17 de Abril: Día Mundial de la Lucha Campesina por Daniela Pierotti En 1996, en su II Conferencia Internacional, en México, el movimiento mundial de organizaciones campesinas e indígenas Vía Campesina, resolvió declarar el 17 de abril como el Día Internacional de la Lucha Campesina en homenaje a los 19 campesinos del Movimiento Sin Tierra que fueron asesinados por policías en el Municipio de El Dorado de Carajás, Brasil. Después y durante tantos años de lucha, los sectores rurales y campesinos de todo el mundo, pero especialmente en Latinoamérica, siguen siendo perseguidos y despojados de sus tierras. La tierra codiciada por intereses económicos extranjeros les ha costado y le sigue costando la vida. En Argentina la quema de ranchos, el desalojo violento sumado a las consecuencias catastróficas por la deforestación y reforestación antinatural está hoy en su esplendor. Sí, es el ojo de la tormenta: la tierra, los recursos, principalmente el agua. Los campos son alambrados, el suelo regalado a firmas extranjeras y comunidades enteras son avasalladas y exterminadas con la complicidad política de gobernantes y jueces. La nueva minería, arrasadora, no deja nada en pie. Esta realidad se profundiza y es por eso que los sectores campesinos han comenzado a darse las manos para plantear una estrategia conjunta y defender sus derechos. Un lugar de conflicto: Santiago del Estero Lo simbólico del alambrado El alambrado significa para quien vive en y de la tierra, para el campesino, el bloqueo geográfico. La imposibilidad de ingreso o de egreso, es decir, la usurpación. Sobre esto, el poder empresarial ligado al poder económico, en manos de nombres específicos y de cargos gubernamentales concretos, ha aceitado, es decir, perfeccionado métodos y trampas para despojar al campesino de su lugar. A medida que las comunidades de campesinos fueron encontrando formas de impedir el avance sobre las tierras, los usurpadores fueron encontrando el traspié de esas formas y adelantándose a ellas en los lugares donde no habían llegado todavía. Por ejemplo, en el caso concreto de las localidades de Santiago del Estero, en el Departamento de Ojo de Agua, al sur de la provincia (Las Lomitas, Azpapuca y Las Barrancas) se vio claramente esta ventaja ganada por los usurpadores. La clave legal para el impedimento de las usurpaciones ha sido para los campesinos el recurso de derecho a la tierra reconocido por el código rural. Recordemos que ese derecho se lo adjudica la permanencia en las tierras durante más de 20 años sumado al trabajo continuo en ella. Con motivo de las elecciones en el año 2005, el oficialismo santiagueño propuso a los campesinos realizar el cambio de domicilio inscribiendo su dirección en la ciudad. Los argumentos fueron que era la única manera de que se pudiera conseguir planes jefa y jefe de hogar, la única manera teniendo el registro de su residencia en la ciudad, y además porque en la ciudad los campesinos tenían muchas disponibilidades que utilizaban, como ser, el uso de las instituciones de salud (hospital), entes bancarios, etc. De modo que, con esa estrategia, el gobierno, cuyos representantes se volvieron a postular en las urnas, logró sumar adeptos al padrón electoral (los campesinos se trasladaron a la ciudad el día de las elecciones para cumplir con su deber ciudadano) y por otro lado, le quitaron al campesino su derecho a la tierra. A partir de entonces figuran como ocupantes ilegales, ya que según lo que ellos mismos firmaron, residen supuestamente en la ciudad. Lo que puede llegar a mediar es la comprobación de que todas las direcciones inscriptas son falsas, aparecen en sectores de la ciudad no urbanizados, no delimitados, sin construcciones edilicias. Los abogados que han entendido y se han sumado a la causa campesina, son los que en este momento están mediando por ellos. No hay más de dos en los que los campesinos confían, porque han demostrado desde años, su compromiso en la lucha. "Han puesto el cuerpo" como nos gusta decir a los argentinos. Ellos son el Doctor José Cuevas, con residencia en la ciudad de La Banda y el Doctor Luis Horacio Santucho, con domicilio legal en Las Termas de Río Hondo. Las topadoras, las máquinas destinadas a deforestar y a marcar el camino de los alambrados están siempre dispuestas para su tarea. Sin embargo, las otras máquinas, las que tienen que asentar los caminos para el traslado de los campesinos, esas no cumplen con su tarea. Sin estas últimas no se renuevan los caminos y el acceso a las comunidades es muy dificultoso. Se trasladan a pie, en bicicleta o en moto atravesando picadas, que son caminos hechos de tanto ir y venir. Es importante aclarar que durante la intervención de la provincia en el 2004, la quema de ranchos y matanza de animales no cesó. De hecho, los principales referentes del MO CA SE fueron arrestados y encarcelados. No ha habido un gesto para tratar de solucionar los conflictos de tierra. Los grupos campesinos han coordinado a lo largo de estos años propuestas concretas para pensar una sociedad diferente. Desde el sur al norte, desde el este al oeste, la lucha de pueblos originarios y campesinos no ha cesado de buscar y encontrar formas de sobrevivir y organizarse resistiendo en sus tierras o tratando de recuperarlas. Hemos escrito en este medio sobre esta problemática que es la problemática de todos. La tierra Todos los relatos de usurpación de tierras que han relatado los campesinos llegan, más tarde o más temprano a la cuestión del dinero como generador de coerción. Sobre todo a la hora de hablar acerca de los considerados campesinos "traidores" que han habilitado la entrega de tierras. Los usurpadores les han comprado enormes extensiones de tierra por centavos, a un promedio de 40 pesos argentinos la hectárea, llegando las compras hasta una cantidad de 36 mil hectáreas en el norte. Ofrecen al campesino que "cede" en la negociación, una supuesta seguridad que consiste en que a ellos nos los van a echar de las tierras. Luego arrasan hasta con los postes. Quienes hacen estas ofertas son empresarios o terratenientes ligados al poder jurídico y gubernamental. Quienes entienden en qué consiste legalmente el derecho a la tierra, en cuanto derecho a habitarla y explotarla sin romper el equilibrio y las "leyes" del monte, es decir, no como derecho de propiedad sino de habitabilidad: no venden. Han entendido que los otros han fijado un precio miserable a su historia, a su forma de vida, a su trabajo de años, a su sacrificio, a su alegría, a sus anécdotas, a sus costumbres, a su fuente de subsistencia. El dinero, mejor dicho, la relación social que el hombre ha establecido con él, ha dado ese margen para que un grupo vaya desbaratando la lucha, la organización de otro grupo, resquebrajando el cemento que les daba la fuerza, el reconocimiento como hermanos. Los que acceden a la venta, despojan a sus hermanos vecinos de la posibilidad de acceso a vertientes de agua, a caminos, van aislándolos, es una forma fuerte de presión, es una forma básica de bloqueo. Su destino, el de los campesinos que venden, será el mismo de trágico: se trasladan por lo general a las ciudades, donde no encuentran salidas laborales y donde residen en casas de familiares que se encuentran en la misma difícil situación económica. Si deciden regresar al campo, no pueden restablecerse nuevamente y son negados por los demás campesinos. Algunos para subsistir se dedican incluso al "cuatrerismo" avalados por los mismos usurpadores. Rompen un acuerdo ancestral, desconocen el lenguaje común a sus hermanos. En un instante de duda, de confusión, destruyen lo que no se podrá reconstruir, un lazo social, una razón moral, rompen con su humanidad y con el único recurso para ejercer su poder, para defenderse: la tierra. La tierra significa un montón de cosas. La tierra es "lo nuestro" y a la vez, el campesino pertenece a ella, habla su idioma, se deja llevar. La rudeza campesina en el trato se desbarata cuando habla de la tierra, cuando la toca, cuando la acaricia. Ambos cantan la misma canción de amor. Percibir esos gestos de amor a la tierra, ese "encantamiento" es lo que verdaderamente puede transmitir en alguna medida el corazón del campesino, su amargura en las ciudades, su malentendido sobre los acuerdos del asfalto. Es lo que vale la pena convidar para convocar a la sensibilidad de los que leen esto. Al campesino lo vienen a buscar los empresarios, los negociadores, los abogados... como las vinchucas. No los médicos, ni defensores del pueblo, ni los técnicos desinteresados... A veces sí, y entonces el riesgo es el de aferrarse a esa voz, que los empieza a conducir y que no siempre es representativa o desinterasada. Actividad minera Ojo de Agua, la zona del monte, presenta una riqueza adicional. Su suelo contiene depósitos abundantes de manganeso y se sospecha de que hay depósitos de oro (en un momento se obtuvieron cantidades considerables del mismo). La explotación minera fue una actividad importante durante por lo menos 15 años. Los pobladores de estos parajes vivieron de esa actividad. No sin secuelas graves debido a las condiciones infrahumanas de trabajo, la falta de seguridad laboral y la prolongada duración de la jornada de trabajo, sumado al monto bajo de pagos. Las minas principales eran dos. Pertenecían a la firma de Higuerón, sus nombres eran La Santiagueña (ubicada en Lomitas Blancas) y Los Leones (en la zona de El Remanso, antes de llegar a Las Chirquitas). Don Cisneros se acerca a conversar y nos cuenta que tiene 70 años de edad. Y se lo ve fuerte, sano, entero, buen ánimo y mejor sentido del humor. A diferencia de muchos allí, él amó su trabajo de minero. Es de los pocos sobrevivientes. Explica que los cortes eran varios: "…El Nº 13 era el mortífero, donde estaba el manganeso de mejor calidad." Cuenta que allí él se negó a bajar. "El que bajaba sentía un frío en la nariz, como si fuera que estuviera comiendo esos caramelos de menta... y ése era el mal que lo mataba...". Trabajó 14 años en La Santiagueña. Dice que no se puede quejar porque siempre le pagaron el sueldo. Sin embargo nunca le hicieron los aportes jubilatorios que le descontaron siempre. Un día se fue y no volvió más: "porque no quería morir como todos. Pero llegué a manejar el guinche..." Hay nuevos proyectos de reactivación de las minas en el lugar. Los empresarios jóvenes enviados por empresas privadas, por consultoras, por la municipalidad o por quien sea, recogen información de lo que le cuentan los pobladores. Verifican algunas sospechas sobre la existencia de determinados minerales, buscan y buscan... Dicen que buscan pórfido, una laja que sirve para construcción... de eso hay a raudales por donde uno pasee la mirada, no donde ellos buscan. Una vez más el engaño. Dicen que quieren reactivar la minería del lugar y generar fuentes de empleos. No quieren discutir sobre las condiciones laborales, menos tocar el tema. En la construcción de las minas anteriores no se cumplió con las normas de seguridad requeridas, no había vallas, mucha gente murió accidentalmente. Se estima que en esos 15 años fallecieron unos 100 mil obreros por los riesgos a los que estaban expuestos. El trabajo era duro e inseguro. Las consecuencias son palpables. Las mujeres no se acercan al lugar, tienen recuerdos de muerte. Los hombres que sobrevivieron, la mayoría entre 60 y 70 años, tienen secuelas severas: problemas pulmonares, hemiplejías, hipertensión, amputación de miembros, etc. La profundidad de los cortes supera de a tramos los 20 metros. En los alrededores de los sectores más profundos pueden verse tumbas con cruces de madera rodeadas de piedras que los mineros ofrendaban a sus compañeros muertos. Muertos en las minas. Sepultados, perdidos en el fondo, enfermos, accidentados. Como llegaron, un día se fueron, dejando todo como estaba, incluso las oficinas llenas de papeles, los talleres de almacenamiento y reparación de herramientas, las camionetas, los guinches, los baldes, todo. Casi como una huida. Los pobladores se quedaron sin empleo y no recibieron indemnización. Los que pudieron volvieron a las actividades del campo y los otros al trabajo golondrina. Opiná sobre este tema |
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