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Señores periodistas: "Lo imprevisto, lo súbito: quizás sea la manera en que -nos- pasan las cosas. O lo que hace que las cosas no pasen, en vez de hacerlas". (Martín Caparrós)
Grandes operativos, mediáticos y costosos, pero sólo eso. La representación de una obra de teatro, vieja, gastada y maloliente.
¿Por qué se suceden las tragedias?, es un estigma o la lógica consecuencia que necesariamente han de desatarse en razón de quienes nos gobiernan y los planes debidamente pre-establecidos enmarcados en un proceder cuasi mafioso, en detrimento del devenir de los días de la gran mayoría.
Piénsese cómo uno de los países más ricos que existen sobre la tierra, puede padecer crisis recurrentes. Piénsese que si nada hiciéramos, si nos cruzáramos de brazos y contempláramos el firmamento durante un año, la vegetación y los cultivos nos asfixiarían y, el ganado y demás animales se reproducirían de manera tal que alcanzarían para alimentar varias veces al país por varios años.
Será entonces que el sentido que le damos a nuestro hacer, complica, entorpece, desvía…desprovee a los más en virtud del exceso que acumulan los menos.
Una radio a todo volumen de un auto me impactó. Sólo alcancé a escuchar una estrofa: Ella no puede pensar, está aburrida,/ de tanto simular, cayó dormida… Al principio pensé que se refería a la democracia, pero enseguida recordé que se trataba de Soda Stereo: Nada Personal.
"La desnutrición no bajó. El Operativo Rescate, que encabezó Chiche Duhalde, no rescató a Tucumán de la desnutrición", sentenció el pediatra Lorenzo Marcos, director del Niño Jesús (único hospital pediátrico de la provincia) donde hay 20.000 chicos desnutridos.
…Y un día, la televisión mostró el hambre. Pero en 1966 había sido el primer golpe de desnutrición grave, cuando se cerraron los ingenios y los chicos pasaron de comer proteínas a comer hidratos de carbono. Veinte años democráticos y las inexorables políticas de Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde, pero también, los gobernadores de provincia y sus secuaces legisladores, fueron más que suficiente para explicar la realidad.
Veinte años de puro saqueo y espurios negociados llevaron a que los niños de Argentina sean tan idénticos a los de Biafra.
Y ahí, también se cuentan entre los responsables de semejante flagelo, los impresentables supremos de la Nación, emblematizados en la figura de quien mejor los representa, el comisario Nazareno. Pero tan impresentables, como los supremos provinciales y como varios emblemáticos federales que sólo imparten justicia hacia el poder.
Ángel Gonzáles, jefe de la Sala 2 del Hospital de Niños, critica: "Chiche Duhalde vino con helicópteros, con militares que atendían chicos, con un despliegue costoso. Parecía Irak o los Balcanes. ¿De qué sirvió?. En Tucumán sigue todo igual. Con el Operativo Rescate los desnutridos vinieron al hospital, se les dio leche y medicamentos. Pero después volvieron a sus miserables vidas, en sus miserables casas, sin letrinas, ni cloacas, ni agua potable".
"Si queremos curar el hambre en el hospital vamos a perder la batalla. Hay que cambiar las razones por las que el chico llega al hospital: que no tenga hambre, ni esté vulnerable a infecciones o a enfermedades de la pobreza. Sin trabajo ni educación cualquier operativo es una cortina de humo", dispara Marcos, mientras da batallas simultáneas por conseguir 2.600 pesos para alquilar un vaporizador necesario en una operación de un tumor cerebral, nombrar a una kinesióloga en terapia intensiva y tener reservas de bolsones de comida para el lunes.
El ex banquero Roberto Cataldi (del vaciado Banco Integrado Departamental), supo decir: Nada es por casualidad.
También pensé qué parecido es todo lo que ocurre en los distintos rincones de nuestra patria dolida. ¿No lo asocian por caso, a nuestra inundada Santa Fe?.
El pediatra y presidente de la Fundación Cooperadora para la Nutrición Infantil de Mendoza, Abel Albino, recordaba: "En los primeros 18 meses de vida, si un chico no come bien, se juega su desarrollo cerebral. Por eso, la desnutrición genera chicos con debilidad mental de por vida…".
Y éste debe ser el quid de la cuestión del por qué, el país rico y empobrecido, no quiso terminar con el flagelo. Sólo esa masa tan en desventaja intelectual, puede darle cabida a los tipos que vienen a enterrar su futuro de por vida. Por eso están gobernando hace cien años, por eso se reciclan y permanecen, por eso pueden darse el lujo de tener ley de lemas y miles de sublemas que los contenga y los redite, tan iguales a sí mismo siempre, y tantos sigan ignorando la trampa. Es cierto que se esconden en listas sábanas y supersábanas, pero es para aquellos alimentados que sólo piensan en sí mismos al momento de votar. Para los más, ni siquiera necesitarían de teatro alguno, el hambre y el daño que éste causó en su capacidad de entendimiento, es más que suficiente para otorgarles la permanencia que necesitan para seguir delinquiendo.
Allí está Reutemann, quién gobernara (no hay que olvidar que Obeid le era incondicional) prácticamente doce años de los veinte de esta impúdica democracia; quién se encargó de terminar de vaciar las empresas del Estado para luego privatizarlas a precio vil; quién jamás investigó a los que le precedieron y a ningún otro; que tiene una Corte adicta; que tiene una legislatura aceitada monetariamente a sus fines; que el poder administrativo que armó en su reinado es tan impúdico, arbitrario, prebendario y amigo de los favores entre los pocos privilegiados como lo fue toda su gestión en la provincia; que controla periodistas y medios de comunicación; que su gobierno es responsable de muchas muertes que tienen que ver convenientemente con luchadores sociales; que son ineficientes y corruptos; que los Rohn; que Gualtieri y tantos etcéteras; que ahora estará como Diputado ó Senador nacional para luego volver a gobernar; por que él nada tuvo que ver con la laguna La Picasa o con Melincué o con las inundaciones de su propia ciudad; él nunca tuvo que ver con nada y, no vió nada, o tal vez, vió algo que jamás podrá decir y….
Mi hijo, encendió el equipo de música a todo volumen y, otra vez me sobresalté: …Borracha está la puerta,/ cerraste y quedó abierta/… (esta vez eran Los Piojos y yo, no sé por qué razón, asocié con un grito desde lo más profundo de la sociedad, que escuchara, tampoco sé muy bien por qué, un 19 y 20 de diciembre de 2001).
Ángel González, hace 28 años que pelea contra el mismo dolor, el más ridículo, el que tiene remedio y no se cura: la desnutrición.
Gonzáles dice: "…Pero este operativo, de alto contenido político, no tuvo, por detrás, ninguna política social…", pero también sabe a la perfección de hipocresías, entonces nos cuenta: "El gobierno nacional y el gobierno provincial dicen que no tienen la culpa de la desnutrición. Entonces cortan el hilo por lo más fino y les echan la culpa a los padres por la desnutrición de sus hijos, como si ellos fueran culpables de la situación argentina. Es de locos".
Dicen que Alfredo Bravo se hizo maestro para limar la peor diferencia que hay entre los seres humanos: la ignorancia.
"No hicimos nada: ni siquiera lo votamos. Pero tuvimos suerte: nos salió -por ahora- pato. O sea: una vez más la idea del hombre providencial -aunque no sea carismático- contra la idea de la participación de todos buscando objetivos comunes. …hacen, se muestran, derraman, pero no dan cabida ni convocan ni hablan de hacerlo. Y los argentinos felices de que les den, como estaban infelices de que les sacaran. Eso no es -sigue sin ser- política", le escucho decir a Caparrós.
Ricardo Miranda, terminó con su carrera de 20 años como bombero en la comunidad de Coronda, por haber contado lo que vio. Se desempeñaba como jefe de bomberos voluntarios destinados en Santa Fe y, el 9/5/03 anunció el retiro de sus efectivos de la ciudad arrasada por el agua: "Nuestro trabajo ya no es necesario" … "La terrible desorganización para afrontar la crisis. La falta de un comando operativo central, porque nunca supimos quién manejaba esto. Y la irrupción de punteros que tienen casas y galpones abarrotados de mercadería".
Una canción de Fito merodeaba mi mente y sólo recuerdo de salteado: …sólo que Cristo sigue allí en la cruz…Vi sus caras de resignación,/ los vi felices llenos de dolor./…Todo al fin se sucedió,/ sólo que el tiempo no los esperó./ La melancolía de morir en este mundo/ y de vivir sin una estúpida razón…
Como diría don Eduardo Galeano: Dios bendiga a quien vea, Dios perdone a quien no. Inés de la Cruz |
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