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Obscenidades Por Miguel Espinaco La cosa es más o menos así. Más o menos, digo, porque con esta gente nunca se sabe. Obeid era - él decía que era - un soldado de Kirchner. Para subrayar su ligazón con el por entonces recién electo presidente, para que no quedaran dudas de su alineamiento incondicional, le puso a su fórmula OK y puso de candidata a vicegobernadora a la hermana del canciller Bielsa, buscó y rebuscó hasta que consiguió la foto para el afiche de campaña y la exhibió en las paredes de toda la provincia. Igual que en las propagandas de cigarrillos - en las que el fumador aparece con una chica rubia y la imagen significa que el que fuma esa marca es un seductor exitoso - en la publicidad electoral nadie se preocupa demasiado por decir nada sobre la calidad del tabaco que te están vendiendo. El ardid funcionó, fue suficiente. Es verdad que no le consiguió demasiados votos pero alcanzaron - alquimia de lemas mediante - para que Jorge Obeid volviera a la Casa Gris después de cuatro años en lista de espera. Pero Obeid era. El pretérito refiere apenas a meses porque las cosas cambian demasiado rápido cuando no se habla de políticas ni de ideologías ni de proyectos, sino de oportunismos y volteretas para tratar de caer parados en el enmarañado submundo del poder. En eso - habrá que aceptarlo - Obeid no es ningún caso excepcional. Al fin y al cabo, todos los políticos del capitalismo se pasean durante sus mandatos por el pequeño andarivel que lleva desde sus discursos hacia sus opuestas acciones, desde lo que prometieron hacia lo que finalmente harán. Quizás, Muecas Será por eso que en estos años de gobiernos plagados de gestos, en estas épocas en las que lo que parece logra obnubilar lo que es, los intentos obeidistas se ven hasta mal actuados. La torpe imitación del maquillaje institucional que a golpes de efecto va llevando adelante el Gobierno Nacional para que lo mismo de siempre parezca novedoso, resulta en el Gobierno Provincial un burdo grotesco, un pase de magia de un mago lerdo. La ley de lemas puede servir de ejemplo. El diario Rosario 12 atribuye a Obeid haber dicho alguna vez que "la ley de Lemas sirve para que ganen los que pierden" y la derogación de semejante artefacto electoral fue una de sus más concretas promesas de campaña, pero ahí estamos todavía, con el pescado sin vender. "Una hora después de haber jurado en este recinto, firmé y pasé a consideración de este cuerpo, el mensaje Nro. 2713 que establece la derogación de la ley de lemas y su sustitución por un sistema de elecciones internas, abiertas, obligatorias y simultáneas." dijo el gobernador en la legislatura el último primero de mayo, sólo eso. Quizás algún distraído hubiera esperado algún llamado vehemente a los legisladores, alguna presión política para que apuraran el trámite: la cuerda floja no parece dar lugar para tales veleidades. Días después, mientras los legisladores del Partido Justicialista pateaban la discusión para dentro de noventa lejanos días, el Gobernador apenas alcanzó a balbucear una explicación digna de un libro de Formación Cívica: "las leyes no las hacen los gobernadores. Las vota la Legislatura. Yo cumplí con lo mío: envié el mensaje". Otro ejemplo: la reforma constitucional presentada por Obeid a las cámaras es una reforma digna de alguien que ni siquiera tiene vuelo de reformista. En el texto presentado ni se habla de cambiar la justicia injusta, ni de cambiar la legislatura santafesina, institución aún más antidemocrática que la legislatura nacional ya que la Cámara de Diputados no se conforma proporcionalmente sino que existe un régimen de mayorías automáticas. Ni hablar de la bicameralidad, que en la provincia no tiene siquiera la excusa del supuesto federalismo en el que se apoya la Constitución Nacional para sostener ese engendro antidemocrático llamado Senado. Si leíste por ahí algo sobre las "formas de democracia semidirecta" que propone la reforma y creíste que refiere - aunque más no fuera - a algún mínimo cambio de las reglas del juego, lamentamos tener que desilusionarte. "El electorado de la provincia tiene el derecho de iniciativa para la presentación de proyectos de ley ante la cámara de diputados para lo cual se debe contar con la firma del uno y medio por ciento del padrón electoral", nos anuncia el texto, pero enseguida nos aclara que la ley reglamentaria se encargará de contemplar "una adecuada distribución territorial para suscribir la iniciativa" de forma que la utilización de este mecanismo resulte imposible para cualquier hijo de vecino que no cuente con un aparato político de alcance provincial. Pero no te vayas que ahora viene lo mejor. La legislatura estará "obligada" (sic) a expedirse "dentro del término de doce meses, acerca de la iniciativa presentada rechazándola o sancionando la Ley propuesta", un plazo casi eterno. Para colmo de males, estas iniciativas no podrán referirse a ningún tema realmente importante, ya que se prevé "la exclusión, como objeto de la iniciativa popular de los proyectos referidos a reforma constitucional, tratados internacionales o interprovinciales, tributos, presupuesto, y cualquier asunto que importando un gasto no prevea los recursos correspondientes para su atención". El referéndum obligatorio y vinculante, que para algunos casos postula el proyecto de reforma, tampoco podrá referirse a ninguno de estos temas. ¿Sobre qué cornos nos dejará opinar, entonces, esta supuesta democracia semidirecta? Ya se sabe: cuando se anda sobre la cuerda floja lo mejor es hacerse de una red. Debe ser por eso que Obeid se cuidó bien de incluir en el artículo 4 del proyecto la siguiente prevención: "La Convención Constituyente se reunirá con el único objeto de considerar los temas incluidos en el artículos 2 de la presente ley de declaración, siendo nulas de nulidad absoluta cualquier otra modificación, derogación o agregado que realice la Convención apartándose de la competencia establecida en esta ley especial de declaración." No vaya a ser cosa que a alguien se le ocurra que la reforma termine reformando algo. Reserva ¿moral? Cuando se armó el revuelo por los 500 millones - que sí te los mandé, que no, no me los mandaste, todo ese asunto - Obeid mostró sus dotes de equilibrista desafiando a las matemáticas, afirmando que los que decían que las remesas nacionales alcanzaban a 500 millones, estaban diciendo exactamente lo mismo que los que juraban que no eran más de 150 millones. Por aquellos días, tal vez para demostrar que todos estos políticos son más o menos iguales, el presidente Kirchner cerraba la discusión diciendo que no nos íbamos a pelear por quien puso un peso más o un peso menos, dejando de lado el pequeño detalle de que la suma en disputa no era un peso, era guita suficiente para construir unas 20.000 viviendas. Ahora que los vientos nacionales apuntan a la pelea por pedazos de poder entre Duhalde y Kirchner, el gobernador Obeid - el mismo que llegara al gobierno con el voto del 15% del padrón santafesino - ha decidido doblar la apuesta y nombrar a su amigo el Lole nada menos que "reserva moral", no solo de Santa Fe, reserva moral a nivel nacional, reserva moral de la patria, diría algún viejo militar. La frase puede parecer un chiste, pero no lo es. Obeid puso el pie en el acelerador para convencer a los santafesinos y a los argentinos de que Reutemann es una joyita. La realidad se empeña, claro, en desmentirlo, y el mismo Obeid no puede disimular las contradicciones ni siquiera en su propio discurso. "Santa Fe ha tenido en la última década una administración eficiente y ordenada que no ha recurrido al facilismo del endeudamiento excesivo" decía Obeid el primero de mayo para hablar bien del Lole como siempre. En el mismo discurso y sin cambiar de andén, nos contaba que el presupuesto provincial de este año prevé "un importante superávit primario" para atender "los compromisos existentes en la Provincia, sin recurrir a nuevos endeudamientos". Entonces, la famosa administración ordenada ¿se había o no se había endeudado? La respuesta, claro, es sí. Luis Moro se refiere en una nota aparecida en Tercer Mundo On Line al crédito PRL 4634 - AR tomado del Banco Mundial y explica: "¿Qué hizo el entonces gobernador, para no emitir bonos? Endeudó nuevamente a la provincia en dólares con un organismo financiero internacional. El Banco Mundial otorgó un crédito por 330 millones de dólares, a desembolsarse en tres tramos. Una estrategia de gestión que caracterizó sobremanera el período que arranca en 1991, luego de la ida de Víctor Félix Reviglio, hasta la actualidad: el tándem Reutemann-Obeid, sólo entre 1991 y 2001, engrosó el endeudamiento provincial en un 254%.". Este endeudamiento creciente resultó en que hace unos pocos días, la provincia tuvo que refinanciar doscientos millones de dólares en deudas a cambio de lo cual tuvo que comprometer un superávit primario de 240 millones de pesos anuales, un montón de plata para levantar los muertos que nos legó nuestro rubio ex gobernador, devenido novel reserva moral de los santafesinos y del país. Un capítulo entero podría redactarse sin mucho esfuerzo para hablar de la inundación, de sus efectos y de las volteretas inmorales que dan Reutemann y Obeid para que sus responsabilidades se pasen por alto. Más allá de eso, lo de "reserva moral" sufrió hace apenas una semana otro revés traumático. Resulta que la Corte Suprema de Justicia silolista de nuestra provincia, cerró la primer causa sobre las muertes de diciembre de 2001. Walter Campos fue asesinado el 21 de diciembre por la mañana en Olivé y el arroyo Ludueña, luego de una persecución. Según cuenta el diario El Ciudadano, el adolescente, de sólo 16 años, había concurrido a un reparto de bolsones de comida y estaba en la cola cuando comenzó a ser perseguido por un agente de la comisaría 20ª que se encontraba apostado en el lugar. También había personal de las Tropas de Operaciones Especiales, entre ellos el tirador Iglesias, con un fusil calibre nueve milímetros con mira telescópica. En su indagatoria, el policía dijo que disparó a la cabeza de Campos para proteger la vida de su colega de la seccional 20ª, pero que no tuvo intención de matarlo. Lo repito en forma más sencilla: le tiró a la cabeza, pero no tenía intención de matarlo. El juez de instrucción Osvaldo Barbero sobreseyó a Iglesias y ahora la Corte decidió que el tipo estaba bien sobreseído porque había "fundamentos adecuados". No nos hemos enterado, claro, de que ni este ni los otros homicidios perpetrados por la policía de Reutemann, hayan llevado a los jueces a preguntarse en qué instancia de decisión política se resolvió que se apostaran efectivos con fusiles con miras telescópicas listos para matar. El ex gobernador ¿no sabía de este despliegue militar contra los civiles hambrientos y enojados de aquel diciembre? Obeid no parece interesado por contestar esa sencilla pregunta. Buscando imitar al patagónico presidente - a quien su gestualidad exacerbada le dio enormes beneficios - crea la Secretaría de Derechos Humanos y al tiempito nomás, no duda en decir que Reutemann - el hombre cuyos jueces y cuya Corte Suprema adicta no vacilan en barrer los muertos debajo de la alfombra - "es la reserva moral que tiene el país". Está bien, es cierto. Kirchner hace el museo en la Esma y después afila el aparato represivo endureciendo penas y bajando la edad de imputabilidad, dice que no va a pagar la deuda con el hambre del pueblo mientras aplica las medidas que le dicta la Krueger por teléfono, pero es como que tiene más soltura o más espacio, quién sabe. Obeid no. Su paseo por la cuerda floja resulta particularmente obsceno. Comentá esta nota |
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