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Una quita así de chiquita

Por Miguel Espinaco

     No se si escribirlo de nuevo. ¿Lo escribo? El asunto se está poniendo un poco repetitivo, pero juro que no soy yo el que tiene la culpa, yo soy inocente de culpa y cargo.

     Ma´ si, lo escribo, total... La prédica subida de tono del gobierno, los no pagaremos la deuda con el hambre del pueblo, las acusaciones de socios de los desastres de los noventa proferidos desde la tribuna y con el saco abierto para el Fondo que lo mira por TV, el debate frontal sin perder la compostura de nuestro siempre compuesto Ministro Lavagna, las innumerables últimas ofertas a los bonistas, los te hago el desembolso, no, no te lo hago, bueno sí, te lo hago, todo eso, fue un largo circo con el que el gobierno nos lleva de vuelta a casa, de regreso al tibio regazo de la pertenencia sumisa al mundo de los financistas, pase por caja nomás, ya lo atiendo.

     ¿Cómo? ¿Que exagero? ¿Que veo el vaso medio vacío y hago ojos ciegos al vaso medio lleno? ¿Será de verdad que soy tan obtuso, che?

Cuentos chinos
"Les pagaremos los bonos por lo que ustedes creen que valen! Esta es en esencia, la propuesta argentina a los acreedores", (Julio Nudler - revista veintitrés - 4/11/2004)

     El largo camino desde Dubai hasta aquí, ha sido jalonado por diversos eventos mediáticos que fueron dejando en el fondo del campo visual el asunto de la deuda: Peleas varias, jueces cortesanos cuesta arriba y cuesta abajo, aviones con motores fallados, secuestros e inseguridades para todos los gustos e intrusos en el jardín, fueron los condimentos inevitables de las secciones políticas de los noticieros mientras, allá atrás, bien al fondo (inevitable el chiste fácil) se contaban los billetes grandes.

     El más novedoso y creativo de esos eventos ha sido la reciente aparición en tono de adelanto exclusivo, de una supuesta inversión multimillonaria de chinos y coreanos que traerían al país unos 20 mil millones de dólares. Todavía no está muy claro cuanto hay de cierto en este asunto - ya los chinos salieron a aclarar que no sería tanta plata - pero lo peor de todo es que aún cuando fuera cierto y los millones fueran realmente veinte mil, eso no alcanzaría para compensar lo que Lavagna y Kirchner cedieron en la negociación desde la ultima e inamovible oferta de Dubai a fines del año pasado, hasta la última e inamovible oferta de estos días. Con el agravante, claro, de que por esas inversiones, chinos y coreanos pretenderán llevarse ganancias, bah, me parece.

     Este asunto empezaba unos 13 meses atrás y así lo explicábamos en una nota escrita en esta revista: "lo contabilizado como deuda a los organismos - la deuda con coronita - ronda los 85.000 millones de dólares, pero a esto habría que sumarle los bonos que no entran en la categoría de elegibles - los emitidos post default - por lo cual la famosa quita del 75% alcanzaría a unos 87.000 millones de dólares" de lo cual se deduce que el recorte iba a ser de (87.000 * 75%) 67.250 millones de dólares.

     Sin embargo, pases mágicos de por medio, eso se modificaba en junio tal como lo explicaba por esos días Joshua Goodman del Financial Times: "el nuevo plan reconoce, por primera vez, unos 23 mil millones de dólares de intereses que se han acumulado desde que se declaró el default en diciembre 2001. Para los tenedores de bonos esto significa obtener un rendimiento promedio, medido a valor presente neto, de 25 centavos por cada dólar invertido en la deuda argentina. Originalmente el gobierno sostenía que sólo podía pagar ocho centavos por dólar".

     Después de eso se daría todavía un paso más y, como informa un cable publicado por varios diarios a principios de este mes, resulta que "la deuda a reestructurar es de 81.800 millones de dólares en manos de acreedores que poseen los títulos que entraron en cesación de pagos a fines de diciembre del 2001. De este monto, denominado "deuda elegible", se pagarán 38.500 millones si el canje es aceptado por hasta el 70 por ciento de los acreedores, o 41.800 millones en caso de que los tenedores que adhieran a la propuesta superen ese porcentaje", o sea que en el mejor de los casos el recorte alcanzaría a (81.800-38500) 43.300 millones de dólares, unos 24.000 millones menos que en la oferta del 2003, y en la otra alternativa - que la oferta tuviera tanto éxito que la aceptaran más del 70 % de los bonistas - la quita sería de (81.800-41800) 40.000 millones, unos 27.000 y pico millones menos, o dicho de otro modo, tendríamos que pagar 27.000 y pico millones más. Los chinos - digo, recuerdo, traigo a colación - aportarían según trascendidos todavía no confirmados, unos 20.000 millones, pero mejor volvamos a la deuda.

     Una nota publicada en el diario Clarín, explica sintéticamente como la famosa quita del 75% terminó siendo del apenas del 20: "así, con relación a 2001 sin tomar en cuenta el valor del bono atado al PBI estimado en 6.000 millones de dólares y deducido los 10.000 millones pagados, la deuda baja en 33.100 millones de dólares, equivalente al 20,1%. Pero por la devaluación, con relación al PBI, la deuda crece del 62 al 90%". Ahora, si optáramos por ser menos benignos, y tomáramos también en cuenta el bono atado al PBI, el recorte a la eterna deuda externa que "no pagaremos con el hambre del pueblo", la tan comentada quita del 75%, se habrá convertido en un paupérrimo 16%.

     Y si así y todo vos sos de los que prefieren ver lo parcialmente lleno del vaso y todavía decís algo es algo, la nota citada aclara que la quita chiquitita no ha resultado siquiera en que se deba menos, porque "con relación al tamaño de la economía se habrá pasado de una deuda pública consolidada (Nación más provincias) del 62 al 90% del PBI".

Piden más, sí les dan
"Quiere decir que gran parte del superávit primario uno podría decir que está logrado por la compresión de salarios y jubilaciones" (Manuel Solanet - La Prensa - 12/10/2004)

     El ahora censurado Julio Nudler recuerda en la nota que citábamos más arriba que "tres por ciento era el número no negociable" y después se encarga de detallar la evolución de ese cuentito: "primero el gobierno hablaba del 3 por ciento consolidado (quiere decir como suma de lo que ahorren el gobierno nacional y las provincias); y ahora como proyección presupuestaria para 2005 ya saltó al 3,9 (3,2 Nación, 0,7 provincias)". Todo esto es, obviamente, para engrosar las arcas del dinero disponible para pagar la deuda y - superpoderes de por medio - como las estimaciones elevan ese superávit primario al 5%, los superpoderosos podrían optar por derivar todavía una tajada mayor para consolar a los pobres bonistas, sin siquiera pasar por la formalidad de consultarlos a sus socios del congreso.

     Pero los meneados superpoderes no son lo más grave. Detrás de esa parcial discusión se ha esconde verdad verdadera sobre el presupuesto 2005 que traduce en números cómo y quienes pagarán estas concesiones que cada nueva última oferta les van cediendo a los acreedores. Manuel Solanet, hombre de López Murphy y de la Fundación FIEL, se ocupaba en la nota ya citada de explicar que el sector público nacional tiene 290.000 empleados públicos y es responsable de la mayor parte de los jubilados. Para que esos empleados y esos jubilados recuperaran el poder adquisitivo perdido por salarios y jubilaciones desde la devaluación, serían necesarios unos 8.000 millones de pesos, que representan un 1,6 por ciento del PBI.

     Pero, los gobiernos provinciales tienen unos 2 millones de empleados públicos más y también tienen sus jubilados. Si ese retraso salarial también se recuperara, si sólo se recuperara, se insumiría otro punto y medio del Producto, de manera que la recuperación del nivel real de salarios y jubilaciones implicaría 3,1 puntos del PBI. "Y ahora comparen esta cifra con la del superávit primario, que sería del 3,2%", nos propone Solanet. Ahá, ya la comparamos.

     Y a esto, claro, habría que sumar los planes que desempleo que han perdido más de la mitad de su valor en términos reales, los salarios deprimidos del sector privado, los jubilados de las AFJP que han hecho su aporte, los pequeños ahorristas que han cedido parte de sus pequeños ahorros.... y siguen las firmas. Por ahora nos conformaremos con la información que nos brinda desde la derecha de la pantalla Manuel Solanet: el superávit para pagar la deuda reducida, con esta última (?) oferta, en un pequeñito 16 % - después de tantos discursos grandilocuentes - será pagado por empleados públicos provinciales, por empleados públicos nacionales y por jubilados.

     No, no hace falta que pase por caja, quédese tranquilo, era una broma. El gobierno de este país serio, ya ha tomado las medidas apropiadas para proceder al débito automático.



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