es sobre todo una crisis de endeudamiento en los países centrales, cuya imagen visible es la de una hipertrofia financiera ingobernable.

La única alternativa de supervivencia del sistema es concentrar recursos e ingresos a escala global, a costa de las capas inferiores de los países centrales y de la indigencia extrema y la muerte de más de la mitad de la población periférica.

Los gobiernos latinoamericanos llamados progresistas o izquierdistas constituyen un espacio heterogéneo. Hay que distinguir al grupo mas radicalizado constituido por Venezuela, Ecuador y Bolivia, que se proclaman "socialistas", del resto.

No existe blindaje a la crisis global, desde Cuba hasta Chile, pasando por Argentina, Brasil, Venezuela, etc., todos están sufriendo los efectos de la recesión o el estancamiento globales y lo sufrirán mucho más en el futuro.

En Argentina existe actualmente un gobierno centrista-desarrollista jaqueado por una derecha política tan feroz como caótica, plagada de brotes fascistas.

El conflicto con la burguesía agraria del año pasado fue mucho más que una pelea por motivos económicos, fue el disparador de una avalancha social reaccionaria latente.

Nos encontramos con un espacio izquierdista-progresista sin una estrategia de poder popular, amplia y revolucionaria, capaz de superar la trampa en la que nos vamos metiendo y que conduce a un enorme desastre nacional.

Hay excepciones grupales o individuales y una enorme masa de izquierda popular, cuyo número y calidad cultural alimentan la esperanza en el surgimiento futuro de una izquierda radical capaz de pelearle el poder a las elites dirigentes.

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