Colaboración

Si en Rebelión en la granja los cerdos burócratas tomaban whisky con los imperialistas, en este cuento de hadas vernáculo los pingüinos empetrolados beben a la salud de la burguesía "nacional". Bebida con 19% de graduación salarial.

Los derechos del Príncipe Néstor

por Ernestina

Había una vez un príncipe diferente a todos los demás. A pesar de su inmensa corona de oro, no parecía provenir de la nobleza ni contar con los finos rasgos de la estirpe aristocrática. Sin embargo, gobernaba el reino encantado de Argentina con inusual destreza. Desde la tierra de la sequía eterna, al norte, hasta la codiciada zona del oro negro, en el sur, que nuestro valiente gobernante custodiaba junto a sus poderosos amigos. Su desapego a los protocolos lo acercaba a sus gobernados, cansados de la ostentación de otros tiempos.

La actividad preferida del príncipe Néstor era dar floridos discursos, adornados con diatribas contra sus enemigos con los que, sin embargo, solía tener fastuosas cenas. Pero sentía que faltaba algo más, algo que le permitiera ser más poderoso todavía. Por eso llamó a sus asesores y les dijo, con su clara y magnífica voz:

- Sheñores, lo que quiero shaber es cómo manejarme con fashilidad ante tanta gente y shimpatizarles, shin importar shu ideología.

Algunos pensaron en tirar billetes desde un globo de aire, otros en quemar un ataúd con sus rivales adentro; incluso propusieron que saliera bailando árabe en la plaza pública. Pero eran ideas muy poco originales. Hasta que uno levantó tímidamente la mano y aconsejó lo más acertado: ¡nadie estaría en contra de la defensa de los derechos humanos! ¡Eureka! Era lo que se necesitaba.

- ¿Shobre qué derecho hasher hincapié? -preguntó Néstor, estupefacto por la sagacidad de sus perros falderos. Estos le contestaron, en coro: ¡El derecho al trabajo! Era sabido por todos que el desempleo y las pésimas condiciones laborales eran el mayor flagelo que azotaba el reino.

- La solución es muy sencilla, oh soberano nuestro: debe reformar la legislación laboral, cambiándole el nombre pero dejándola igual. Debe comprometerse a terminar con el trabajo no registrado, al mismo tiempo que paga a sus funcionarios en negro y deja el salario planchado. A los jubilados, llamarlos "nuestros queridos abuelos", pero que todo sea un señuelo, y que cuando vean lo que cobran no les quede ningún consuelo. Cooptar a los desocupados que se organizan, y si resisten, convertirlos en demonios que a la población atemorizan.

Todo esto fue escuchado con deleite por el príncipe, que enseguida puso manos a la obra. El truco parecía haberle salido a la perfección, ya que acumulaba más y más poder. Pero una pequeña parte del pueblo empezó descubrir el engaño tras las bellas palabras, y a cuestionar cada cosa que hacía. Esos pocos se transformaron en más y más, cortando rutas y parando fábricas. Hasta que un día llenaron la plaza que se ubicaba al lado del palacio de gobierno. Cientos de metros ocupados por trabajadores desengañados. En ese momento se produjo un hecho extraordinario. El príncipe Néstor, con sus característicos ojos de reptil, se convirtió a los ojos de los manifestantes en un gigantesco sapo, cayendo su corona al suelo junto a sus ambiciones personales y el hechizo que lo mantenía en el poder. Pero no es tan sencillo derribar a una clase aferrada al trono, y el astuto Néstor contaba con una mayoría de la población, todavía ilusionada, que lo seguiría apoyando. Sería cuestión de elaborar nuevas artimañas que le permitieran eliminar a ese sector rebelde.

Continuará...

Hoy en día, todo lo que está establecido en los artículos de la Constitución Nacional, como en los pactos, declaraciones y convenios internacionales, que tienen jerarquía constitucional, está siendo violado y no garantizado para una porción importante de la sociedad.

Hay niños que trabajan, como también existen jefes que piden experiencia laboral a muy temprana edad, esperando quizá que antes de hablar, el bebé aprenda a manejar una computadora.

Mujeres son despedidas por embarazo y otras tienen paga más baja por ser de ese género. Ocurre que muchas personas trabajan más de ocho horas y no tienen descanso. Todavía hay establecimientos de trabajo que no les brindan condiciones óptimas a sus asalariados por falta de seguridad industrial, higiene y buena alimentación. Además del hecho de que el monto del sueldo no le alcance, a la mayoría de los trabajadores, para ejercer su derecho a una vida digna.

¿Y qué decir del trabajo en negro? Una enorme cantidad de personas no están registradas, lo que no les permite protección ante un despido, ni la jubilación, ni otro tipo de aportes. Quedan expuestos a accidentes laborales y no cuentan con cobertura médica. También hay individuos que sólo están registrados como trabajadores de medio tiempo, pero tienen jornadas mucho más largas que eso, cobrando una parte en blanco y el resto en negro.

Están los que no tienen directamente trabajo, y los que se aprovechan de eso para conseguir mano de obra barata, disciplinando a los postulantes. Muchos conocen la siniestra frase: "Si no te gusta, encuentro a otra persona que ocupe tu puesto". ¿Hasta cuándo? ¿Cuándo se va a garantizar este importante derecho? ¡Trabajo digno para todos!

Art 14 y 14 bis y 75 inc19 Constitución Nacional
Art 23 y 24 Declaración Universal de Derechos Humanos
Art 11 Convención sobre la eliminación de la discriminación a la mujer
Art 32 Convención sobre los derechos del Niño.


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