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Vázquez, "el solitario" Por Daniela Pierotti Vázquez, "el solitario" El pasado 31 de octubre, el pueblo uruguayo le dio la victoria en las urnas a Tabaré Vázquez, el "primer líder de raíz marxista que alcanza la presidencia en un país latinoamericano, desde que Salvador Allende lo hiciera en Chile en 1970", como lo anunciaron algunos medios. Este triunfo, con algo más del 51% de los votos, consagra en realidad a una serie de alianzas que se abrieron paso desde 1971 y que actualmente conforman el Frente Amplio.
Por qué fue Tabaré el protagonista de esta victoria. En él se resumen posiciones limítrofes, es decir que transitan por el borde, que satisfacen a centristas e izquierdistas moderados. Posiciones que lo llevan a tener serias contradicciones con la ideología que lo promovió en sus comienzos, roces con los sectores más duros de la izquierda y que lo inducen, según algunos, a virar paulatinamente hacia la derecha (o al menos a sostener ese riesgo). La izquierda que ocupa hoy el poder político, no es la izquierda tradicional uruguaya propiamente dicha, aunque esta última se sume a la coalición del Frente Amplio y, en cierta forma, esté representada. Fue justamente Vázquez quien alentó en los años 90 este viraje de la coalición hacia la moderación de su discurso y su programa. Vázquez, que pertenece al Partido Socialista, ha elogiado en público al "Che" y a Raúl Sendic, líder de los tupamaros en los 60 (hasta comienzo de los 70). Sin embargo, con los años ha mencionado cada vez menos a estas referencias y, hoy por hoy, propone la prolijidad fiscal y el equilibrio macroeconómico, aunque con énfasis en la redistribución de la riqueza. Su figura está llena de matices y contradicciones. Realmente sintetiza el conflicto interno del personaje literario indígena del que sus padres tomaron su nombre de pila, Tabaré ("solitario", en lengua tupí), título del extenso poema publicado en 1886 y de lectura obligada en las escuelas uruguayas. Aunque en determinadas circunstancias buscó apoyo de la izquierda más radical, recibió de ésta amenazas (nunca consumadas) de renuncia a la candidatura presidencial cuando sectores del Frente Amplio cuestionaban sus posiciones. Según el senador Danilo Astori, quien fue designado Ministro de Economía, "Tabaré apuesta al trabajo colectivo. En los temas muy especializados escucha a los expertos". Sin embargo, "tiene capacidad de decisión personal. Decide con claridad: no vacila ni duda". Astori había desafiado en varias ocasiones el liderazgo del presidente electo. Panorámica Desde marzo, por primera vez desde la independencia de Uruguay (1825) y con mayoría parlamentaria (desde 1966), la izquierda conducirá el país. Es esta una versión de la izquierda diferente a la que proponía hace 33 años la planificación de la economía, la nacionalización de la banca y de los grandes monopolios del comercio exterior, la reforma agraria y la eliminación del latifundio y el cambio radical del régimen tributario. El programa del Frente Amplio, diseñado por el democristiano Héctor Lescano, propone cinco ejes: políticas sociales, productivas y de ciencia y tecnología, profundización de la democracia y de la transparencia del estado e integración regional. La propuesta de los sectores radicales del Frente Amplio no prosperaron: el rechazo frontal al ALCA, la revisión de la Ley de Caducidad, que clausuró la investigación de los crímenes de la dictadura, y el no pago de la deuda. De hecho, Vázquez y Astori viajaron a Washington para asegurar a las autoridades del Fondo Monetario que iban a pagar la deuda externa y a mantener el equilibrio macroeconómico. Por esto los mercados reaccionaron favorablemente y no hubo en los últimos meses ni corridas bancarias, ni fuga de capitales. De modo que todo esto es una versión más a la izquierda de un paradigma socialdemócrata. La izquierda fue buscando competir por el centro, integrando algunos elementos de la revolución neoliberal. La polaridad izquierda-derecha de los 90, hoy no es tal. Y esta postura es la que comenzó a quebrar la hegemonía de los blancos y colorados hacia 1994. Tabaré parte de un país con un millón de pobres sobre una población de 3,3 millones de personas. Con una deuda del 105% de su producto interno bruto. Más de la mitad de la población infantil vive en la pobreza. El desempleo bajó en estos últimos años de un 20% a un 13%, pero los salarios siguen bajos y creció la brecha entre ricos y pobres y la ola emigratoria desde 2002. El Partido colorado, quien supo ser el propulsor del Estado de bienestar en la primera mitad del siglo XX, agotado en su ejercicio de poder es el partido tradicional menos popular de la historia, con su representante Jorge Batlle a la cabeza. La oportunidad única de un frente izquierdista que resistió a la dictadura y sobrevivió 33 años hasta llegar al poder, lo obliga a materializar las esperanzas populares de justicia social. Sin embargo, los votantes no son ingenuos. Aunque dure por un tiempo el idilio del triunfo y una multitud de 500.000 uruguayos festejando esta victoria histórica, el destino del país hacia la concreción del cambio no se conduce solo por los legítimos cauces. Sin embargo Uruguay no es Argentina. La experiencia del pueblo uruguayo en construir espacios de participación ciudadana y de tejer redes sociales ha logrado una continuidad y crecimiento históricos. Si bien hubo fuertes episodios de violencia y represión en el periodo democrático, no han tenido la crudeza, severidad y constancia que la represión sangrienta en Argentina contra los sectores populares organizados. Algunos ex militantes del cuerpo de tupamaros no dudan en afirmar que el Uruguay corre con cierta ventaja sobre nuestro pueblo. "Ustedes tuvieron 30 000 desaparecidos, nosotros no. Y los exilados volvieron y siguen volviendo. Yo estoy vivo - dice Juan Pablo Mirza, ex preso político - y sigo haciendo cosas y generando cosas, y muchos otros como yo". Existe en Uruguay un tejido social que se reconoce aún como tejido, que no es ingenuo, pero que está dispuesto a pelear, a participar, a medir, a tomar cartas en el asunto. Hay toda una franja generacional de "cincuentones" que ha generado espacios esperanzadores entre la juventud montevideana. Esa población de militantes ha comenzado a migrar hacia el interior del país, donde existen los sectores más conservadores y están instalando proyectos comunitarios de educación, salud y trabajo. Es precisamente en el interior donde la idea de derrotar a un poder conservador como el Blanco o el Colorado sólo era pensable a partir de un Frente no tan radical, que vaya resumiendo sus componentes hacia una versión más centrista. Sin embargo faltan los últimos coletazos hasta marzo, que ya enumera el intento fallido de privatizar la energía eléctrica y de conservar las intendencias municipales. Siguen las elecciones de las intendencias municipales, 19 en todo el país. El frente necesita al menos 8 intendencias para gobernar más tranquilo. ![]() Opiná sobre esta nota |
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