Los consejos de Seguro presentados por Adrián Alvarado Las estrellas se desmenuzaron sin motivo aparente y sus partes empezaron a surcar el espacio en todas direcciones y la Llama que no entendía muy bien qué estaba pasando preguntó precisamente eso, ¿Que está pasando?, un niño que por ahí andaba entendió al animal y se detuvo a contestar el interrogante, No sé que está pasando, pero mucho me temo que este es el fin de los tiempos y de nosotros, No puede ser, dijo la llama, Yo soy muy joven para sucumbir, no conozco casi nada del vasto entorno que me circunda, ni siquiera tengo posibilidad alguna de acceder a Internet como para hacerme una idea, Yo sé que mal de muchos consuelo de tontos, dijo el niño, Pero yo tampoco viví lo suficiente, aun no he perdido la inocencia y ni siquiera sé se como se hace, tampoco salí de estas tierras y me gustaría aprender más canciones y comer cosas que no conozco, No me resigno a la idea, replicó con ímpetu la Llama, Tenemos que hacer algo, muy lejos no vamos a llegar pero poco en estas circunstancias es un montón, subí que nos vamos, el niño montó al animal y salieron de la aldea en dirección al pueblo. El panorama era desolador pero la férrea voluntad de nuestros personajes no cedía fácilmente, bajaron al caserío más rápido de lo que creían, ahí sumados a la confusión general terminaron en la caja de un camión que nadie sabía adonde se dirigía pero tampoco importaba. Tanto el niño como la Llama nunca se habían subido a un vehículo, esto era más de lo que esperaban. A pesar del bombardeo constante de meteoritos el camión pudo llegar a la ciudad; ya en la plaza mayor asistieron a una reunión en la que trataron de discutir en asamblea qué hacer pero no pudieron porque una roca enorme cayó sobre la iglesia y se desbandaron presas del pánico, solo el niño y la Llama se quedaron en la plaza hamacándose por primera y última vez cantando a los gritos una copla popular hasta que decidieron saltar y saltaron, aullaron de alegría y vértigo y nunca tocaron el piso. Libertad a Seguro ¡Albricias, albricias!, dijo levantándose de súbito en medio de la cena. Nadie entendió qué corno quería decir con la palabreja que a casi todos le sonó como a eureka, pensaron que la explicación de tamaño despropósito seguiría un orden lógico pero el tipo se paró de golpe dijo albricias albricias y se sentó de nuevo dispuesto a seguir morfando, un amigo que estaba sentado al lado le preguntó amablemente si era pelotudo y que mierda quería decir albricias, No sé, dijo Cristian, No tengo idea, me pasa a veces, últimamente se me ocurren palabras que no conozco y algo me hace decirlas en voz alta, le pregunté al psicólogo y me dijo que deben ser portales del inconciente que se abren de golpe como cuando hay un viento fuerte, Ya me parecía que vos tenias muchas corrientes de aire en esa tremenda cabeza que tenés, le dijo el amigo, No boludo, no es joda, dijo Cristian, Me tiene preocupado porque la gente piensa que estoy delirando mal, Y tienen razón, vos estás del moño, dijo el amigo. La cena transcurrió normalmente y a la hora del los postres cuando ya estaban todos medio en pedo Cristian se levanto otra vez diciendo a boca de jarro ¡Tribulación tribulación!, esta vez no le dieron mucha bola, el contexto no daba para que le prestaran mucha atención, la reunión terminó y cada carancho a su rancho. A la semana siguiente lo que parecía ser un hecho anecdótico acabó siendo noticia; esto suele ser costumbre en este país, parece que en diferentes puntos del país algunas personas se ponían de pie sin previo aviso y decían palabras poco comunes que desconocían, estos fueron grabados en plena acción y subidos a la web, los tipos y las minas que sufrían esto creían estar poseídos pero no, después se descubrió que la real academia española de letras a través de su sitio en Internet estaba experimentando un método de inducción subliminal para ampliar el pobre vocabulario de los hispano parlantes del mundo, esto desató un escándalo internacional y con García Márquez a la cabeza un numero importante de personalidades de la cultura obligaron a disolver la academia, a partir de ahí nadie necesitó nunca más que un grupo de pelados nos dijeran que quiere decir lo que decimos, como decirlo y como debemos escribirlo para guardar el debido respeto a la lengua de Cervantes amén. Las palabras están todas escritas y su significado se puede entender por el contexto y todo aquel que no lee la queda, he dicho. Libertad a Seguro Mercedes hace empanadas horribles con un repulgue primoroso. Vos las ves y pensás que te vas a comer una docena pero después del primer bocado tenés la certeza que si terminás la que mordiste ya es una hazaña, y ella te mira con los ojos así y te pregunta sin decir nada y vos le tenés que mentir, y Mercedes se da cuenta y se pone triste entonces te sentís culpable y te comés otra en dos bocados tratando de disimular las lagrimas que se te salen de pura impotencia, pero vos sabés que ella sabe que dos empanadas para un tipo que suele tener el apetito y la sed de un cosaco no es nada, entonces te sirve vino con una sonrisa que solo puede significar una cosa y vos te das cuenta y haces fondo blanco como para tomar coraje y agarrás otra empanada con toda la mano, casi con bronca, porque tenés la leve sensación que lo está haciendo a propósito y que en realidad te quiere envenenar y la comés mirándola a los ojos para ver si notás algo que la delate, después te clavás otro vaso de vino y hablás bajo los efectos del alcohol que ya te pegó y de algunos de los ingredientes del relleno infame de las empanadas de Mercedes que por lo menos deberían ser alucinógenos, y pensando en eso te comés otra sin darte cuenta pero de lo que sí te das cuenta es que la mina no come y le preguntás y te dice que ella no come carne que es vegetariana y vos pensas que eso que te está pasando te pasa porque sos un boludo de alta gama al que le pasan esas cosas precisamente por eso, Mercedes te saca de tus egoístas elucubraciones preguntándote si querés postre y le decís que si porque ya estás en pedo, ella se va y vuelve en ropa interior con una fuente de vidrio en la mano, vos sonreís entornando los ojos porque creés que esa es tu mejor cara de canchero y pensás en el otro postre con los ojos fijos en el ombligo de Mercedes que se dispone a cortar una generosa porción de lo que parece ser un Lemon pie pero no, resulta que tiene un gusto imposible a sandía y a jamón y le preguntás si ella no come y te dice que no come azúcar. Mientras terminás con esfuerzo el enorme pedazo que te sirvió, ella se va y vuelve con una botella de champaña en una mano y en la otra dos copas relucientes, Ah bueno, decís y ella te muestra los dientes con una sensualísima sonrisa y lo último que te acordás es que tomaste tres copas y ella te llevó de la mano camino al cuarto, casi de inmediato estabas aferrado al inodoro y de rodillas. Después te enteraste que Mercedes tampoco tomaba alcohol. Libertad a Seguro Opiná sobre este tema |
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