¬ Página Anterior Ir a la Portada Página Siguiente ®

Los Consejos de Seguro

    Érase que hubo de haber existido un hombre adinerado que sólo pensaba en acumular riquezas hasta el día en que un piano le cayera encima con tanta mala suerte que no murió sino que quedó cuadripléjico. Después de un año de recuperación sólo consiguió mover la cabeza con cierta dificultad. Sus empresas seguían generando riquezas, así que el hombre adinerado no tenía otra preocupación que no sea recobrarse. Lo primero que dijo cuando pudo hablar fue, Vayan y maten a dios, pero que parezca un accidente. Los allegados que rodeaban la cama intercambiaron miradas de esas que suelen interpretarse como un comentario tácito, Está loco. Pero no, no estaba loco, esto se hizo evidente cuando empezó a reirse. El hombre adinerado había descubierto que su sentido del humor estaba intacto, se divirtió haciendo infinidad de chistes con personajes impedidos hasta que sus allegados tuvieron que retirarse con la mandíbula agarrotada de tanto reirse y de tanto hacer que se reìan porque algunos de los chistes eran muy malos. Cuando todos se fueron llamó a la enfermera y le pidió que nadie lo molestara por dos horas. Esas dos horas las usó para llorar y tener lástima de sí mismo hasta que se cansó, después de esto sentenció que nunca más dedicaría un solo minuto del resto de su vida para apiadarse de sí y tampoco permitiría que nadie le tuviera lástima. A estas sabias decisiones le siguió otra un poco más delirante, el tipo quería aprender a tocar el piano. Recordemos que lo único que el hombre adinerado podía mover con cierta dificultad era la cabeza. Pero las decisiones de este señor no se discutían, así fue que sendos expertos se dedicaron a diseñar un piano para que el tipo pudiera tocarlo. El primer instrumento diseñado fue un piano de forma circular que rotaba en su eje con un control que el señor adinerado manejaba con la boca y tocaba sus teclas con la nariz. El problema era la escasa movilidad para mover el cuello y la poca velocidad que tenía para digitar con el apéndice nasal. El segundo diseño fue uno que consistía en un teclado hipersensible para ser digitado con los párpados que tampoco funcionó porque el miniteclado se le metía indefectiblemente en los ojos. El último y definitivo diseño fue un novedoso sistema que consistía en usar los dientes del hombre adinerado como teclas que eran digitadas suavemente con la lengua. Ahora el señor debía aprender a tocar y aprendió rápido porque no tenía otra cosa que hacer que practicar. Pasó el tiempo y el hombre adinerado ya estaba en condiciones de dar conciertos de piezas breves, el día del estreno mundial transmitido directamente desde su casa vía satélite, después de un breve agradecimiento el hombre adinerado se puso a tocar y no va que en un finale potente el tipo se traga el mini sistema de sonido que tenía en la boca se ahoga y se muere en vivo. Ese día casi todos los cuadripléjicos del mundo se suicidaron y la mitad de los hemipléjicos también.

Libertad a Seguro


    Felipe Zuloaga era relojero porque su abuelo y su padre lo habían sido. Los aspectos mecánicos de las máquinas para medir el tiempo no representaban un problema para Felipe, el tipo arreglaba relojes porque eso le daba de morfar y le permitía dedicarle horas de ocio a su verdadera pasión, el tiempo en su aspecto físico. A Felipe lo obsesionaba la posibilidad de volver al pasado para modificar algunos hechos que mejoraran el actual estado de cosas. La idea era acceder a un momento clave de la historia y evitar que sucedan ciertos acontecimientos o hacer que sucedan otros que nunca sucedieron. Felipe era un estudioso de la historia mundial y debía serlo porque era necesario ubicar con precisión el o los momentos exactos a ser modificados, para, a su vez modificar este presente angustioso. Lo primero que debís solucionar era como viajar hacia atrás en el tiempo, para eso era necesario fabricar una máquina y lo hizo. La máquina de Zuloaga tenía el aspecto de un reloj de péndulo de esos altos con puerta de vidrio y el cuadrante arriba de todo. Para trasladarse en el tiempo Felipe debía meterse adentro, cerrar la puerta y ajustar ciertos mecanismos y controles que estaban en la base del reloj propiamente dicho. Felipe viajó para atrás en el tiempo, pero la ansiedad y la urgencia lo llevaron a apresurarse y terminó viajando en una máquina que sólo iba para atrás, no precisaba con exactitud el año de llegada y tampoco garantizaba la vuelta. En estas condiciones Felipe viajó a los años de la revolución de mayo, mejor dicho quizo llegar a esos años pero terminó viajando un poco más atrás, a 1805, cinco años antes de los hechos de mayo y su contexto histórico. Mal no le vino porque tendría mucho tiempo para insertarse en una sociedad que no era la suya. Felipe ya tenía un oficio, recordemos que era relojero, en el aspecto económico la superviviencia estaba garantizada, el verdadero problema era cómo meterse en los sectores de infuencia. El plan iba en viento en popa cuando consiguió reunir una cierta cantidad de notables en su relojería que llegó a ser conocida como la relojería de Zuloaga, varios de los que debían haber asistido a la jabonería de Vieytes empezaron a asistir a aquella relojería que reunía a los que dieron en llamarse los alternativos. Los planes de Zuloaga en cuanto a la organización nacional eran definitivamente revolucionarios, el entusiasmo que provocaron en aquellos iluminados las ideas de Felipe fue de tan magnitud que de haber sobrevivido a la tragedia que les deparaba el destino aquellos hombres habrían redactado con años de anticipación las leyes necesarias para organizar un estado moderno.

    Antes de morir, Felipe había descubierto que no era suficiente con modificar un solo acontecimiento sobresaliente de la historia sino que debía intervenir en infinidad de pequeños acontecimientos, impedir ciertas muertes, interrumpir algunos embarazos, provocar accidentes, sembrar pistas falsas y verdaderas y un sinfín de actividades que no podría llevar adelante solo. El plan extendido incluia mejorar la capacidad de su máquina para lograr que pudiera viajar al futuro y volver al mismo lugar y tiempo. Faltando un año para los sucesos de mayo de 1810 la tragedia sesgó la vida de estos notables Un carruaje bomba estacionado en la puerta del local destruyó paredes y cuerpos. De esta forma los sueños de Felipe y sus compañeros alternativos quedaron sepultados bajo los escombros. La máquina de Zuloaga sobrevivió al atentado, paradógicamente consiguió llegar al futuro, se tomó su tiempo y hoy está en un museo que no voy a nombrar, parece un reloj de péndulo pero no lo es.

Libertad a Seguro


      Pileta de cuero
      la meta es la misma
      me quedo contigo
      me tomo el olivo
      la mesa se mueve
      no puedo dormir
      ni estar despierta
      ya quiero parir
      pero no puedo
      será varón
      llorón
      y empecinado
      será hijo mío
      tuyo
      de nadie
      que sea lo que quiera
      pero que sea
      pronto
      ahora.

      Delfina Contreras, del libro "Puta madre", aún inédito.



Opiná sobre esta nota
¬ Página Anterior Ir a la Portada Página Siguiente ®