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Una derrota que también es nuestra

Por Javier González

     El 4 de setiembre de 1970 se produce un hecho histórico en Chile. Por primera vez en la historia un frente de partidos de izquierda gana la presidencia en elecciones generales convocadas por una democracia burguesa.

      La Unidad Popular ,conformada por los Partidos Comunista, Socialista, Radical y Socialdemócrata, el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU) y la Acción Popular Independiente (API) gana con un 36 % de los votos la primera mayoría, llevando la candidatura a presidente de Salvador Allende, de amplia trayectoria política dentro del parlamentarismo socialista.

      La Constitución chilena preveía que en el caso de no obtenerse una mayoría absoluta, debía ser el Congreso Nacional quien optara entre las dos primeras mayorías relativas.
Luego de un acuerdo con la Democracia Cristiana, Salvador Allende asume la presidencia el 4 de noviembre de 1970.

      Esta endeblez política de la UP ayudaría a fortalecer las tendencias internas que promovían la colaboración de clases y llevaría a la consiguiente necesidad de establecer un equilibrio entre las tendencias revolucionarias y las reformistas.

El programa de la UP.

      "Hemos triunfado para derrotar definitivamente la explotación imperialista, para terminar con los monopolios, para hacer una seria y profunda reforma agraria, para controlar el comercio de importación y exportación, para nacionalizar, en fin, el crédito, pilares todos que harán factible el progreso de Chile,creando el capital social que impulsará nuestro desarrollo" Salvador Allende, en la madrugada del 5 de setiembre de 1970.

      El 1° de mayo de 1972, el mismo Allende se encarga de recordarles a las tendencias revolucionarias que "El programa de la Unidad Popular no es un programa socialista. El gobierno que presido no es un gobierno socialista. Pero el gobierno y el programa inician la construcción socialista y tenemos que ir afianzando firmemente, ir poniendo cada ladrillo del futuro edificio, con dolor, con sudor, con esfuerzo, sin sangre, pero con la decisión de derramarla si es necesario..."

      El programa de la UP, firmado el 19 de diciembre de 1969 entre los partidos integrantes de este frente electoral, planteaba como objetivos:

      Llevar a cabo los cambios de fondo que la situación nacional exige sobre la base del traspaso del poder, de los antiguos grupos dominantes a los trabajadores, al campesino y sectores progresistas de las capas medias de la ciudad y el campo.

      Instaurar un nuevo estado donde los trabajadores y el pueblo tengan el real ejercicio del poder.

      Garantizar el ejercicio de los derechos democráticos, garantías individuales y sociales de todo el pueblo.

      Construir una nueva constitución política que institucionalice la incorporación masiva del pueblo al poder estatal.
Esto se lograría creando una organización única del estado estructurada a nivel nacional, regional y local que tendrá a la Asamblea del Pueblo como órgano superior de poder. Los integrantes de la Asamblea popular podrían ser revocados en cualquier momento.

      Construcción de una nueva economía reemplazando la actual estructura económica, terminando con el poder del capital monopolista nacional y extranjero y del latifundio, para iniciar la construcción del socialismo.

      Nacionalización de la gran minería (cobre, hierro, salitre,carbón, etc.), banca privada y seguros, comercio exterior, grandes empresas y monopolios de distribución, industriales, electricidad, transporte (ferroviario, aéreo y marítimo), comunicaciones, petróleo,etc. Resguardando en todos los casos los intereses de los pequeños accionistas. Expropiación del capital imperialista.

      Reforma agraria: expropiación de latifundios, creación de cooperativas y empresas agrícolas estatales.

      Generación de pleno empleo.

      Eliminar la discriminación salarial entre el hombre y la mujer.

      Asegurar un sistema de salud pública para todos los chilenos.

      Control de producción de medicamentos para asegurar su bajo costo.

      Realizar un amplio plan de construcción de viviendas.

      Llevar adelante un masivo plan de construcción de escuelas.

De la teoría a la práctica.

      El triunfo de los partidos de izquierda por la vía electoral puso de manifiesto la contradicción de llevar adelante un proceso revolucionario que acabe con el sistema de explotación desde las mismas instituciones burguesas. De entrada se manifestaron los límites de la llamada "vía pacífica al socialismo o la vía chilena, de empanada y vino tinto", ya que es evidente que la burguesía chilena y el imperialismo yanqui no iban a quedarse, como dijo Kissinger "...de brazos cruzados, contemplando cómo un país se hace comunista debido a la irresponsabilidad de su pueblo".

      A un día de haber asumido, Allende define ante una multitud reunida en el Estadio Nacional de Chile, la concepción del tránsito hacia el socialismo. Citando a Engels, dice "Puede concebirse la evolución pacífica de la vieja sociedad hacia la nueva, en los países donde la representación popular concentra en ella todo el poder, donde, de acuerdo con la Constitución, se puede hacer lo que se desee, desde el momento en que se tiene tras de sí a la mayoría de la nación".

      Todas las acciones de su gobierno se plantearon en ese sentido, polemizando, luchando contra las tendencias revolucionarias que pedían mayor profundidad en las medidas.

      Buscando siempre el equilibrio, Allende pregonó la paz, cuando la burguesía acrecentaba la violencia. Tratando de no irritar a los militares y a los capitalistas a los cuales intentaba despojar de sus privilegios, la UP desarrolló una política que en los hechos favoreció a sus enemigos y condenó la acción política de sus aliados como el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria). Esta agrupación de origen castrista y troskista había crecido mucho llevando adelante una política obrera de toma y gobierno de fábricas por parte de los trabajadores, expropiación de tierras, y organización barrial comunitaria, desconociendo las instituciones y la legalidad burguesas. El gobierno de Allende calificaba de "infantilismo" y "ultraizquierdismo" a estas posiciones, que lo ponían en el difícil trance de enfrentar a la burguesía. Contra ellos, el presidente expresaba: "estamos contra las tomas de las pequeñas y medianas fábricas por los obreros; la estatización y la requisición de las empresas deben obedecer a un plan de gobierno y no a la anarquía del impulso voluntario de unos cuantos". Salvador Allende, 4 de noviembre de 1971.

      ¿Qué quieren ustedes, compañeros? ¿Caminar hacia el socialismo? ¿Sí o no, camaradas? (La multitud grita si! Si!) Entonces no pueden caber las empresas de trabajadores, ¿Verdad camaradas?...el crear estas empresas lleva algo muy grave en sí mismo. Es establecer diferencias entre la propia clase. Es dividir a los trabajadores con ingresos, posiblemente con ingresos bajos. Es la cuña que se quiere meter entre los propios trabajadores. No lo vamos a aceptar".

El Imperio contraataca.

      Chile nacionaliza el cobre, columna vertebral de su economía, el imperialismo contesta con una baja importante de los precios en el mercado internacional. Allende nacionaliza las comunicaciones y la ITT, que recauda más que Chile, se encarga de financiar las huelgas patronales, las políticas de desabastecimiento y escasez con las que la burguesía trata de socavar la economía generando el descontento de los trabajadores con el gobierno popular.

      La deuda externa que hereda la UP es utilizada para ahogar financieramente al gobierno. Una vez tras otra se plantea la necesidad de renegociarla. El imperialismo recorta

Las últimas palabras de Salvador Allende

      "Seguramente, ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las antenas de Radio Magallanes. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas un castigo moral para quienes han traicionado su juramento: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡No voy a renunciar!

      Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

      Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeño su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, crearon el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, victimas del mismo sector social que hoy estará esperando con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.

      Me dirijo a ustedes, sobre todo a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios clasistas que defendieron también las ventajas de una sociedad capitalista.

      Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.

      Estaban comprometidos. La historia los juzgará.

      Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.

      El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

      Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

      ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

      Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.

      Santiago de Chile, 11 de septiembre de 1973

las líneas de crédito a corto plazo: en 1970 representaron U$S 220.000.000, en 1971 se reducen a U$S 88.000.000 y en 1972 son sólo de U$S 25.000.000.

      Las instituciones burguesas ponen palos en las ruedas con las que el gobierno de Allende trata de avanzar hacia el socialismo. Su proyecto de creación de Tribunales populares, que a similitud de los implementados en Cuba, trata de poner en manos de los trabajadores una parte de la administración de la justicia sustrayéndosela al poder de Justicia es derrotado.

      El imperialismo no se queda con los brazos cruzados.

La táctica de la UP.

      No obstante la evidente acción del imperialismo, Allende y la UP se mantuvieron consecuentes con lo expresado en el programa electoral. El presidente exclamó a sus seguidores: "no hay gobierno revolucionario que no tenga la obligación de mantener el orden público. El orden público de un gobierno revolucionario no es el orden público de una democracia burguesa. El orden público nuestro está basado en la igualdad social, usa la persuasión como herramienta".

      Ante la ofensiva burguesa, la UP se planteó la necesidad de darse una táctica electoralista con vistas a sumar diputados, senadores y alcaldes de modo de facilitar la aprobación de proyectos en el seno mismo de las instituciones burguesas. En 1971 obtiene la mayoría absoluta en las elecciones municipales y en las parlamentarias de marzo de 1973, no obstante el deterioro económico, obtiene más del 43% de los votos.

      A cada provocación burguesa, la UP responde con masivas movilizaciones: 1.000.000 de trabajadores manifiestan a favor de las nacionalizaciones en 1972 y cerca de 800.000 lo hacen condenando las intentonas militares por derrocarlo. A partir del frustrado intento de golpe militar del 29 de junio de 1973 se le plantea a la UP la posibilidad de avanzar democratizando al ejército, pero el gobierno de Allende opta por evitar las confrontaciones y cede a la presión incluyendo a militares en los ministerios.

      El 11 de setiembre de 1973, los militares bombardean el Palacio de la Moneda y retoman junto a la burguesía el control del gobierno instaurando una sangrienta dictadura, que entre otras víctimas cuenta al mismo Salvador Allende.

Los errores de la UP.

      "Las relaciones de producción de la sociedad capitalista se aproximan más y más a la socialista, en tanto que, por el contrario, las relaciones jurídicas y políticas elevan, entre la sociedad capitalista y la socialista, un muro cada vez más alto. No será por el desarrollo de la democracia y la reforma social como este muro vendrá al suelo, puesto, que muy al contrario, lo hacen más espeso y fuerte. Para derribarlo sólo tendrá fuerza el mazazo de la revolución, es decir, la conquista del poder político por el proletariado" Rosa Luxemburgo, Reforma o revolución.

      Más allá del rol que ocuparon la burguesía y su partido: la Democracia Cristiana, el imperialismo y el ejército chileno en el derrocamiento de Allende, la génesis del derrumbe de la UP puede encontrarse en sus concepciones teóricas.

      En primer lugar, dejando de lado la concepción del estado burgués como garante de la dominación de clase. En vez de buscar su disolución en la sociedad en nuevas organizaciones democráticas de ejercicio del poder, que aunque en estado embrionario ya existían, la UP se embarcó en una lucha por ampliar su base electoral buscando fortalecerse dentro de las mismas instituciones burguesas. Tratando de sumar cada vez más votos, la UP tuvo que "suavizar" las demandas obreras para atraer a la pequeña burguesía.

      En referencia al estado Allende decía: "yo sé que esta palabra estado infunde cierta aprensión. Se ha abusado mucho de ella, y en muchos casos se la usa para desprestigiar un sistema social justo. No le tengan miedo a la palabra estado porque dentro del estado, en el gobierno popular están ustedes, estamos todos. Juntos debemos perfeccionarlo, para hacerlo eficiente, moderno, revolucionario".

      Otro de los graves errores de la UP fue el de considerar a las fuerzas armadas como "democráticas, apolíticas y respetuosas de la legalidad" obviando el rol del ejército y la policía como bandas armadas organizadas para defender el sistema de explotación, y olvidando,también, la historia concreta del ejército chileno, responsable de varias masacres que en defensa del sistema burgués llevaron adelante durante todo el siglo 20 (Valparaíso 1903, Antofagasta 1906, Santa María de Iquique 1907-donde fueron asesinados más de 3000 hombres, mujeres y niños-, Ranquil 1934 -con más de 500 asesinados-, Puerto Mont 1969 durante el gobierno de la Democracia Cristiana).

      Poco antes del golpe del 11 de setiembre , el Comité Central del Partido Comunista de Chile manifestaba: "los intereses del proceso revolucionario no son antagónicos con la existencia, en nuestro país, de un ejército profesional que funciona en el marco de la Constitución" (12 de agosto de 1973).

      Paradójicamente , este error conceptual y político, llevó a la UP a financiar cursos de perfeccionamiento en lucha antiguerrillera en Panamá a contingentes de militares y a aprobar una ley sobre el control de armas que reafirmó el carácter ilegal de las milicias obreras que en forma precaria estaban naciendo, allanando el camino al golpe de estado.

      Como conclusión del proceso que llevó a la UP a la presidencia de la república por la vía electoral, no sirve de mucho hacer como un sector de la izquierda que sólo termina en slógans del tipo "Allende vive" o "La lucha continúa". Es necesario ahondar en el estudio de las razones que provocaron esta terrible derrota para los trabajadores a fin de no repetir los mismos errores.

      Cabe imaginar que hubiera ocurrido si la Unidad Popular fortalecía el surgimiento de las nuevas organizaciónes de base, órganos de doble poder, en vez de sofocarlos buscando no irritar a la burguesía, y si Allende llamaba a defender el gobierno popular armando a los trabajadores, fundamentalmente teniendo en cuenta que poco antes del golpe 800.000 obreros habían salido en defensa de un gobierno , que más allá de sus errores, consideraban que los representaba.

      Mención aparte merece la figura de Salvador Allende. Es necesario rescatar la consecuente militancia socialista de alguién que dió su propia vida defendiendo sus ideales humanistas, algo que los políticos burgueses están muy lejos de ofrecer.

      Quien en forma más exacta sintetizó la experiencia chilena fue Gabriel García Márquez:

      "El destino le deparó la rara y trágica grandeza de morir defendiendo a bala el mamarracho anacrónico del derecho burgués; defendiendo una corte suprema de justicia que lo había repudiado, pero que habría de legitimar a sus asesinos; defendiendo un Congreso miserable que lo había declarado ilegítimo, pero que habría de sucumbir complacido ante la voluntad de los usurpadores; defendiendo la libertad de los partidos de oposición que habían vendido su alma al fascismo; defendiendo toda la parafernalia apolillada de un sistema de mierda que él se había propuesto aniquilar sin disparar un tiro." (Gabriel García Márquez, La Opinión, Buenos Aires, 12/3/74, Citado por Augusto Bianco en "pequeña historia del trabajo (ilustrada), tomo II, pág. 682, Editorial Contrapunto, Buenos Aires 1988)

Último poema de Víctor Jara escrito durante su detención en el Estadio Nacional

      Somos cinco mil
      en esta pequeña parte de la ciudad.
      Somos cinco mil
      ¿ Cuántos seremos en total
      en las ciudades y en todo el país ?
      Solo aqui
      diez mil manos siembran
      y hacen andar las fabricas.

      ¡ Cuánta humanidad
      con hambre, frio, pánico, dolor,
      presión moral, terror y locura !

      Seis de los nuestros se perdieron
      en el espacio de las estrellas.

      Un muerto, un golpeado como jamas creí
      se podria golpear a un ser humano.
      Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores
      uno saltó al vacio,
      otro golpeandose la cabeza contra el muro,
      pero todos con la mirada fija de la muerte.

      ¡ Qué espanto causa el rostro del fascismo !
      Llevan a cabo sus planes con precisión artera
      Sin importarles nada.
      La sangre para ellos son medallas.
      La matanza es acto de heroismo
      ¿ Es este el mundo que creaste, dios mio ?
      ¿Para esto tus siete dias de asombro y trabajo ?
      en estas cuatro murallas solo existe un numero
      que no progresa,
      que lentamente querrá más muerte.

      Pero de pronto me golpea la conciencia
      y veo esta marea sin latido,
      pero con el pulso de las máquinas
      y los militares mostrando su rostro de matrona
      llena de dulzura.
      ¿ Y Mexico, Cuba y el mundo ?
      ¡ Que griten esta ignominia !
      Somos diez mil manos menos
      que no producen.

      ¿Cuántos somos en toda la Patria?
      La sangre del compañero Presidente
      golpea más fuerte que bombas y metrallas
      Asi golpeará nuestro puño nuevamente

      ¡Canto que mal me sales
      Cuando tengo que cantar espanto!
      Espanto como el que vivo
      como el que muero, espanto.
      De verme entre tanto y tantos
      momentos del infinito
      en que el silencio y el grito
      son las metas de este canto.
      Lo que veo nunca vi,
      lo que he sentido y que siento
      hara brotar el momento...


      (Victor Jara, Estadio Chile, Septiembre 1973)
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