Breves de sábado (04/08/07)

Aguantaderos

por Miguel Espinaco

Qué piolas que son los dirigentes políticos, flores de vivos.

Se la pasan la vida hablando loas de las sagradas instituciones de la democracia, hablando de lo importante que es el funcionamiento de las legislaturas y las cortes supremas y de la famosa división de poderes. Todo bien mientras ellos viven tranquilos rotándose carguitos y cobrando buenos sueldos a la sombra de esas famosas instituciones que dicen representar al pueblo pero ya se sabe.

Ni bien las instituciones les traen algún problema entonces ya no, lo que pasa es que me persiguen porque son opositores, esos no pueden hablar porque los alcanzan las generales de la ley, cómo me van a echar ellos, que me juzgue el pueblo con su voto, estos son como la Revolución Libertadora, golpistas, gente tramposa…..

No es que los repetidos epítetos sean invento de Balbarrey, para nada: se han usado casi siempre. Ibarra los usó cuando lo echaron por Cromañon y tanto repitió su cantinela, que logró convencer a unos cuantos porteños para que lo volvieran a votar diputado, aún cuando estaba clarísimo que si pasó lo que pasó, alguna responsabilidad de la conducción política había.

Acá en Santa Fe Reutemann apeló a su hora al famoso nadie me avisó. Por cierto, con la oposición no tuvo que hacer mucho porque realmente la oposición no hizo ni dijo mucho. Apenas apeló a una tregua que finalmente duró años, al punto que Binner todavía lo tentaba el año pasado a Reutemann para que fuera candidato y que Barletta recién se acordó de responsabilizarlo de la inundación de 2003 en estos últimos meses, con la campaña electoral del 2007 ya lanzada. Por lo que respecta al Cachi Martínez, por aquellos días del agua creo que todavía ni siquiera era opositor.

Balbarrey también dijo golpistas y también apeló a los epítetos. Lo mismo, la Comisión que el vetó para que no funcionara funcionó lo mismo y habló de inoperancia, incapacidad y negligencia y le colgó veinte cargos. Entre otras cosas, escribieron que "el 60 por ciento del sistema de bombeo de la ciudad no estaba en condiciones operativas al comienzo de la crisis" o porque las bombas no estaban instaladas, o por problemas de mantenimiento o por falta de energía eléctrica.

Ahora pidieron la destitución de Balbarrey y lo más posible es que entre el juego de declaraciones públicas termine no pasando nada, o pasando apenas algo que no traerá consecuencias, porque así son las instituciones de esta democracia en la que el pueblo no delibera ni gobierna si no es a través de sus representantes: aguantaderos, escaleras para el ascenso político de señores que viven de esto, de armar desde el estado los negocios de las empresas y de no darle bola a las necesidades de la población a la que le hacen el verso preelectoral y después si te he inundado no me acuerdo.

Y este rol de las instituciones de la democracia de los empresarios, de esta democracia de políticos que una vez que agarran la manija ya nunca la largan, no cambia más allá de algún que otro concejal que muestre buenas intenciones y por eso, Balbarrey que ya conoce el juego, habla de que los opositores son chicos malos que hacen esto para juntar votos y entonces, como algo de cierto hay, logra que vos te asquees y ni te acuerdes de qué es verdad que las bombas no funcionaban y de que en verdad habría que echarlo a patadas.

Por si ya te confundieron, te recuerdo algunos datos que no nos contaron los opositores, datos que recabamos días después de la inundación y que publicamos en un trabajo periodístico de Enzo Vicentín en la revista de El Mango del Hacha, en la edición del 6 de abril.

La Estación de bombeo 1 tenía, al viernes 23 de marzo, una capacidad de bombeo de 6 millones de litros hora, la 2 no funcionaba porque estaba rota y no la habían ido a buscar al service, la 3 tenía una capacidad de bombeo de 8 millones de litros hora, la 4 de 9 y la 5 de 7. La 6 ni funcionaba, la 7 tampoco y la 8 tampoco. Ocurre que las bombas, que estaban ahí puestas, no tenían hecho el tendido eléctrico para que anduvieran.

El 4 de abril, el Intendente Balbarrey confirmaba estos números: la capacidad de bombeo total al 23 de marzo era de 30 millones. Y hacía falta que hubiera 90.

Por eso, sencillamente por eso, Santa Fe se inundó así.


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