Parece que a nuestros artistas les pegó fuerte el hippismo transversal y jovato que les suele dar a personas de su edad avanzada, de mucho, no de para adelante. Seguro está conviviendo con otro hombre, parece que ahora de viejo se come la mandioca y no me enteré por otro, me lo dijo él mismo. Delfina tiró la chancleta, sexo grupal y una voluptuosidad poética que te la debo. Así estamos, así están. Los consejos de Seguro presentados por Adrián Alvarado. La historia es más o menos así, el señor se droga, en un momento del día el señor decide drogarse, se arma un caño y se lo fuma y aquellos que piensen que la cabeza del señor deja de ser la cabeza del señor bajo los efectos de la marihuana se equivocan porque en ese preciso instante, cuando el señor cruza la línea del límite que divide el estar "de cara" de "sacarse la cara", el señor drogado no se va a otro lugar, se mete en un lugar muy próximo. Si algún salame todavía cree que quien se droga se escapa para esquivarle el bulto a una realidad adversa es porque es un señor salame muy distinto al señor que se droga, ni mejor ni peor, distinto. Cuando digo que el señor que se droga se mete en un lugar muy próximo me refiero a que el tipo agarra los remos del cuelgue para navegar en el océano de océanos que es la cabeza de uno y la del tipo que rema en busca de tierra firme; por eso el viaje es entre los límites de sí mismo. Ahora, si el señor se droga y se justifica con argumentos de dudosa filosofía pasa a ser un vulgar salame (no del mismo tipo de salame mencionado más arriba, peor) con más inseguridades que pelos. El señor está ido, dice doña Rosalía, es un drogadicto, y un drogadicto no entra en la categoría de enfermo, doña Rosalía no dice, Pobre, está enfermo. El drogadicto es un miserable, es un tipo que vive inmerso en su miserabilidad y es conciente de eso, se droga por eso y pretende dejar de drogarse por eso. A veces el porro pega así. Vivimos en un frasco de boludeces que estamos llenando desde los noventa, dice Hernán que de tan grosso que es se aburre y yo escucho y escribo que es una buena forma de escuchar como decía mi abuelo paterno que era analfabeto y almacenero y murió joven porque dios es sabio. Libertad a Seguro. Amelita Baltar se acomodó el bretel del corpiño agarró el micrófono y cantó un tango y después otro, cuando terminó se bajó del escenario y se cayó pero se levantó en seguida, puteó por lo bajo y salió y hacía frío, pidió un taxi al cielo y el cielo se lo mandó, el taxi cayó desde una altura considerable medio en la vereda y medio en la calle, quedó bastante estropeado pero andaba, al abrir la puerta esta se salió y quedó tirada ahí, el taxista preguntó adonde, Amelita le dijo allá y el vehículo levantó vuelo. Libertad a Seguro. ![]() Opiná sobre este tema |
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