Sobre los femicidios impunes de Cipoletti

por Daniela Pierotti

Llegar a Cipoletti, por el lado de Neuquén Capital, no lleva más de media hora en colectivo. Sentada en un doble asiento observo a las mujeres y muchachas jovencitas, con su mirada a 30 grados hacia abajo, bien arregladas... Las observo y no dejo de pensar en los crímenes aún sin resolver, en la "suerte" que corremos todas, trabajadoras, estudiantes, visitantes, turistas circunstanciales... En el peaje hay más para preocuparse: la fotografía de Otoño Uriarte, la joven de 17 años desaparecida este 23 de octubre pasado, no es estática, palpita y grita como cualquier corazón de mujer en este lugar aparentemente afable, agreste, pacífico.

El 11 de noviembre, mientras festejaba mi cumpleaños, entre amigos y conocidos, entre llamados telefónicos de felicidades, entre algunas angustias que me brotan en esas oportunidades, mi pensamiento ya estaba redactando este informe. El 11 de noviembre se cumplieron 9 años del primer triple femicidio de Cipoletti, aún sin esclarecer.

Este informe va por las mujeres asesinadas, por las sobrevivientes y por los silencios cómplices que pueden revertirse.

Primer Triple Crimen de Cipolletti

"Todo comenzó la tarde del 9 de noviembre de 1997 en Cipolletti, provincia de Río Negro, Argentina, cuando María Emilia González de 24 años de edad, decidió salir a caminar con su hermana menor, Paula de 17 años. Ellas dos pasaron a buscar a una amiga, en el auto de su padre, Verónica Villar, de 22 años, y juntas las tres salieron a caminar, pero antes pasaron a buscar a otra amiga, pero no la encontraron.

Juntas empezaron a caminar por un circuito donde caminaba mucha gente frecuentemente.

A medida que pasaban las horas, los padres de las tres jóvenes, comenzaron a preocuparse cada vez más a medida que las jóvenes no aparecían, ellos hicieron la denuncia policial en la comisaría de la ciudad, pero la policía demostró una falta de interés en la desaparición, por lo tanto familiares y amigos comenzaron la búsqueda, pero sin éxito.

El 10 de noviembre continuó la búsqueda: las radios, los vecinos, los familiares, amigos, bomberos, fuerzas policiales, aviones. Sin éxito. Hasta que en la mañana del 11 de noviembre de 1997, un vecino del lugar salió a caminar junto con dos personas y su perra, siguiendo la vía del ferrocarril que se conecta con la ciudad de Cinco Saltos, hasta que de repente la perra marcó una zona cubierta de arbustos y tamarindos. El vecino se acercó a la zona y observó el cuerpo de Verónica; inmediatamente dio aviso a la policía y cercaron la zona.

El cuerpo de Verónica se encontraba con las manos atadas con los cordones de la zapatilla, con un gran pañuelo que la tenia amordazada, y su muerte se produjo por un profundo corte en el cuello, que aparentemente se hizo con un cuchillo. A pocos metros del cuerpo, se encontraban semienterradas las hermanas González. María Emilia tenía un tiro en la cabeza a la altura del oído y Paula tenía un tiro en la espalda y otro en la cabeza, ambas estaban maniatadas y amordazadas y también habían sido golpeadas.

La escena del crimen no fue la misma en la que se encontraron los cuerpos, sino que fueron trasladadas a ese lugar después de muertas.

Apenas se supo el hecho, todo el pueblo se movilizó como señal de duelo y en reclamo de justicia. El municipio de dicha comuna declaró asueto, se suspendieron las actividades en la facultad, en los colegios primarios y secundarios.

Aún el triple crimen no se puede esclarecer completamente porque existió además de un encubrimiento por parte de la policía de la ciudad, un desvío de la búsqueda el mismo lunes 10 de noviembre de 1997 y un desvío permanente en la marcha de la investigación".

Hasta el momento, se ha emprendido un juicio en el que han declarado los padres, amigos, familiares de las víctimas, pero como consecuencia del feroz encubrimiento el juicio no puede avanzar. Sólo se han encontrado dos culpables hasta el momento, que permanecen detenidos son Claudio Kielmasz (quien aportó el arma asesina) y Guillermo González Pino, señalado por su ex concubina como autor del crimen.

Segundo Triple Crimen de Cipoletti

Esta vez las víctimas fueron Mónica García, bioquímica de 30 años de edad, Carmen Marcovecchio, psiquiatra de 39 años de edad y Alejandra Carbajales, una paciente de 37 años. La sobreviviente del ataque fue Ketty Bilbao, la testigo de 71 años.

"Estamos viviendo un alto grado de terror. Además de fobias, padecemos tensión y angustia. La verdad es que estamos durmiendo con el enemigo: es lo peor que nos podía pasar." Con estas palabras, una mujer de Cipolletti describía la situación por la que están atravesando los habitantes de esa localidad después del segundo triple crimen cometido contra mujeres, en el año 2002. Hasta ahora no se ha dado con el asesino. Otro triple crimen sin resolver.

Lo mismo sucedió con el crimen de Yanet Opazo, asesinada al anochecer del 26 de junio de 1993. O el 18 de setiembre de 1999, cuando era asesinada la bioquímica Ana Zerdán. Su cuerpo fue hallado en su Laboratorio de Análisis Clínicos, con la cabeza destrozada por los golpes, atada de pies y manos y amordazada.

El 14 de agosto del año pasado, al atardecer, la kinesióloga Diana del Frari era atacada en su consultorio y finalmente asesinada.

Más allá de las hipótesis policiales sobre un supuesto psicópata o un asesino serial o un asesino múltiple, lo cierto es que hay algo que se repite indiscutiblemente: todas las víctimas son mujeres. Existen sin embargo hipótesis respaldadas en testimonios que aseguran que estas mujeres llevaban adelante investigaciones personales sobre el grado de contaminación ambiental, el impacto en la población y la responsabilidad política de esta situación.

La madre de Verónica Villar, víctima del primer triple crimen, declaraba "Nos aterra volver a escuchar la frase de segundo triple crimen. Pensábamos que después de la desaparición tan terrible de nuestras hijas esto nunca más iba a suceder. Y siguió pasando, con Leticia, con Yanet Opazo, con Ana, con Diana y muchas más. Otra vez las mujeres".

En diferentes puntos del país sucedieron hechos similares. Por señalar un caso, aún están sin esclarecer los 19 asesinatos de mujeres de la ciudad de Mar del Plata, muchas de ellas en situación de prostitución, cuyos cuerpos fueron encontrados con signos de tortura y violación.

Entre asesinatos y desapariciones en Mar del Plata, los casos llegan a 30. Y otras desapariciones, cuyas investigaciones se ven muy desviadas, como la de Fernanda Aguirre, desaparecida en San Benito, Entre Ríos en 2004.

En uno de los tantos informes que leí, titulado "Mensajes de sangre para las mujeres vivas", sobre los crímenes de Cipoletti, decía que "Casi nunca los móviles están claros. En este caso de Cipolletti, como en miles de otros, el móvil del robo está descartado. Lo que sí está claro es que las mujeres de Cipolletti ya no viven como antes". En Clarín, el 26 de mayo de 2002, una nota expresaba que: "Como la mayoría de las víctimas son chicas, los novios también se volvieron más controladores. Hasta les recomiendan a sus parejas por qué calles ir, cuando salen a mirar vidrieras." Y eso sigue hoy, el miedo por todas partes. El temor entre las mujeres profesionales, especialmente entre las que trabajan en el ámbito de la salud, crece día a día. Y de eso se nutre también la impunidad. En algún momento, al charlar con ellas, las mujeres de Cipoletti hacen referencia a ese temor, con comentarios sueltos, con chistes que no son tan chistes y que terminan en una risa de ojos caídos.

Cada crimen sin esclarecer, cada desaparición de una mujer, es una advertencia hacia las otras. En los casos de violencia contra las mujeres, las huellas de la agresión son una advertencia a las otras, son una cicatriz. Una de las mujeres que participaba de la marcha por el esclarecimiento de los crímenes de Cipolletti lo resumía de este modo: "Padecemos de asfixia." (Diario Río Negro, del 25 de mayo de 2002).

Pienso en países como México, por ejemplo, donde aún hoy siguen reclamando por los 268 asesinatos de mujeres de Ciudad Juárez, la mayoría sin esclarecer. En ese caso, las mujeres asesinadas eran trabajadoras de las maquilas, jóvenes y migrantes. Casi todas fueron halladas con signos de abusos, torturas, violación y mutilación.

Pienso y transcribo: Rumania: la tasa más alta de femicidios después de Colombia: 13 mujeres asesinadas anualmente por millón de habitantes. Bélgica: 10,61. Portugal: 5,07. España: 3,27. Diario El País, España, 2004.

Costa Rica: en el periodo de 1990 a 1999, 184 mujeres fueron asesinadas, 33 de esos homicidios sucedieron cuando las mujeres intentaron separarse o se separaron de sus agresores. Balance Mortal, Femicidio en Costa Rica. 2002.

Guatemala, en 2003 fueron asesinadas 383 mujeres, 523 en 2004 y 198 en la primera mitad del 2005. un total de 1104 mujeres en menos de tres años. CIMAC noticias, México, 2005.

Canadá, de 1961 a 1990 fueron asesinadas 2129 mujeres por sus parejas. La rabia del corazón, BAIE - COMEAU, 1991.

Argentina: entre 1997 y 2003 fueron asesinadas 1284 mujeres en la provincia de Buenos Aires. En los casos en los que se conoce el autor del homicidio, el 70% corresponde a quien fuera su pareja, ex - pareja, concubino, novio o amante. Femicidio íntimo, Centro de Encuentros Cultura y Mujer, Argentina, 2005.

De las investigaciones realizadas, en su mayoría también por mujeres, los crímenes están ligados a mafias ligadas al poder económico y político. Desde ese lugar no estamos hablando de crímenes aislados sino de crimen organizado, de violencia estructural, donde los estados lejos de garantizar el esclarecimiento se vuelven cómplices y se involucran institucionalmente en el sostenimiento de estas redes de discriminación, violencia y muerte.

"¿No tenés miedo de escribir sobre estas cosas?" me pregunta una colega de Cipoletti. "Se vence eso, y trato de estar comunicada... Parezco un poco que deliro cuando me pongo a escribir sobre estos temas, es que no creo ser yo la que escribe, creo que son las compañeras que se quedaron con su boca en un grito y con un lenguaje corporal insoportable a la hora de su muerte... y trato de estar comunicada...", me sale contestarle.


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Otoño Uriarte

Absolvieron a imputados por triple crimen

Cipolletti.- La Justicia absolvió por el beneficio de la duda a los dos imputados del triple crimen ocurrido en un laboratorio de esta ciudad el 23 de mayo de 2002. De esta forma, quedó impune el segundo triple crimen que se produce en Cipolletti en la última década. Los absueltos fueron David Sandoval y Javier Sandoval (sin relación familiar entre ellos), a quienes no se les logró probar que hayan sido los autores de los crímenes de la psicóloga Carmen Marcovecchio, la bioquímica Mónica García y la paciente Alejandra Carbajales. (....)

Tras los alegatos, el presidente de la Cámara dijo que ante el pedido compartido de absolución se disponía la libertad de Javier Clavo Sandoval. Pese a ello, el hombre continuó tras las rejas porque cumple una condena por violación. (...)

Ambos acusados habían quedado comprometidos a partir de la recolección de huellas dactilares en el laboratorio y de una bicicleta de Javier Sandoval. El posterior cotejo por parte de Gendarmería Nacional determinó que los rastros coincidían con los registros de David Sandoval, por lo que el juez de Instrucción Juan Torres ordenó sus capturas. (...)

A Javier Sandoval lo procesaron por presunto encubrimiento, entendiéndose que colaboró en la huida, mientras David enfrentó cargos como coautor de homicidio múltiple con ensañamiento. Sin embargo, durante el juicio esas pericias quedaron desacreditadas por parte de profesionales de la Policía Federal, lo que generó dudas en el tribunal. Esa incertidumbre fue la que benefició a los imputados.

Las víctimas fueron asesinadas con un arma blanca, disparos y además fueron rociadas con ácido en sus rostros. (DyN)

Patricia Villalba, Leyla Nazar, Natalia Melmann, Maria Soledad Morales
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