Los consejos de Seguro

presentados por Adrián Alvarado

Iris nació en el 45, a los 15 fue elegida reina de carnaval, en 1965 tuvo su primer hijo y después otro, su marido era albañil y carnicero y le pegaba, entonces se cansó y se tomo un tren.

Iris solo sabía cocinar y limpiar, con esos precarios conocimientos mantuvo a duras penas a su familia. Iris ignoraba casi todo pero creía firmemente en dios y en el poder de ciertas brujas que le aconsejaban alejarse de los hombres.

En su periplo miserable fue a parar de agregada con sus hijos a la casa de una compañera de trabajo llamada Marta, la casa no era en realidad de Marta era de sus suegros quienes sospechaban de su integridad, Marta era ligera de cascos y por extensión sus amigas también. Iris y sus hijos no fueron bien recibidos en aquella casa pero no les quedaba otra debían aguantar hasta encontrar algo mejor. El inmueble había sido construido a mediados del siglo veinte, la puerta de entrada daba a una galeria abierta con cuatro habitaciones iguales, al fondo estaba el comedor la cocina y el baño, mas al fondo un patio con un aljibe y dos piezas altísimas.

Un domingo de verano los hijos de iris salieron temprano con la promesa de volver antes que se hiciera de noche cerrada, a las diez no habían vuelto y a esa hora se desató una tormenta de esas con mucho de todo, mucho viento, mucho granizo, mucha lluvia, mucho rayos y centellas, iris estaba aterrada, si algo le pasaba a sus hijos no podría soportarlo, se mantuvo acostada con la puerta de la habitación entornada, la puerta daba a la galeria, Iris rezaba, alguien entró y ella no se dio cuenta hasta que le tocó el hombro y le dijo "Quedate tranquila, los chicos están bien, ya vienen", era una mujer casi tan joven como ella, vestida de blanco, que le acarició el pelo le sonrió y se fue, de inmediato la puerta de entrada se abrió, eran sus hijos que volvían a salvo.

Iris estaba tan sorprendida que ni siquiera castigó a los pibes. Después se enteró que aquella misteriosa aparición era el espíritu encarnado de una mujer joven que fuera asesinada por su marido quien arrojó el cadáver al aljibe, al día siguiente Iris agarró sus cosas, su agujereada integridad y sus hijos y tocó la banda.

Libertad a Seguro


Cuatro años después estoy esperando el teléfono en un bar vos entras enseguida y te sentás, pedís un café, se te ve muy bien, remera blanca y amarilla a rayas y busco el piso y no encuentro que decir, igual no me ves(*).

Cuatro años antes cocinabas de espaldas a todo en casa de un amigo, te saludé y no me contestaste, me acerqué, te toqué un hombro, te diste vuelta y me clavaste un cuchillo en el brazo diciendo "no me toques", después te disculpaste, diciendo que estabas saliendo de una relación difícil con un marino mercante de origen neocelandés que era la mar de violento. Insististe en acompañarme a mi casa y me pediste si podías quedarte hasta el otro día, te dije que si y te acomodaste en el sillón del living. Yo me acosté pensando que necesitaba un trago, el brazo me dolía y vos roncabas. Soñé que un pájaro con cara de pocos amigos me miraba fijo y después se convertía en mi padre y después en un mocasín roto que me dijo "No te calentés, no hay nada que valga realmente la pena". Me despertaron unos golpes tremendos en la puerta y unos gritos en una lengua desconocida, vos estabas sentada en el sillón cargando un revolver con tres balas, dijiste, "Dos para el, una para mi", "Y yo", te pregunté, "A vos todavía no te llegó la hora y tampoco va a ser de esta forma" dijiste sonriendo, y puedo asegurar sin temor a equivocarme que fue la mejor sonrisa que vi en mi puta vida. El tipo que golpeaba, ustedes ya lo habrán imaginado, era el marinero neocelandés, y cuando ya estaba a punto de romper la puerta me dijiste que la abra y me esconda detrás, lo hice, cuando abrí el tipo aplastó la puerta contra la pared y yo estaba en el medio, después escuché dos disparos y el ruido de un cuerpo grande cayendo en el piso de madera, cuando salí vos estabas apuntadote al corazón, yo salté, te quité el arma y en un solo movimiento la disparé sobre mi muslo derecho, tuviste que llevarme al hospital e inventarle una historia creíble a la policía, mientras me recuperaba soñé otra vez con el mocasín parlante que lacónico solo me dijo "105", cuando salí jugué todos mis ahorros a ese número y gané una fortuna, te invité a compartir mi riqueza y dijiste que si, nos fuimos a Europa y en Portugal te fuiste con otro marinero, te tiraba el mar, además ya me lo habías advertido.

Ahora el mocasín con el que sueño solo aparece de vez en cuando para decirme "pelotudo".

Libertad a Seguro


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En la alacena
una lata
de picadillo
vencida.




Un camino
y al fondo
una casa
con una ventana
y alguien mirando.




Tus manos
de mármol blando
recorriéndome
la espalda.




Me pelé las rodillas
en el piso
erizado
de dientes.




Es un truco
acá no hay nada
acá tampoco
y dura hasta acá.
Detrás del pañuelo
mi boca
cerrada
y una lagrima
seca
que aprieta
la garganta
como un puño.




En todo caso
y por las dudas
me recuesto
en tu seno
y dormito
un entresueño
de dudosa levedad.
Después
hay que levantarse
y poner el asombro
en pausa
hasta la próxima vez.

Delfina Contreras

(*) Comienzo literal de la letra de "Blanco y amarillo", canción de la pequeña orquesta reincidentes.

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