¬ Página Anterior Ir a la Portada Página Siguiente ®

Los consejos de Seguro

Por Seguro Silva

    Erase que alguna vez debió haber existido un pastor que renegaba de su sino. El señor no quería cuidar ovejas, el tipo solo soñaba en transformarse en dueño de un cabaret. A romualdo lo tiraba el show bussines . Romualdo dicen que se llamaba y en su Santa Cruz natal nació para ser pastor, desde tiempos remotos sus ancestros habían sido pastores . Lo que Romualdo no sabía era que todos sus antepasados renegaron sistemáticamente de su condición de pastores en silencio. Todos despertaban enredados en sus sueños diciendo, hoy me rajo, hoy mando todo a la mierda y me rajo, me importa menos que nada la tradición familiar, mando todo al carajo y me voy. Pero no se iban, se quedaban, se mentían diciendo: mejor junto unos mangos y después me voy, busco un pastor reemplazante, organizo la partida y después me voy tranquilo. Tanto Romualdo como sus parientes muertos eran pobres y lo poco que tenían lo tenían, arriesgarse a perderlo era, valga la redundancia, muy arriesgado.

    Los pastores vivían en un ambiente bucólico que los predisponía a ser melancólicos y tristes. Romualdo no era diferente pero tenía voluntad de serlo.

    Un día a la siesta se le apareció un lobo blanco que se lo quedó mirando, el pastor pensó que se trataba de una alucinación o un sueño absurdo pero no, aparentemente el lobo estaba ahí y lo miraba. Romualdo era simple pero no era ignorante y mucho menos necio, sabía que en Santa Cruz no hay lobos blancos, atribuyó la aparición a la influencias que generan en las mentes de los cuidadores de ovejas las leyendas y los cuentos de lobos y pastores, Juanito incluido, y se lo dijo, vos sos una fucking alucinación, y el lobo le respondió, y vos sos un cagón y un boludo. Romualdo salió corriendo hasta que se tropezó con una roca y se pegó un palo que lo dejó sin sentido, cuando despertó estaba en la estación de trenes con un boleto de ida en una mano y una valija en la otra. Se fue y no volvió nunca más, el cabaret no pudo ponerlo pero puso una peluquería y contaba chistes a los clientes que salían con la cabeza hecha un desastre pero felices.

    Antes de morir, aquel pastor devenido en peluquero tuvo otra visión de aquel lobo blanco y descubrió que esos ojos casi transparentes de tan claros eran los suyos. Así, entendiendo, entró a la muerte con la sonrisa hasta las orejas.

Libertad a Seguro


    Se pierden los pelos pero no las mañas, se pierden las llaves los paraguas y la paciencia, se pierden los anteojos, los teléfonos celulares la entereza y el coraje, Perdía se pierde, se pierde la perdiz, Blumberg se pierde que perdió un hijo que no se drogaba, Debido se pierde y al Nestor nadie lo encuentra.

    Nelson Bolado dedicó su vida a encontrar todo lo que sus prójimos olvidaban, tenía la casa erizada de objetos inservibles, llaveros rebosantes de llaves que se acumulaban sobre los muebles, paraguas que se morían de tristeza en los rincones, anteojos ciegos amontonados en las mesas, racimos de zapatitos impares y cientos de miles de chupetes. Ocasionalmente encontraba billeteras que devolvía sin esperar recompensa.

    Nelson vivía en un caos permanente pero era feliz , la paciencia perdida, él la encontraba, la entereza, el coraje, la dignidad, la belleza y las ganas, la voluntad perdida Nelson guardaba y regalaba a quien supiera, quisiera y le hiciera falta. Tenía el patio lleno de enredaderas de momentos felices que la gente siempre olvida, las pocas penas que las gentes lograban olvidar cabían en un tacho que siempre estaba a medio llenar.

    Nelson Bolado no dejó descendencia, su casa todavía existe pero nadie encuentra el valor para ocuparla.

Libertad a Seguro



Comentá esta nota
¬ Página Anterior Ir a la Portada Página Siguiente ®