Crónicas Curturales Luego de unas extensas vacaciones vuelve nuestro cronista curtural. Lo mismo ha hecho la Fierro, la ya clásica revista de historietas que hiciera historia en los gloriosos ochentas. por Maytland Goyeneche Volvió la Fierro Historietas para sobrevivientes?
La mejor de todas Muchos dicen que la revista Fierro ha sido la mejor revistas de historietas que se ha hecho en Argentina. Por supuesto que están totalmente equivocados, ya que tratándose de productos culturales los juicios de valor están totalmente sujetos a interpretaciones subjetivas, y por lo tanto carecen de autenticidad. O por lo menos yo los voy a desdeñar olímpicamente porque me interesa un carámbano la competencia por un primer puesto en el ámbito de la curtura. La vieja Fierro Como si hubiera sido concebida como una obra conceptual la vieja Fierro duró 100 números exactos. Apareció en los kioscos en septiembre de 1984. Con la democracia apenas aparecida y de la mano de la editorial La Urraca, la misma de Humor® que ya había escrito su página de gloria en los anales de las publicaciones nacionales, pero como esa es otra historia no nos ocuparemos aquí de la revista Humor® ni de Cascioli, el famoso editor que siempre quiso hacer una revista de historietas aunque careciera de la idoneidad necesaria para llevarla a buen puerto. Pero supo a quien recurrir para lograrlo. Años antes había publicado Superhumor, que en un principio se perfilaba como revista de historietas de temática adulta, aunque con el tiempo se fuera convirtiendo en otra cosa. Pero Superhumor también es otra historia, y aunque también es interesante la dejaremos para otra oportunidad (oportunidad que tal vez nunca llegue, lo que no es tan malo después de todo). Desde el título amenazaba ser "la revista de historietas argentina", toma su nombre de una vieja historieta gauchesca, Fierro a fierro, producida por Raúl Roux para la revista Patoruzito aunque el fuerte con el que empezó fué la inclusión del humanoide asociado Moebius que por estas pampas no había sido publicado aún. Recordemos, a Martinez de Hoz solo habían sobrevivido dos editoriales importantes que publicaran historietas en Argentina: Columba de tirada muy importante, muy popular y también muy conservadora a la hora de entregar historietas a su masivo público. La otra, Record, un poco mas modesta de lectores pero tambien muy tradicional en lo que hace al lenguaje, por lo que solo publicaba historietas de aventuras con muy poco de experimentación (lo que no quiere decir que hayan sido historietas mediocres, para nada). Y Fierro fue, desde el principio, un lugar para la experimentación, para romper fronteras, avanzar hacia adelante en el camino inexplorado por el mundo editorial. De la mano de las tapas de Chichoni (ver imagen) y de pulposas chicas de escasa (o ninguna) ropa, Fierro se fué construyendo una identidad y un lugar dentro de el ámbito cultural. A lo largo de los 8 años que duró fué el espacio para aquellos espíritus inquietos que quisieran ir un poco mas allá de lo ya establecido. El debate A poco de aparecer se originó un debate entre los lectores sobre la cuestión de la identidad nacional o no de la historieta. Por supuesto que no tuvo ninguna repercusión en ningún lado salvo en sus páginas y alguna que otra convención donde los lectores se encuentran con los autores y les hacen dibujar mafaldas y se organizan mesas redondas y se cuelgan historietas de las paredes. Lo que se podría decir, un debate al pedo. Otro fue el debate que se originó a partir de "El sueñero", historieta que Enrique Breccia comenzó a realizar para Europa y que como dejó de aparecer allá aprovechando que la publicaba en Fierro se mandó una de cowboys. El sueñero era una especie de mercenario que andaba por ahí buscando gente para un circo romano. Con la particularidad que la gente que reclutaba eran personajes particulares: Mr Jeckyll, Jack el destripador, hasta que llegó a la Argentina y todo se convierte en una representación muy poco sutil de la situación política con un muy fuerte contenido peronista y antirradical. Tampoco pasó nada. Solo una buena historieta que podría molestar a los que buscan en el arte la revelación de algo. Ya sea de dios o de un ideario político específico. Así les fue Contaba Nine (una de las pocas figuras que publicó en la revista hasta el final) que la revista nunca dejó ganancias. Lo que no es raro tratandose de un producto cultural. Pero la cosa es que además producía pérdidas. Pero la publicación le otorgaba prestigio a la editorial. Era como la niña mimada del círculo intelectual. Por eso se mantuvo hasta que la editorial desbarrancó de la mano de "El periodista" (la publicación periodística seria sobre política de La urraca) dejando un tendal de deudas. Luego la década decadente menemista ayudó en la faena y la primera revista que cayó fué la de historietas. De la mano de Juan Saturan la Fierro arrancó bien y siguió bien. Luego Saturan se iría y la cosa no continuó muy bien. Hasta que en diciembre de 1992 cerró sus páginas para siempre. Bueno, para siempre no. El sábado 10 de noviembre volvió la Fierro. ¿Es algo para festejar? No, por supuesto. Salvo que te guste la historieta. Que te guste la historieta adulta, que disfrutes con esas historias en cuadritos creadas por Nine, Mandrafina, Trillo, Enrique Breccia, el tandem Muñoz-Sampayo, que disfrutes del "vanguardismo" de Max Cachimba o Tati (no, no es el director de películas de culto de gente culta). Salvo que te cope ese tipo de historietas. Entonces sí. Entonces festejemos juntos, Adrián, abrí ese champán porque volvió la Fierro con lo mejor que supo tener. Sobrevivientes La vieja Fierro comenzó llamándose Fierro a fierro, con la leyenda de historietas para sobrevivientes. La nueva Fierro se llama Fierro a secas (es decir, solo Fierro) con la leyenda ahora cambiada de "la historieta argentina". Los "sobrevivientes" de la primera época (porque la leyenda fue eliminada con el tiempo) hacía referencia por un lado a los sobrevivientes que amaban la historieta adulta que los años de plomo cercenaron con su política de hacer mierda todo lo que tuviera olor a intelectual en al ámbito de la cultura. Lo que por un lado era un error ya que la historieta "adulta" siempre tuvo su lugar, si bien es cierto que hay que buscarla con lupa pero existía. Bien si hacía referencia a ese público que supo ser lector de las clásicas Hora Cero y esas revistas que hicieron historia en épocas que no había televisión y que las historietas estaban creciendo como producto de concurrencia masiva y popular y con un perfil serio que de la mano de H.G.Oesterheld supo hacerse un lugar dentro del ámbito de la cultura. Y por otro lado también hacía referencia a los sobrevivientes del proceso de los militares. La democracia hacía poco que estaba vigente y cualquier cosa que llevara esa leyenda debía hacer referencia a eso. Es decir, no seamos inocentes ni pequemos de suseptibles. Como decía Saturain recientemente, "en este país se puede poner Sobrevivientes a cualquier cosa en cualquier momento y siempre va a tener un significado". (en realidad no lo decía así, pero era parecido...). Por eso decidieron que esta nueva Fierro no llevara esa leyenda. Y está bien. Es achicar el mercado al que se quiere llegar si uno solo espera llegar a un público que alguna vez tuvo. Después de todo esa leyenda no es tan importante. Aunque debo reconocer que leyendo la nueva revista me sentí plenamente identificado con la vieja leyenda, esa que ya no está. Porque yo sí soy un sobreviviente de la vieja Fierro. Y volver a encontrarme con la revista no deja de tener un cierto sabor a nostalgia. Pero nostalgia renovada, con sabor a nuevo, si bien todo lo que aparece en ella es lo mismo que ya había, incluso una historieta que ya había sido publicada, aquí "Encuentro", y antes "La flor africana" de Muñoz-Sampayo, lo mejor de la revista. Y digo esto a título personal, totalmente subjetivo. Sabor a nuevo Digo sabor a nuevo porque si bien se repiten los nombres (con alguno nuevo) la producción es actual, se nota fresca, y si bien puede haber sido hecho hace diez años, parece que fue hecha hoy. Pocos datos trae esta Fierro en su interior. Menos páginas y muchas ganas de resultar bonita. No sabemos a ciencia cierta (ya nos enteraremos por interné, en 20 años ha pasado de todo) de qué época data cada historia, si fué realizada especialmente para la revista o si ya se publicaron en Europa. Si acaso "El condenado" (Sacomanno y Mandrafina) no es esa historieta que salía en la Skorpio hace tanto ya. De todos modos se agradece. La revista está bien. Se lee con gusto y los amantes de las historietas agradecidos. Claro, los amantes de "ese tipo de historietas". Y el futuro? Está bueno que el diario oficialista se haga cargo de la empresa. Prometen continuidad y la primera fué muy dificil de conseguir por estos pagos pantanosos. No hay demasidos comentarios sobre el proyecto. Ni quien la banca ni nada de eso, pero no olvidemos, no estuvo en los kioscos durante 8 años porque era best seller. Se trataba de prestigio. Y si algo le falta al Página 12 hace rato, es un poco de prestigio. Buenas noches. Opiná sobre este tema |
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