Los consejos de Seguro
Por Seguro Silva
Consejo de Seguro número romano 5
Pelito pa la vieja, me encontré una billetera llena de guita. Uy, tiene documento, y ahora que hago, la devuelvo con la plata o sin la plata? No, mejor devuelvo la billetera como está y apelo a la generosidad del tipo a ver cuánto me tira.
Por qué no pensar que sería un gesto de la hostia devolver la billetera tal cual fue encontrada sin pretender nada a cambio.
Hágase la idea que usted es un triste asalariado que se hamaca para llegar a fin de mes y el día 25 camina distraído por las calles del centro pensando con qué matar el hambre gastando lo menos posible, va y se encuentra una billetera con plata en el cordón de la vereda y se la guarda, excitado, mirando para todos lados como un vulgar ladrón. Arriba del colectivo se sienta atrás de todo, revisa la billetera y se entera que el dueño tiene cara de buen tipo en la foto del documento, 500 pesos en billetes nuevos de cien y la foto de dos pibes. Le asalta la duda, esa que cuando te asalta no te roba nada, solo despierta conflictos morales y sentimiento de culpa. Qué hacer ¿gastarse la guita y devolver el documento diciéndole al tipo que encontró la billetera sin dinero en un contenedor? ¿con qué cara?. Aunque en el fondo se sienta un boludo, devuelva la billetera como la encontró, vaya a la casa del tipo y devuélvala personalmente sin pretender nada, ni siquiera un sincero agradecimiento. Nadie le va a agradecer un gesto semejante porque la sorpresa y la alegría van a ser más fuertes y ocuparán el espacio detrás de la puerta. Ni siquiera lo invitaron a entrar, usted se quedó afuera tan seco como antes pero feliz, porque esa gente no va a olvidar su gesto y cada vez que encuentre cosas que alguien perdió se van a acordar de usted y las devolverá sin esperar nada a cambio. No todos tienen alma de delincuente, no todos están esperando el milagro de encontrar guita en la calle, no todos quieren ganarse el quini, no todos son tan hipócritas como para firmar el petitorio Blumberg sin culpa.
Cadena de favores se llamaba una peli anglosajona que planteaba tomarse el laburo de hacerle un favor a alguien para que ese alguien le haga el favor a otro y así encadenar todos los favores que salvarían al mundo. Una pelotudez holliwodense que nadie creyó. Hacer cosas de onda es la clave, ni para pagar favores recibidos ni para ver la cara de agradecido del otro. Hacer cosas de onda porque sí, a lo loco. Nada debería ser moneda de cambio, ni siquiera las monedas.
Cuando andemos todos en bicicleta le cagamos el negocio a unos cuantos.
Libertad a Seguro
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Consejo de Seguro número romano 6
La división manufacturera del trabajo supone la autoridad absoluta del capitalista sobre hombres transformados en simples miembros de un mecanismo que lo pertenece. Carlos Marx, El Capital.
Desde tiempos inmemoriales el hombre ha debido trabajar porque en el momento en que empezó a acumular información no pudo parar y acá estamos a qué se yo cuantos millones de años del primer tipo que le sacó punto a un palo, laburando, porque ahora tenemos que comprar cuchillos láser y algo que cortar para llenarnos la panza y los pibes que crecen y necesitan la computadora porque el día de mañana se viene informatizado y si no estudian van a ser unos nabos como el padre.
Vaya vida la nuestra que llevamos si hasta para que lo quieran un poco a uno hay que laburar y que decir del laburo que implica querer al otro. Trabajamos de nosotros todo el día, veinticuatro horas, incluyendo eso que llamamos descanso, trescientos sesenta y cinco días al año, setenta años promedio. Con qué necesidad pasarla mal si no nos queda otra que vivir laburando, festejemos el día del trabajador cuando se nos cante, que no nos organicen el feriado, que no nos digan cómo y cuándo agasajarnos a nosotros que sostenemos todo este absurdo, porque debemos tener lavarropas, no tenemos tiempo que perder lavando ropa y hace falta un lavarropas automático que solo lava con jabones caros porque si no se rompe y hay que llamar al tipo que sabe y el tipo que sabe cobra y vive de eso por eso el lavarropas se rompe igual.
Escapar es el verbo que nos une en un pensamiento común, pero ya sabemos dónde terminan los que escapan, los agarran, tarde o temprano los agarran y su carrera es corta como ademán de enano ciego.
¿Cómo a alguien puede ocurrírsele jamás que algo nos digita, que somos títeres, marionetas de un artista desquiciado, puto dios o como quierais llamarlo?. Que absurdo y burdo ardid de criatura triste. Somos fragmentos de algo que alguna vez estuvo entero. Somos fragmentos multiplicándose geométricamente. ¿Su fragmentito cómo anda? ¿bien?. Fijese que la iconografía actual está plagada de productos fragmentados. Vivimos fragmentándolo todo, si hasta consumimos drogas para fragmentarla aún más y hablamos de los otros fragmentos todo el día. ¿Usted se puso a pensar cuánto tiempo de su vida gasta hablando de los otros? Los demás son nuestra razón para seguir vivos y nosotros somos los demás de alguien, y nos quieren, porque siempre son más los que te quieren que los que te odian a menos que seas político, sindicalista o policía.
Bajemos al llano, donde ya no se morfa, donde ya no se estudia, donde ya no se trabaja. solo así descubriremos que somos unos salames que nos quejamos de llenos.
Libertad a Seguro
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