El papa móvil se quedó quieto

por Adrián Alvarado

Da la sensación que las cosas se han salido de madre, que los ejes que sostenían las ruedas de la realidad se gastaron al punto de romperse y todo gira en caída libre rumbo a lo incierto.

Asistimos boquiabiertos al espectáculo mediático y repetimos las noticias con aire apocalíptico, nos llenamos la boca con palabras que otros dicen que dicen otros que relatan un hecho que no vieron y nos parece que la realidad es eso y nos equivocamos porque la realidad es otra cosa. No me pregunte, usted sabrá cual es su realidad, y si no lo sabe, estamos jodidos.

Usted es un entramado de cosas que convive con otros entramados totalmente distintos. Usted es un entramado que está solo, acompañado por otros entramados que están juntos porque en algún punto coinciden, aunque ese punto represente las diferencias. Las diferencias nos aproximan y resulta esto que somos.

Amanece viernes primero de abril que amanece radio, Magdalena, con voz de duelo, acompaña conmovida los últimos estertores del hombre que devino papa.

En términos de poder primero está dios, después está Jesús, a la derecha, y después está el papa, que es un entramado elegido por otros entramados que son los cardenales que forman parte de una manta enorme que cubre sin abrigarlo a casi la mitad del mundo habitado.

Karol Wojtyla asume el trono divino en octubre de 1978, hace 26 años y a partir de ahí comienza a tomar vuelo, literalmente. Fue el papa más mediático y más viajero, el tipo viajó en kilómetros el equivalente a tres veces la distancia de la tierra a la luna, dato vano si los hay. También le dio el puntapié inicial al muro de Berlín y vino a la Argentina en 1982 para evitar que no nos pusiéramos como locos a la hora de rendirnos ante los ingleses y que no agarráramos a los cuetazos a los chilenos traidores.

El Papa que se murió era un enemigo acérrimo del socialismo al que llamaba el imperio del mal, luchó denodadamente para terminar con la Teología de la Liberación que estaba contaminando las cabezas oprimidas de los latinoamericanos. Señor contradictorio si los hubo, se manifestaba en contra del capitalismo neoliberal del cual opinaba que era peor que el comunismo, el comunismo que había vivido como una tragedia en su Polonia natal y al cual temía. Pero cuando fue a Cuba los miedos se le despejaron y hasta se dio el lujo de introducir en su discurso palabras propias de la Teología de la Liberación, porque el tipo al fin y al cabo era político, alguien dijo que este papa tenía muñeca de estadista, contradicciones incluidas.

Karol supo ser actor y esa condición lo acercó a otro actor que devino presidente: Ronald Reagan. Ambos, el papa y Reagan, pensaban que tenían una tarea celestial por haber zafado de sendos atentados que, sin lugar a dudas, para ellos, fueron mensajes de la divina providencia.

Y me hincho un poco las pelotas y me pregunto qué carajo hago yo escribiendo del papa, si el tipo y lo que representaba me importa menos que nada, y desde algún lugar de mi cerebro la voz de Bertold Brecht me dice que sí, que debe importarme, porque el papa muerto incidió y el que viene seguramente va a incidir en cuestiones de política internacional que inciden e incidirán en las políticas más chicas, entonces sigo, y lo que empezó el viernes a la mañana continúa el miércoles, porque ahora van a elegir papa nuevo y Bergoglio, el Cardenal Primado de la Argentina está nominado y me da un poco de impresión la posibilidad de tener un papa argentino, porque me acuerdo de la actuación de la iglesia durante la dictadura, de los dos jesuitas asesinados y de los reflejos inquisitorios que demostró tener contra la muestra de Ferrari.

Juampi II fue actor, poeta y filósofo y fue un papa conservador, no se animó ni por asomo a saldar las cuentas pendientes que la iglesia tiene con sus feligreses y con los que juntan a los feligreses, las monjas y los curas. Las monjas, por su parte, quieren que se discuta hace años, el sacerdocio femenino y los curas están pidiendo por medios perversos que empiece a discutirse la castidad obligatoria. Los sacerdotes, esos hombres que sufren el infierno de reprimir las pulsiones del deseo sexual en el infierno que desatan cuando ya no pueden más y algún pibe sufre las consecuencias. No puedo afirmar que el celibato sea un detonante de la pedofilia pero debe ayudar bastante.

Esto no se termina, es más, recién comienza y va a seguir hasta que otro acontecimiento importante ocupe las primeras planas de los diarios y las pantallas de televisión nos muestren las nuevas verdades.

Y yo que de chiquito quería trabajar en un circo.

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