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Hermes Juan Binner: Oposición y no

     Binner no es y nunca fue el cuco temido por el peronismo santafesino, no es cierta la supuesta conspiración del PJ en todas sus movidas para evitar que Binner llegue a la casa gris. De hecho, su gestión se ató a las decisiones de los partidos mayoritarios en el seno mismo de su Honorable Concejo Municipal, donde el oficialismo es mayoría.
Además, su indecisión se manifestó notablemente a la hora de romper con la política tradicional que dice odiar.

     Aún cuando critica este sistema electoral de lista supersábana, luego de sortear la incertidumbre de una crisis en el interior de su partido, termina llegando a las mesas del cuarto oscuro haciendo sociedad con los mismos de siempre, con algunos de los cuales el año pasado o el anterior había tenido grandes desacuerdos. Recordemos la interna del PSP, en la que el sector mayoritario de oposición a Binner tenía como principal exponente al secretario general y diputado nacional del partido: Rubén Giustinniani, quien va ahora acompañando al actual intendente de Rosario como senador nacional, sin que se haya resuelto del todo el conflicto.

     "Encuentro Progresista" es el nombre de la coalición que desde 1997 lo respalda. La misma reúne a representantes radicales, demócratas progresistas, socialistas, independientes y ARI. Dicho nombre se le ha impedido usar ya que las alianzas no pueden presentar sublemas, o bien podría decirse, nombre que no ha preferido usar para poder presentarlos, justificándose en sus propias palabras argumentando ante los medios, que "esto lo hicimos para adaptarnos a la ley y buscar alguna salida".

     Transparentar la democracia es una de las necesidades urgentes que el candidato propone como principal objetivo a nivel provincial. Sin embargo es archiconocida por quienes trabajan en los medios de comunicación locales, la estrategia durante su gestión de no contestar las denuncias de irregularidades, agravios y las sospechas. Como ejemplo basta mencionar la violación a la reglamentación de adjudicación de planes de empleo en el 2000, por la que los postulantes debían surgir del Registro Unico Laboral, que depende de la Dirección de Empleo, y no ser elevados por los miembros de los bloques del Concejo, como sucedió, en una clara táctica de clientelismo político. Este reparto se ocultó y fue negado hasta por el presidente, ninguno de los 42 miembros asomó la nariz siquiera para intentar una defensa a la acusación.

     En el 2002, los sucesivos ajustazos al Concejo, es decir el recorte del ingreso por miembro, no debe verse como una actitud de justicia y redistribución de las riquezas. La medida, que bien puede entenderse como un manotazo de ahogado de su presidente Norberto Nicotra y del Intendente, se tomó no para destinar esos fondos a mejores fines, como había sido explicado públicamente, sino para blanquear o disimular la realidad de que la recaudación municipal había caído abruptamente y, el dinero, lisa y llanamente, no existía. Como dato, el recorte, ese dinero que dejó de recaudarse, fue de 13 millones en marzo de 2002. Si ese dinero hubiera existido, no se hubiera pasado la guadaña. Sin embargo, la realidad se disimuló diciendo que esa medida era tomada para racionalizar el gasto político.

     Hermes Binner fue uno de los últimos en resignarse a correrse de la figura de De la Rúa, y lo hizo finalmente, mucho después de la desaparición de la Alianza. Esa siesta le costó, junto con la oposición máxima dentro del Concejo, una gestión más complicada y menos efectiva a la hora de implementar los programas sociales de erradicación de villas miserias, acceder a créditos internacionales para ellos, y demás promesas en el área de salud y trabajo.

     Sin embargo, el programa de recuperación de asentamientos irregulares y de generación de trabajos e ingresos, Rosario Hábitat, logró financiarse con el BID (Banco interamericano de Desarrollo) e implementarse por medio del Servicio Público de Vivienda. La capacitación laboral que se ofrece para jóvenes de 15 a 24 años, de diferentes barrios del Gran Rosario, con este programa, los cuales deben tener escolaridad primaria completa y educación formal, culmina con la creación de nuevos planes trabajar, sin la creación de puestos de trabajo genuinos. La creación de planes de empleo precarios se ha venido usando desde el 2000 a cambio de aprobar el presupuesto, planes que no contemplan cobertura sanitaria ni aportes jubilatorios, y que no contemplan los riesgos laborales ya que la provincia "no reconoce la relación laboral". Estos planes destinados a pavimentar, reconstruir viviendas, etc, perjudica a gremios como el de la construcción que ve degradado el ingreso a los trabajadores: nadie pagará 300 pesos a un albañil si el Estado paga 150.

     A la lista se podría sumar la designación a dedo de empleados municipales, vulnerando la selección por escalafón, y sin respetar los concursos, siendo mayoría los del partido del intendente, pero esto sería más de lo mismo y ahondar en redundancias. Lo mismo sucede si nos referimos al conflicto del transporte de la ciudad de Rosario, educación y seguridad, o deberíamos decir quizá fumigación barrial, o si nos referimos a sus declaraciones preelectorales en las que ya anticipa que el Banco Provincial seguirá siendo privado y que el contrato con Aguas Provinciales no será renogociado.

     En realidad se repite la figura de siempre, la del buen administrador, la del cerrador de cuentas. Esto va más allá de internas partidarias y de oposición en el Concejo, más allá de la imagen de la debilidad partidaria. Se repite el patrón de querer demostrar que la excepción ideal en medio de una crisis nacional se debe a una gestión en la que las cosas se hacen bien, mientras que los alrededores se caen a pedazos. Si eso fuera posible, no estaríamos hablando de lemas y sublemas, mucho menos de listas sábana.

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