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     A ver, veamos. Cambió el presidente del Banco Central de la República Argentina. El mandato de Alfonso Prat Gay caducaba y, contra todos los augurios que anunciaban su confirmación por otro mandato de seis años, el gobierno encabezado por Néstor Kirchner decidió su relevo: sale Prat Gay, entra Redrado......

¿Y qué?

Por Miguel Espinaco

     La pregunta puede parecer excesiva, al fin y al cabo el banco central es la autoridad monetaria del país y toda esa perorata, pero lo cierto es que el tipo de a pie mira el episodio como una historia ajena. Por allá arriba, en esas alturas en las cuales la historia oficial sucede, los hechos son muy enrevesados, deliberadamente opacos. El presidente, los ministros y la gran comparsa que los acompaña en cada movimiento escénico, dibujan gestos para las tapas de los diarios, símbolos que serán adquiridos para el consumo masivo, frases que serán afirmadas y reafirmadas por periodistas con cara de gente seria. Los hechos, lo que verdaderamente pasa allá arriba, es casi una ficción que acontece en otro plano, en un universo en el que viven otros.

     Después la realidad es que no es tan así. Cuando pasan cosas como las de diciembre de 2001, cuando la confluencia de entreverados factores pone a los universos disímiles cara a cara, lo que se nota es que lo que pasa allá arriba nos pasa también a nosotros, se ve que detrás de sus pujas de poder hay una pelea para definir cómo nos van a seguir robando - a nosotros - y de que forma van a repartir el botín. Si, es cierto, a un miserable ¿qué podés robarle? a un asalariado que cobra un sueldo que no alcanza ni para ser pobre ¿qué más podés sacarle?

     Pero esperá, la cosa no es tan sencilla. Desde las alturas en las que se manejan números gigantes, desde las alturas de los ministerios, los bancos y las empresas que venden camiones de productos, una medida cualquiera puede convertirse en un robo masivo a millones de miserables, a millones de asalariados en la lona. Y a millones, aunque sea poco lo que se pueda sacar de cada uno, se les roba de a millones. Matemáticas del poder que bien podrían funcionar al revés, podrían pero no, porque ellos siguen manejando las calculadoras que parten y reparten y se quedan con la mejor parte.

     El cambio de figuritas en el Banco Central no parece tener una sola razón. Por otra parte, casi nada sucede como consecuencia de una causa transparente y única. Bien vale entonces, buscar entre las declaraciones y las opiniones que se han vertido, para combatir ese simplismo que intenta la información manipulada. Y también para intentar entrever qué les pasa a ellos,
porque al final también algo terminará pasándonos a nosotros.

¿Peor que qué?
"Es un yuppie graduado en Harvard, apadrinado por Bernardo Neustadt y Julio Ramos y admirador confeso de Carlos Menem. Sin embargo, Kirchner le acaba de dar el máximo poder en el mundo financiero para "sepultar la década de los 90"" (Bajada de tapa - Revista Veintitrés - 23-09-04)

     Es raro, pero hay quienes piensan que corresponde sorprenderse.

     El "peligroso Golden Boy" Martín Redrado, es sin duda un yuppie parido en la época de Menem, sus contactos con el mundillo financiero internacional lo convierten por asociación en un hombre de la gran banca. ha sido sospechado y denunciado por corrupción en varias oportunidades y hasta ha sido asesor del Banco Mundial para organizar las privatizaciones en Rusia.

     Pero a pesar de todo, insisto, es sorprendente que haya quienes piensen que corresponde sorprenderse. "Alfonso Prat Gay, un economista de 37 años ha asumido su nuevo cargo en virtud de los contactos financieros que mantiene en el ámbito internacional ya que trabajó durante varios años en la banca JP Morgan, en Londres" contaba América Económica el 11 de diciembre de 2002, momento en el que era Pignarelli el que caía en desgracia y Prat Gay el que saltaba a la presidencia del Central.

     Tomándose una pequeña licencia, podría variarse algo la famosa máxima para decir dime quien te aplaude y te diré quien eres.
Te cuento qué cuenta un editorial de La Nación sobre el despedido presidente del Banco Central de la República Argentina: "Si se tiene en cuenta que con el riguroso y equilibrado desempeño de Prat Gay se logró poner fin a un período desgastante de crisis e inestabilidades en la conducción del Banco Central, se advierte que hay motivos para lamentar su alejamiento de esa función". Y hasta él mismo se jacta de lo bien que cumplió su función de aumentar las ganancias de la banca y el negocio de los empresarios: en un artículo aparecido con su firma en el Financial Times británico explica que ahora, en el país de la pobreza y la desocupación, "los bancos argentinos están repletos de liquidez, pérdidas considerables se convirtieron en ganancias modestas, los accionistas están recuperando su capital y el crédito hacia el sector privado creció 40 por ciento, su más rápido crecimiento en más de una década".

     Pero no son sólo Redrado y Prat Gay. El Ministro de Economía Roberto Lavagna "que hoy forma parte del riñón del gobierno "progresista" de Kirchner, es vocal del CARI desde 1996. Paradójico, ¿no? Un miembro del CARI, es decir de uno de los laboratorios de ideas del capitalismo a nivel nacional, que tiene una línea política de derecha, que agrupa a los economistas del "establishment" y que cuenta entre sus miembros a nefastos personajes del período militar y de la etapa democrática" según cuenta Enzo Vicentín en la edición número 30 de esta misma revista.

     ¿Ahora resulta que los que estaban desde antes era gente dispuesta a "sepultar la década de los 90" y estos son los chicos malos que vuelven a la carga? ¿No se tratará, acaso, de otra vulgar lucha entre piratas?

Ah, los subsidios
"Es posible que alguien pida que las reservas puedan usarse como garantía de ciertas inversiones "impostergables", o que el Banco Central se decida a dar redescuentos automáticos a los bancos que necesiten un respaldo oficial para animarse a prestar a más plazo. Propuestas de este tipo circularon en los últimos meses en despachos oficiales y privados." (Gustavo Bazzan - Clarín - 20/09/04)

     El asunto no parece menor. Según cuenta Página 12, Prat Gay se venía oponiendo a que el Central le de al BICE, fondos para que garantizara un fideicomiso. Todo este embrollo resultaba de una necesidad de Techint para que le financiaran un gasoducto. Esta movida de personajes en la cúpula del Central, llevó casualmente a Arnaldo Bocco - que viene del BICE - a su directorio. Ahora seguramente el tipo, desde la propia cocina, podrá cocinar el plato que pretende comerse Techint.

     Jorge Altamira escribe al respecto en un comunicado de prensa del Partido Obrero distribuido con su firma: "como la 'reconstrucción de la burguesía nacional' es la contraseña de los subsidios y ventajas para Techint, Prat Gay quedó afuera y fue reemplazado por un agente del pulpo siderúrgico, Martín Redrado."

     No es nuevo esto del estado como aparato subsidiador de los negocios de los grandes empresarios y de los bancos. Los que se llenan la boca hablando del famoso estado ausente, deberían tomar nota de la gigantesca presencia del estado a la hora de convertirse en esta suerte de estado benefactor de nuevo tipo, un estado que beneficia a los empresarios que comen de su mano.

     Así como los bancos fueron compensados por la pesificación asimétrica y los empresarios vieron licuadas sus deudas, ahora Techint aparece citado en este cambio de funcionarios porque pretende financiarse en el exterior con garantía del estado argentino que, a su debido tiempo, nos pasará la correspondiente factura. Todo para hacer un gasoducto del que ellos obtendrán las consabidas ganancias.

     ¿No suena algo diferente a una lucha entre pretendidos sepultureros de la década del 90 y chicos malos que vuelven a la carga?

Ah, el dólar
"'Ganó el partido del dólar', deducía ayer un observador, sosteniendo que en adelante el ente emisor ejecutará con más entusiasmo el deseo de Economía de mantener un dólar 'competitivo'" (Julio Nudler - Página 12)

     ¿Ganó el partido del dólar? ¿Puede ser esta otra de las razones de la movida en el Central?

     El precio del dólar ha asumido, en los últimos tiempos, una peligrosa tendencia a lo que los economistas llaman convergencia.
El asunto es más o menos así: si el dólar nominal no se va ajustando cotidianamente, la inflación va haciendo caer su cotización real. Como hay mucha oferta de dólares en plaza por el superávit exportador, el precio se sostiene apenas porque el Banco Central interviene en el mercado para comprar y aumentar las reservas que, a su tiempo, servirán para pagar deuda externa.

     Sin embargo la cuestión no es tan fácil. Si el Banco Central aumentara el ritmo de compras, tendría que emitir más moneda nacional para pagar esos dólares, lo cual pondría sobre el tapete el riesgo inflacionario. Ya desde bastante tiempo atrás, la polémica abierta entre los que prefieren intervenir para sustentar un dólar competitivo y los que prefieren regular la canilla monetaria para minimizar la suba de precios, está desplegada a toda vela.

     Ahora, algunos indicios muestran que las observaciones del observador citado por Nudler, bien pueden explicar parte de esta historia. Gustavo Bazzan escribía en el diario Clarín que "sostener el valor del dólar será uno de los objetivos de la gestión de Redrado al frente del BCRA. Ayer el funcionario lo confirmó con los hechos. En el día, la oferta de divisas había sido menor a la media, pero el Central tuvo una actitud agresiva, y el dólar cerró a $ 3,02, luego que el Banco se hiciera de 20 millones. 'Buscaremos acumular reservas', dijo Redrado a su equipo. Uno de los objetivos de esa acumulación es enfrentar la parte que le corresponde al Central en los vencimientos con el FMI."

     La revista Fortuna, en su edición del 12 de julio de 2004, cita a un "joven brillante" del equipo de Lavagna que cuenta que el Ministro "no quiere saber nada con las metas de inflación, y menos en manos de Prat-Gay. 'Sería gravísimo que haya señales inconsistentes entre hacedores de política del peso de Economía o el Central. Una política demasiado independiente de este último fue lo que le costó la cabeza a quienes antecedieron a Prat-Gay en el cargo, Blejer y Pignanelli'".

     Obviamente, no vamos a meternos en la polémica sobre el precio que debiera tener el dólar. Digamos solamente, que el CEMA explica apoyándose en una complicada ecuación que "por cada 10% de suba del tipo real de cambio disminuye un 4.1% el salario real". o sea que la variable que se ajustará con la suba del dólar será, obviamente, el salario. Y también digamos, para no aparecer parciales en esta polémica entre ellos, que con el dólar bajo de la convertibilidad, la variable de ajuste fue la ocupación, o mejor dicho lo contrario, el drama de la desocupación que se multiplicó hasta el delirio por aquellos años.

     De cualquier forma, en el ideario de la burguesía gobernante el resultado de la discusión se mide solamente en montañas de billetes: con un dólar caro se beneficiarán los empresarios que producen bienes transables, que pueden exportarse, y con un dólar bajo se beneficiarán los que venden bienes no transables, en general servicios que no pueden venderse al exterior a valor dólar. Sea cual sea la política monetaria que apliquen, los que pagaremos el pato seremos los que no tenemos la manija.

     Entonces, ¿cuales son los malvados y cuales son los buenos muchachos en esta pelea?

Envuelto para regalo
"Entre Prat Gay y Lavagna, me quedo con Lavagna" (Título en Página-12 18/09/04)

     Una cosa es lo que es y otra lo que se vende. Basta mirar las propagandas de televisión que ofrecen en vez de un champú, el pelo de una modelo con horas de peluquería.

     El encomillado de arriba pertenece a una nota de Página 12. Imposible saber si Kirchner dijo o no dijo lo que Mario Wainfeld dice que dijo, porque la cita no pertenece a un reportaje sino que le es atribuida como comentario a su círculo más intimo.
"Los analistas señalan que la relación entre Prat-Gay y el ministro de economía, Roberto Lavagna, no era buena, y que esto habría llevado a que el gobierno decidiera no renovarle el cargo" escribe la BBC, aportando al mismo punto de vista.

     La lectura sencilla que se desprende de esta presentación de la noticia es ganó Lavagna, Lavagna es ahora más fuerte que antes. El contenido viene envuelto casi sin disimulos, crea esto, llamé ya. A todos les conviene hacer el menor ruido posible, que la pelea parezca un asunto de entrecasa, un enojo de Lavagna porque Prat Gay dijo cosas de la deuda que se salían del libreto. "Me quedo con Lavagna", habría dicho entonces Kirchner resolviendo la puja entre sus caprichosos laderos.

     El problema es que el cuentito es un poco demasiado repetido, fijate lo que dice un cable de Infosic fechado el 11 de diciembre de 2002 "El ministro argentino de Economía, Roberto Lavagna, ha salido fortalecido con la renuncia del presidente del Banco Central (BCRA), Aldo Pignanelli, aceptada como corolario de las disputas que ambos mantenían desde hace meses." Por esos mismos días, Eduardo Amadeo, designado embajador argentino en Estados Unidos, contaba exultante la aceptación del ahora mal llevado Prat Gay y aseguraba que acompañaría la política del ministro de economía Roberto Lavagna.

     Es cierto, el tiempo pasa y los amores se desgastan, así como es cierto que la movida puede tener que ver con la necesidad de fortalecer simbólicamente la figura de Lavagna dentro del gobierno, puede ser. Puede ser también que el ministro de economía esté delimitando a empujones su propia quintita en la que no acepta opiniones. No pueden negarse de ninguna manera estos lamentables modos del poder, así como tampoco pueden explicarse estas movidas de tanto peso por caprichos infantiles.

     "Alfonso Prat-Gay quiere ser ministro de Economía, Roberto Lavagna pretende la Presidencia de la Nación, y Néstor Kirchner quiere ser Perón", cuenta la revista Fortuna. que se bromeaba en los pasillos del ministerio dos meses atrás. Claro que sí, claro que puede que sea parte de la verdad, puede ser que el champú realmente te mejore el pelo. Eso sí, casi seguro que no te va a quedar como el de la modelo de la propaganda.

     Como diría Juan Carlos Blumberg: ¿me entiende?

90.2
Lavagna es un arbitro entre los distintos grupos de la clase dominante. Como todo ministro de economía procesa y dirime los conflictos entre estos sectores. Y siguiendo el ejemplo de Cavallo, ejerce este arbitraje concentrando las decisiones. (Claudio Katz - El Modelo sigue en pie - Argenpress)

     El cambio de figuritas en el Banco Central no parece tener, por cierto, una sola razón. Los elementos simbólicos, la lucha por espacios de poder, las humanas antipatías y hasta las casualidades y los malentendidos, se superponen casi siempre para que las cosas pasen. Pero en el fondo, se adivina la fragmentación de la burguesía que no logra unificar un nuevo modelo - como les gusta decir - para continuar sin sobresaltos con el saqueo organizado al trabajo de los trabajadores, un nuevo modelo que reemplace aquella exitosa máquina de robar que montaron en los noventa.

     El título del trabajo de Claudio Katz del que surge el fragmento citado más arriba - "el modelo sigue en pie" - puede aparecer contradictorio con esta apreciación, sin embargo no es así. Porque es bien cierto que el modelo sigue vivito y coleando si uno observa que los beneficiarios y las víctimas no han cambiado para nada los roles, pero tan cierto como eso es que los patrones y sus políticos necesitan un nuevo acuerdo estable de reparto de la plusvalía ganada, como siempre, a costillas de los músculos y de los nervios de los trabajadores argentinos. En el mundo de la informática, esta nueva versión que intentan gestar en medio de luchas más o menos institucionales y pacíficas en la que caen de vez en cuando presidentes del Banco Central, bien podría llamarse versión 90 punto 2.

     Y en esas luchas que luchan y que provoca chispazos, unos pretenden - como el Profesor Neurus - los subsidios tooodos para mí, otros pujan para agarrar la manija que arbitra sobre los precios de la economía, en especial sobre el precio de la moneda, para tener la mejor relación de ingresos costos y quedarse con la mejor parte del fruto del trabajo de los que trabajan. Otros, por qué no decirlo, quieren mantener los puestos de decisión en el mundillo político porque eso vale prestigio, relaciones y plata. Todo eso - no conviene olvidarlo - en medio de una ola de reclamos salariales llevados adelante por los que pretenden una porción de la torta que les alcance para salir de pobres, y de los desesperados reclamos de trabajo de los que no lo tienen.

     En medio de ese escenario tan endeble y movedizo, las usinas oficiales seguirán creando cada vez, cuentitos sin matices, ficciones digeribles para que nada quede demasiado claro, para que a vos te siga pareciendo que los hechos, que lo que verdaderamente pasa, es una ficción que sucede en otro plano, en un mundo ajeno, en un universo que es cosa de otros.



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