Apuntes sobre socialismo

Un paso adelante, un paso atrás

por Miguel Espinaco

En el número pasado del origen del capitalismo te comentaba sobre la aparición en escena del capital, o sea de esa relación social que se establece entre los propietarios de los medios de producción (de la tierra, de las herramientas, de las maquinas) entre esos propietarios dispuestos a explotar ese trabajo ajeno por un lado, y los trabajadores sin propiedad, dispuestos a vender su fuerza de trabajo por un salario, por el otro.

Te decía que la aparición del capitalismo había significado un gran avance, porque permitió alcanzar una producción compleja, una producción a escala social, capaz de coordinar millones de trabajos individuales, que de otro modo, habrían quedado limitados casi a la pequeña escala de producción para el autoabastecimiento. También te decía que sin embargo, el capitalismo esconde a la vez de ese gigantesco potencial, la semilla de la barbarie, del retroceso al pasado, porque ese trabajo realizado por la sociedad trabajadora, esos esfuerzos coordinados de millones de trabajadores en todo el mundo, no son realizados con el objetivo de servir a la misma sociedad productora y consumidora para que todos vivamos cada vez mejor con el producto de ese trabajo social que crea técnicas y productos cada vez mejores, sino que tienen el objetivo de multiplicar - a través de la ganancia - al mismo capital que se concentra cada vez en menos manos.

Hay que hacer un esfuerzo para no pensar estas dos contradictorias valoraciones del capitalismo (avance y retroceso) como si fueran períodos, como si fuera: el capitalismo al principio fue un avance y ahora es un retroceso, no es así Esta tensión fue siempre parte del capitalismo, desde sus orígenes. La apropiación primitiva del capital fue una historia de piratería, tráfico de esclavos, expulsión violenta de campesinos de sus tierras........ el capitalismo se impuso a sangre y fuego, con métodos indudablemente bárbaros. Entonces estas dos valoraciones coexisten durante toda la vida del capitalismo, esta tensión se mantiene y se mantendrá hasta que se resuelva de una vez por todas.

Si ponemos el lente en estos últimos años, en estas últimas décadas, veremos que este fenómeno al que han bautizado globalización, ha significado avances en el terreno de la producción, avances que se concentraron especialmente en la informática y en las comunicaciones, pero que ha significado en todos los terrenos ahorro de trabajo para la producción de los bienes y de los servicios que se producen en todo el mundo. Sin embargo estos avances coexisten con terribles retrocesos, porque no están al servicio del hombre sino del capital, al servicio de que el capital se multiplique mediante la ganancia. Hay que leer nada más las noticias y ver que aumentaron la marginación, la miseria, la desocupación, la corrupción, la prostitución, la mortalidad infantil.

La historia del capitalismo está plagada de estos avances-retrocesos, destrucciones masivas de medios de producción y de vidas humanas en dos terribles guerras mundiales y en otras muchas regionales, cracks bursátiles, decenas de feroces dictadores funcionales a la domesticación masiva de pueblos, exterminios. Avance y retroceso son el resultado simultáneo del mismo proceso, porque para avanzar, el capitalismo debe sembrar la semilla de la barbarie, la explotación y el sometimiento del hombre y la naturaleza a sus propias necesidades de reproducción.

Un sistema sometido a esa tensión constante tiene que estallar y estalla. Estalla en grandes crisis convulsivas que se van de las manos de todos los analistas, en destrucciones masivas de capital porque llega un momento en que ya no hay ganancias para tantos capitales, y entonces hay veladas guerras comerciales y desnudas guerras militares, estalla en seguidillas de quiebras y de cracks bursátiles porque el capital necesita concentrarse y lo hace con violencia, con locura.

Pero el capitalismo estalla también cotidianamente, estalla en microestallidos en cada trabajador, en cada persona que se siente frustrada porque trabaja para comer lo suficiente para seguir trabajando y ve en sus hijos el mismo futuro, estalla en microestallidos en cada pibe que estrena su primer traje de delincuente para llegar al lujo que ve por televisión y que no le es permitido y en el que se dedica a robar simplemente para sobrevivir, estalla en delirios masivos, en fanatismos increíbles, en creencias religiosas que les causarían risa o estupor a los pueblos primitivos que bailaban alrededor de una piedra para hacer llover. Y estalla también en macroestallidos, en teorías que intentan superarlo, en revoluciones que experimentan esas teorías, en luchas de pueblos enteros.

Para empezar a tratar las alternativas al capitalismo que se postularon como variantes para reemplazar este sistema que sufrimos, me pareció lo mejor dividirlas de una manera algo arbitraria.

En una primera parte, hablaremos de las reacciones al capitalismo, de las corrientes de pensamiento que propusieron volver atrás cuando vieron los problemas, el desmanejo social, el caos, al que había llevado el capitalismo.

La segunda variante será la de los parches que se intentaron para que el capitalismo siguiera su marcha pero que fuera de alguna manera más estable, menos imprevisible.

En la tercera parte, incursionaremos directamente en el socialismo. Y obviamente en este punto tendrá gran peso el balance de la revolución rusa y de lo que se dio en llamar "socialismo real", esa caricatura de socialismo que hoy les da pasto a los defensores del capitalismo para decir eso de que el socialismo murió, a pesar de que nadie ha inventado todavía otra forma superadora de esta actual sociedad que se rige por las leyes del mercado y por las leyes de la explotación del laburo de otros.

Hasta la próxima edición de El Mango del Hacha.

Próxima entrega: Nostalgias


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