Seguro se viene con arranques medio cursis que a Delfina la sacan de quicio pero se la aguanta. Como si ella no hubiera caído en la tentación, habráse visto. La bestia se mete a revisar al flaco y nos muestra su lado más escéptico, el de La Bestia. A doña Apolinaria la encontraron pero no quiso volver. Adéntrense, es un rato.

Los consejos de Seguro

presentados por Adrián Alvarado.

El hombre como concepto de supervivencia capítulo cuatro

1

Ismael tenía nueve años cuando a sus padres se les ocurrió la feliz idea de mandarlo al coro. A Ismael lo mandaron al coro Kenington porque sonaba muy inglés y podían pagarlo.

Ismael fue porque era un pibe aplicado y tenía voz de ángel. A los ocho años se había triturado los testículos con el asiento del triciclo, pero desconocía que sus facultades vocales poseían atributos únicos. En la prueba de admisión los profesores quedaron encantados y casi de inmediato lo pusieron de solista. Ismael estaba orgulloso y sus compañeros lo odiaban. De más está decir que la mayoría eran niños ricos que tenían tristeza y resentimiento temprano, también está de más decir que le hicieron las mil y una, entre ellas se destacaba la vez en que le dieron un trapax mezclado con el yogurt.

Esa noche cantaban en la casa de gobierno, estaban todos los medios, todos los parientes, todos los políticos y el pibe se desmayó en mitad de un solo. Al otro día nadie desconocía la historia, el coro cobró fama y derechos e Ismael se hizo famoso y terminó en Colón, Colón Entre Ríos, o sea un poco más allá de la puerta del culo del mundo, ahí se puso a cantarle a las iguanas, se hizo encantador de reptiles y miembro de Greenpeace línea fundadora. En ese entonces me acuerdo que supo montar una campaña en contra de la instalación de una planta de papel glacé que tenía serias intenciones de contaminar el río Uruguay con brillantina. En un maravilloso spot publicitario de Agulla y Vaschetti Ismael cantaba un canción muy triste que narraba en escuetos versos una historia de catástrofes y torpezas humanas que hizo llorar hasta a los rottweilers quienes se rebelaron contra sus dueños y les mearon las cuatro por cuatro hasta que se les cayó la pintura.

Todo el país estaba conmovido, más de uno le puso Ismael a su primogénito, incluso los peronistas lo tentaron con sendas candidaturas.

Ismael logró su cometido, creía que había instalado en la conciencia de los argentinos la causa ecológica pero se equivocaba porque al otro día empezaba el mundial de fútbol y nadie hablaba de otra cosa.

2

Ana María se despertó con la sensación de no haber dormido. No sabía si entraba o salía del sueño, por las dudas se quedó en la cama hasta que advirtió que tenía los ojos muy abiertos para estar dormida, entonces se levantó decidida a mimarse. Se merecía un buen desayuno y se lo preparó, después tomó un baño de aquellos y salió a la calle con intenciones de llevarse el mundo por delante. Lo que se llevó por delante fue una columna de alumbrado público. Iba mirándose los pies pensando que necesitaba un par de sandalias nuevas cuando le entró de lleno a la columna y quedó decúbito dorsal sin entender nada hasta que se le acercó un muchacho que con gesto preocupado le preguntó si estaba bien, Ana María lo pensó un rato y le dijo que creía que no sabía, ¿Cómo que creés que no sabés, me estás cargando?, dijo el muchacho mientras le ponía una mano cerca de los ojos y le preguntaba ¿Cuantos dedos tengo?, Todos, dijo ella, ¿Como todos?, preguntó él, Todos y enteros pavote, le respondió Ana María sonriendo. Al pibe le dio risa y mientras la ayudaba a levantarse se reía diciendo, Te hiciste mierda, Sí, dijo ella, también riéndose, Vamos a casa, dijo él, ella dijo Vamos y fueron, tomaron café con tostadas y hablaron largo y tendido, especialmente tendidos porque terminaron acostados los dos boca arriba mirando el techo y hablando hasta que uno de ellos escuchó que el otro roncaba y se levantó y era de noche.

Ana María le dejó una nota con un número y se fue pensando que estaba bien, estaba mejor y todo parecía indicar que duraría. Se fue a su casa y contestó el teléfono y era él, le dijo Hola, le dijo Nos vemos y colgaron y se vieron y fue para siempre hasta la próxima vez.

Libertad a Seguro


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Planean
a veinte kilómetros horarios
tan suave
que hasta parece
que no sienten nada.
Viven
a bocanadas
largas
y no empiezan a caer
que ya están abajo.
Pidiendo.

Delfina Contreras

Se ríe el niño dormido
quizás se sienta gorrión esta vez
jugueteando inquieto
en los jardines de un lugar
que jamás despierto encontrará.

Luis Alberto Espinetta.

y así toda la perra vida.

La Bestia

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