Madre hay una sola

por Miguel Espinaco

Casi siempre, las cosas no son lo que parecen. A veces no son sólo lo que parecen y otras, apenas logran ser porque parecen, hábito que hace al monje, en este caso.

Lo que pasa es que la costumbre, la insistencia, la repetición, las hace aparecer tan naturales, tan necesarias.

Alguna vez te contamos en este programa que Papá Noel es rojiblanco desde hace no más que siete décadas, menos de un siglo, y que su color lo impuso una campaña de Coca Cola que lo vistió así por los colores de su símbolo. Y que antes de eso la gente lo imaginaba con pieles oscuras, como a cualquier señor que vive en esos lugares en los que nieva mucho. Y que más antes, todavía, nadie lo imaginaba siquiera, porque a nadie se le había pasado por la cabeza inventarlo.

Cosas así pasan. Alguna vez a un tipo se le ocurrió postular que era la tierra la que giraba alrededor del sol y todos lo miraron diciendo qué pavada si es tan clarito que es febo el que se mueve y al final el pobre hombre tenía razón. Pero mejor no acordarse de cómo le pagaron el acierto.

Hablar del día de la madre justo cuando todos andan con el feliz día de la madre a flor de labios resulta también una tarea complicada. Se corre el riesgo de quedar como un aguafiestas, como un marciano, si uno no dice las frases de rigor justo cuando todos andan con el feliz día de la madre a flor de labios, digo, si uno busca y rebusca para encontrar los significados que se esconden detrás de tan inocente recordatorio.

No me refiero nada más que a las cuestiones comerciales que enseguida se notan y aparte qué, si todo tiene precio en el mundo de la compra y de la venta por qué no iba a tener precio el amor filial, que se corporiza en un celular vendido con tanta ternura desde el spot televisivo en el que un niño no se puede comunicar tan bien con su un poco tonto padre como con su madre, o en un perfume que se archivará con los demás perfumes o si no, de última, en alguna chuchería que siempre se consigue. El asunto es más que eso, es el día de la Madre así con mayúsculas y eso es todo un concepto, toda una idea que encierra y comprime la idea de mujer vista como persona, desprovista de esos largos e incómodos cordones umbilicales que tironean al ritmo del mandato social.

Soy una mamá moderna, me vas a decir, ya sé. Si, claro, te contestaré yo, sos una madre como debe ser, pero es justamente ese "como debe ser" lo que es todo un tema, porque también Papá Noel es rojo y blanco, no? Como debe ser.

Las mamás modernas esas de la televisión, esas que entenderían que el nene quiere la leche y no están en casa…. ¿esas mamás te representan, o vos sos una representación de ellas? ¿quién está primero? ¿el huevo o la gallina? ¿el promedio de las madres es el que hace nacer la idea de madre, o es esa idea la que forma a su imagen y semejanza a las madres tal cual son o pretenden ser?

O a lo mejor no, a lo mejor no me vas a decir eso porque ni se te ocurre ser "moderna", a lo mejor vos sos nomás una mamá de la mayoría, una más de la mayoría de las madres que en este país, como las mayorías de los todo, son pobres. Y entonces decís qué va, yo no estoy ni cerca de la madre idea que aparece en las propagandas, yo tengo 14 años y tuve un hijo porque ya me sé todo del asunto porque crié a mis hermanitos mientras mi vieja laburaba en casas de familia. Y tuve un hijo para tener algo que sea mío y para que me respeten, por lo menos mientras estoy con la panza.

O a lo mejor sos esa madre que ya tuvo cuatro y después cambió de compañero y el nuevo compañero quería que tengas uno que fuera de él, pero tu anterior marido no entendió y ni con panza te respetó, vino, gritó un poco y te pegó bastante.

O sos esa otra que tiene tres de alguna pareja que se llevó la vida y la miseria y ahora tuviste que salir a laburar a la calle para parar la olla. Y salir a laburar a la calle quiere decir eso: salir a laburar a la calle. Y aunque te cuides con preservativos a veces alguno falla como ahora y qué hacés, preguntás, si no trabajo los chicos no comen y ahora qué hago con esto, que no es un hijo, que es un accidente.

Madre hay una sola pero ya ves que no tanto. El día de la madre las amontona en una idea que no es verdad, en un molde que sirve de consuelo para los sufrimientos de la vida real y que a la vez sirve para reinventar una realidad que se perpetúe anestesiada.

No sé - nadie lo sabe - qué pasaría en una sociedad en la que el oficio de madre no sea requerido para que los niños se eduquen y aprendan a ser explotadores o explotados, a ser los dueños o los candidatos a poner el hombro, a estar en alguno de los lados de esa barrera que a esta altura también ya nos parece natural.

No sé que significaría ser madre ni qué significaría ser mujer en un mundo así, pero seguramente no cabría en este molde de fiesta casi mística, en este libreto que se replica, que se imita a sí mismo cada año como el traje rojo y blanco de papá noel.

Como si hubiera sido siempre. Como si lo "natural" fuera que siga siendo.



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