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Fechas, memorias y valoraciones

Por Enzo Vicentín

     Una recorrida por la Internet buscando información sobre el 12 de Octubre trae, en los últimos años, resultados parecidos. Exceptuando el año 1992, cuando el debate y los actos referidos al mal llamado "descubrimiento" fueron mayores en el contexto del quinto centenario, desde los '80 hacia el presente esta fecha sirve para que vuelvan por unos momentos a repetirse las posiciones hispanistas o indigenistas para luego olvidarlas nuevamente. Como pájaros que volando vienen, pasan y se van, para regresar al año siguiente y repetir la película. Ocurre como si a los representantes de las comunidades indígenas solo habría que acercarles un micrófono o una cámara el 11 de Octubre para que digan, palabras más palabras menos, sus mismas reivindicaciones todos los años, y después chau y hasta el año que viene. Parece como si el 12 de Octubre mostrara en soledad lo arbitrario de la construcción ficticia de la identidad que los Estados nacionales del siglo XIX nos legaron, cuando el 25 de Mayo o el 9 de Julio también son fechas "infladas" que poco merecen tanta conmemoración pero que les sirvieron a los "patriotas" de la generación del '80 (siglo XIX) para decir "esto es Argentina".

     Si hubiese buscado información acerca de la conmemoración del 12 de Octubre de 1492 en distintos países de América y Europa hace 5 años, hubiese encontrado, a grandes rasgos, información similar a la que encontré hace unos días sobre los actos del último 12 de Octubre. El lenguaje muestra aquí toda su carga: si en un buscador escribo "Día de la Raza" es casi seguro que no aparezca ninguna alusión a España, donde hace bastante se celebra como "Día de la Hispanidad", aunque a principios del siglo XX se haya celebrado como "Fiesta de la Raza…española". Invirtiendo el proceso, si busco por "Día de la Hispanidad" obtendré poco del continente americano, salvo algunas excepciones de países centroamericanos.

     Buscando esos y otros términos más me encontré con que el 12 de Octubre último se realizó en España la tradicional recepción del Día de la Hispanidad ofrecida por los reyes españoles (que seguramente no le habrán contado a los asistentes que el lujo de su palacio se lo deben en parte al saqueo de América), y que también tuvo lugar un desfile militar en el cual José Luis Rodríguez Zapatero no se paró a saludar el paso de la bandera estadounidense y entonces al día siguiente se armó revuelo. En El Salvador el Movimiento Popular de Resistencia 12 de Octubre compuesto por organizaciones sociales y estudiantiles bloqueó el tránsito en 17 puntos diferentes protestando "por las negociaciones de los Tratados de Libre Comercio (TLC), el Plan Puebla Panamá (PPP), el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), la pobreza que sufren las comunidades rurales, el alza a los combustibles y del pasaje de buses, el alto costo de la vida" según un diario. Allá, como pasa con los piqueteros acá, acusaron a los manifestantes de violar los derechos de la población salvadoreña y de ocasionar pérdidas económicas al país. En Venezuela ocurrió tal vez lo más interesante: un grupo de personas realizaron un juicio público a la estatua de Cristóbal Colón que se encontraba en el Paseo del mismo nombre en la ciudad de Caracas. Luego de ser condenado por ser quien inició el genocidio de indígenas americanos, los manifestantes derribaron la estatua delante de las cámaras de TV que transmitieron en vivo el suceso. En México un centenar de indígenas marchó ante la mirada de 3500 policías por las calles de la capital. En Colombia, Honduras y Chile los indígenas también marcharon. En Argentina, un acto frente al monumento a Julio A. Roca en Buenos Aires propuso conmemorar, en lugar del día de la raza, el "día de la razzia", y sacar de allí el monumento del general que condujo la Campaña del Desierto para reemplazarlo por otro en recuerdo de la mujer indígena.

     Hechos y declaraciones como los vistos han ocurrido antes, ocurren ahora y seguramente ocurrirán en el futuro. No digo con esto que sean exactamente iguales a través el tiempo, aunque los reyes españoles siempre harán la misma pavada, sino que las diferencias se dan manteniendo algunas constantes como el reclamo por reconocimiento a las identidades indígenas de parte de los indigenistas o la empecinada negación de que la violencia dominó las relaciones entre las dos civilizaciones de parte de los que tratan de justificar lo injustificable. Esta última postura es la que muestra Eduardo Luis Duhalde, secretario de Derechos Humanos del gobierno nacional, cuando propone cambiar "Día de la Raza" por "Día del Encuentro de Civilizaciones"; como bien señalan muchos historiadores más que encuentro (que sugiere un intercambio no mediado por la violencia) fue un encontronazo de civilizaciones y culturas.

     Pero señalar que hay constantes que se vienen repitiendo desde hace tiempo en ocasión de todo 12 de Octubre no nos debe llevar a la errónea percepción de que esto es así desde que los españoles se dieron cuenta de que estaban dominando un continente inexplorado por ellos allá por inicios del siglo XVI.
El recuerdo del 12 de Octubre como una fecha importante para España, la centralidad de la figura de Cristóbal Colón, o la iconografía creada por el arte en conmemoración del "descubrimiento" fueron muy posteriores a 1492. Recién se dieron a finales del siglo XIX, 400 años después de la llegada de los españoles a América.

     El libro de Bernard Vincent titulado "1492 el año admirable" se propone analizar la trascendencia del año 1492 para España. Contrariamente a lo que muchos pueden pensar, durante los últimos años del siglo XV y la mayor parte de los siglos XVI y XVII en la península ibérica se recordaba al 1492 como el año de la expulsión de los musulmanes de Granada más que como el año en que llegaron a América. Vincent muestra ello a partir de la iconografía: ¿qué pintaban los artistas para la Corona española a la hora de resaltar su grandeza, qué construían para legar a las generaciones posteriores? Durante el período mencionado más arriba, la respuesta es: la toma de Granda y la expulsión de los musulmanes que desde el año 800 d.C. ocupaban la península. El "descubrimiento" no era negado ni mucho menos, pero era de importancia secundaria. Para el final del siglo XIX la valoración de los acontecimientos había girado rotundamente. ¿Por qué? Durante el siglo XIX el dominio español sobre América se había caído a pedazos. Entre 1810 y 1826 casi todas las colonias americanas se declararon independientes, y la influencia de Inglaterra en el comercio internacional relegó más aún a España en su intención de retomar los lazos perdidos con el continente americano. En vísperas del cuarto centenario de la llegada de Colón, el recordado Imperio español de Carlos V asistía a sus últimos estertores: sólo Cuba, Puerto Rico, Guam y las Filipinas seguían bajo dominio español, siendo las "reliquias de un pasado glorioso" como dice Vincent; el resto se había perdido. Es en este contexto cuando la monarquía española toma seriamente la conmemoración del 1492 como año del "descubrimiento" de América. 400 años después la figura del navegante Colón despierta del olvido (o del tibio recuerdo) y se erige simbólicamente (con su paralela cristalización material a través de la multiplicación de monumentos y pinturas en muchas partes tanto de América como de Europa - no solo de la península ibérica) como la unión entre el Viejo y el Nuevo continente, es decir entre Europa y América. Vincent afirma que 1892 no reinventó a Colón, pero sí que contribuyó enormemente a su promoción.

     Es sumamente revelador mostrar a qué intereses sirvió la promoción de la figura de Colón en las distintas partes del globo. Porque es necesario aclarar que ésta no fue unívoca. Para ilustrarlo: en 1892 se realizaron actos de conmemoración del "descubrimiento" en Madrid, Génova y Chicago (y en muchas partes más). Tanto los americanos como los italianos "movilizan un Cristóbal Colón anunciador de un porvenir radiante, portador de innovaciones revolucionarias. 1892 es objeto de una oda al progreso. Para los genoveses de la época, el progreso significa la "unidad italiana" mientras que los estadounidenses del norte (que habían triunfado en la Guerra de Secesión y concentraban a la burguesía más pujante del país) quisieron "poner de manifiesto estrepitosamente la unidad americana, las riquezas del crisol, la potencia de la economía nacional, el importante papel que desempeña el país en los progresos de la humanidad". La actitud de los actos en Génova y Chicago son diametralmente opuestas a la celebración de Madrid, donde la actitud "es fundamentalmente defensiva, vuelta hacia el pasado. Las exposiciones, los congresos, las revistas, con la publicación oficial El Centenario, favorecerán el desarrollo de una reflexión profunda sobre la historia de España. Autores españoles o hispanistas hacen hincapié en las cualidades del sistema colonial calificado de generoso y humanitario y presentado como muy superior a la colonización inglesa" (Vincent, págs. 162 y 163). La situación de finales del siglo XIX para España es muy diferente a la de Estados Unidos, y los contextos en que la persona de Colón se eleva son por lo tanto diferentes.

     El 12 de Octubre de 1892 no significó lo mismo para todos, pero a partir de ese momento la figura colombina se volvió central para la historia. Los Billiken de hoy que ofrecen una biografía del navegante ¿genovés? son herederos del cuarto centenario, y no del descubrimiento. Tanto el primer centenario de su llegada, como el segundo e incluso el tercero pasaron sin huellas para la valoración histórica del acontecimiento y de sus actores de parte de los españoles. El 12 de Octubre, Cristóbal Colón, el Día de la Raza, son importantes para España y el mundo europeo en general a partir de finales del siglo XIX. Y entonces no es el 1492 sino el 1892 el año que marca profundamente la valoración histórica del acontecimiento y las personas que participaron que hoy nosotros heredamos a comienzos del siglo XXI.

     La intención de esta nota no es quedarse en el 12 de Octubre, sino utilizarlo como ejemplo de algo más general. Porque los acontecimientos históricos no son importantes para la historia desde el mismo momento en que ocurren (salvo algunas excepciones). Cuando se vuelven importantes en tiempos posteriores, lo hacen respondiendo a los intereses de los grupos a los que les sirve en ese momento la utilización del pasado como justificación del presente. Cristóbal Colón no se rescata en el siglo XIX gracias a la justicia histórica, sino porque pudo representar algo funcional para los grupos dominantes de esa época. Y, como vimos, lo que significó para España no fue lo mismo a lo que representó para Estados Unidos hacia 1892. De la misma manera pasa en muchas ocasiones, como por ejemplo en el caso de los líderes de las independencias americanas. Pero hay otro comentario que hacer: la memoria histórica que se tiene sobre los hechos es histórica también, ya que puede modificarse en el tiempo. Ya no se habla aquí que un hecho no relevante se convierte en relevante, sino que un acontecimiento considerado ya importante es objeto de modificaciones que cambian su sentido para las sociedades posteriores. Y así como señalamos el camino por el cual algunos hechos pasan a ser importantes, también debemos señalar que el proceso inverso también ocurre, esto es: algunos hechos que desde su importancia pasan al olvido o sufren terribles trastrocamientos porque no sirven a los intereses de los grupos dominantes en momentos posteriores. Este, no por casualidad, es el caso de aquellos hechos considerados importantes para el campo popular. La dinámica de las efemérides y sus sentidos representan en la historia la dinámica de los conflictos entre las clases sociales. Y aunque las clases dominantes han determinado mayoritariamente qué es la historia para nosotros, nos queda una posibilidad: lo que es social es dinámico, y por lo tanto puede ser modificado.



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