Delfina Contreras aun no ha vuelto y para colmo siguen apareciendo poemas en lugares insólitos que para Seguro son señales inequívocas del inminente retorno de su amada esposa epistolar. La medida de la esperanza es directamente proporcional al tamaño de los sueños decía mi abuelo. Pasen y vean.

Los consejos de Seguro

presentados por Adrián Alvarado.

La señora se sentó en una mesa que daba a la ventana del bar se sacó los dientes postizos y llamó al mozo, pidió un café completo y un vaso de agua limpia para depositar la dentadura, el mozo trató de explicarle que no podía exponer la prótesis sobre la mesa en un vaso porque le daba mal aspecto al establecimiento, la señora le dijo que traiga entonces una taza grande de loza con agua así nadie vería los dientes que tanto avergonzaban al gastronómico. El garzón fue a preguntar y le dieron el visto bueno, le llevó una taza grande hasta la mitad de agua, la señora depositó la dentadura dentro y todos contentos, la casa estaba en orden.

Después de tomar el café no va que la señora se saca la peluca y la pone arriba de la mesa. Blanca y radiante la pelada y el pelo de artificio al lado de la taza con los dientes. Vuelve el mozo a pedirle que aunque sea guarde la peluca en su cartera y la señora que no, que no le entra, que si se la quiere llevar y guardarla en otro lado que se la lleve, el tipo va y consulta con el dueño, vuelve y se lleva la peluca con un poquito de asco dado que todavía estaba caliente.

La casa volvía a estar en orden pero no duró mucho porque la señora se sacó una de las piernas y la puso sobre la silla de al lado. Vino ahora el mismísimo dueño del bar en persona dispuesto a echarla pero no pudo porque cuando se acercó a la mesa la señora se desenroscó la mano izquierda y tomándola con la derecha saludó al dueño del bar exhibiendo una amplia y amable sonrisa sin dientes. Entre conmovido y conmocionado el hombre le preguntó si estaba haciendo todo aquello a propósito y la señora le dijo que sí, que lo hacía a propósito porque necesitaba hacerlo, y el tipo que porque no lo hace en su casa y ella que si no tiene derecho a salir a tomar algo como el resto de los mortales enteros que no necesitan incomodas prótesis para vivir y el tipo que sí, que está bien, que tiene razón pero... y ella que le pide si no le puede llevar la bolsita de la sonda al baño y el tipo medio que llora y va al baño de mujeres y vacía la bolsa y se la lleva de vuelta y la señora ya no está.

Sobre la mesa los dientes, la mano izquierda y la pierna en la silla y un ojo de vidrio sobre una nota que decía "Dios no existe".

Libertad a Seguro.


Dada la condición mental de nuestros artistas, el material de dudoso valor literario que se publica en este medio firmado por Seguro Silva y Delfina Contreras ocupará su espacio revista por medio, o sea, en la próxima no estarán y en la que sigue sí.

La Dirección



Opiná sobre este tema

En el número 56 de este pasquín virtual fueron publicados dos poemas que Seguro atribuyó a Delfina Contreras los cuales se encontraron pegados en la parte de debajo de un cajón de mesa de luz.

En esta edición se publican otros dos hallados dentro de un zapato el primero y en la cara interna de la cáscara de un huevo duro el segundo.

Para Seguro el mensaje es claro, la vuelta de Delfina es casi un hecho.

Volver
sin haber retrocedido
es volver
cambiada
para cambiarlo todo.

Delfina Contreras

Ya está,
suficiente,
tu camisa
es tuya,
la mía
se llama blusa
y me hago cargo.

Estoy volviendo.
No me esperes.

Delfina Contreras

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