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Colaboración

     Susana Rueda apareció en el escenario mediático y ahora hasta almuerza con Mirta Legrand, pero no nació de un repollo. Le pedimos a Lito Sorbellini, histórico dirigente de ATSA Santa Fe, que nos cuente algo de la historia de esta publicitada presencia santafesina entre los gordos cegetistas.

Una historia de la Rueda

Por Juan Carlos Sorbellini

     En marzo de 1976 se produce el golpe de estado contra el gobierno peronista de María Estela Martínez de Perón, que supuestamente afectaría a los sindicatos dirigidos por militantes peronistas. Sin embargo, el único sindicato intervenido en la ciudad de Santa Fe fue el de la sanidad, ATSA, con una dirección de izquierda y pluralista que yo presidía; desde 1976 a 1983 esta conducción fue investigada, perseguida y con intentos de secuestro en el caso de su secretario general, consecuentemente, impedida de desarrollar actividad gremial alguna. En el interín, el gobierno militar entrega el sindicato, acuerdo mediante, a FATSA (Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad Argentina), corría el año 1979.

     En 1983, Ricardo Canaveri, entonces interventor de FATSA desde 1979, consiguiendo una "relación de dependencia" con el Doctor Lorenzo (oftalmólogo) convoca a elecciones presentándose como candidato a secretario general. Por otra parte una lista encabezada por mí, muy poco organizada por los largos años de clandestinidad, pierde por muy pocos votos y muchas trampas. De la mano de Canaveri llega Susana Rueda a la conducción del gremio; en el año 1987 se convoca a nuevas elecciones, presentándose dos listas peronistas, una encabezada por Canaveri y otra encabezada por Susana Rueda, una lista radical (la blanca) y la lista naranja, de izquierda y pluralista. Esta elección la gana nuestra lista con amplitud sobre las tres restantes, resultado reconocido por el veedor del Ministerio de Trabajo, García Leiva (radical). Luego ocurre uno de los fraudes que más se recuerda en el movimiento obrero santafesino; una elección que termina a las 18 horas, un escrutinio que comienza a las dos de la mañana siguiente, previo cambio de la policía federal (custodia) por policías provinciales comandados por el Comisario Rebechi (Jefe de Inteligencia), gestionado por un ex dirigente de la UOCRA y ex diputado provincial y nacional, Rubén Graziano, que se prestan al cambio de votos violando seis urnas con el que cambian el resultado a favor de Canaveri. No obstante la existencia de sesenta actas de escrutinio firmadas por todos los fiscales y presidentes de mesa y la verificación del veedor ministerial. El Ministerio de Trabajo Nacional dirigido por el gobierno radical de Raúl Alfonsín decreta la nulidad de las elecciones, la designación de un veedor oficial (en este caso el mencionado García Leiva) para que haga una nueva convocatoria, lo que ocurre varios meses después, tiempo durante el que sellan un acuerdo, radicales y peronistas, más FATSA. Se unifican las tres listas perdidosas y como no alcanzaban, se agregan a los padrones a cerca de quinientos trabajadores de la salud de UPCN (estatales prestados por Maguid), no pertenecientes a ATSA y de esta forma "ganan legalmente" por 150 votos. El veedor electoral se prestó a esta maniobra, previo (según las versiones de entonces) pago de $ 25.000 por parte de FATSA.

     De esta forma llegó Susana Rueda a la secretaría general de ATSA, Filial Santa Fe, gremio que habíamos conducido desde mayo de 1957 a junio de 1976. De cualquier forma, la diferencia que hemos tenido con Susana Rueda tiene que ver con una concepción sindical que nada tiene que ver con el tradicional que se expresa en la CGT como estructura nacional. Mientras nosotros lo concebimos como herramienta para construir un espacio de liberación nacional de la clase, que sea parte principal de un frente que articule a todas las fuerzas políticas, sociales, de carácter progresista, para cambiar el modelo y el sistema capitalista de exclusión social, marginación, hambre y miseria, ellos expresan un sindicalismo funcional al poder de turno que ha llevado a los trabajadores a la actual situación de desocupación y pobreza; que ha facilitado la entrega del patrimonio nacional, de la casi totalidad de las empresas del estado, de nuestro suelo, de nuestra minería, del petróleo, con la pérdida de centenares de miles de puestos de trabajo.

     En el caso de ATSA Santa Fe, cerraron los sanatorios Rivadavia, San Roque, Privado, Argentino, Clínica Finochietto, dónde los empleados a la par de quedar cesanteados, no cobraron un centavo de indemnización y de sueldos atrasados; establecimientos que pagan sus deudas con los empleados en cuotas y el incumplimiento de artículos del convenio colectivo de trabajo, con el expediente de declararse en emergencia económica, mientras se perfeccionan ediliciamente, instrumentalmente, a costillas de los trabajadores.

     Estas son las diferencias, por eso apostamos a la construcción de un sindicalismo alternativa, una Central Obrera Alternativa (CTA) que hasta ahora no lo hemos logrado, pero no renunciamos a ello. Es el único camino para dar por tierra con un sindicalismo de dirigentes ricos y obreros pobres, de un sindicalismo que no tiene vocación transformadora y revolucionaria de una sociedad de explotadores y explotados.


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