Esta nota fue leída como columna editorial en nuestro programa radial del 9 de abril, a días de que se conociera la propuesta salarial a los docentes y antes de que la asamblea la aprobara. Como el debate seguirá inevitablemente vigente, la incluimos en esta edición de nuestra revista electrónica.

Ni negro ni blanco: gris

por Miguel Espinaco

A veces a uno le parece que ya les vio hacer tantas pero tantas a los dirigentes políticos, que ya se siente capaz de anticiparles la jugada. Pero no, lejos de eso, a la hora de montar un nuevo engaño, de diseñar una nueva trampa, los tipos siempre tienen un conejo más en la galera, un dibujo seudolegal para sacarla barata, un nuevo mecanismo de robo que uno no se esperaba.

Yo ya me imaginaba - y sospecho que vos también - que el gobierno provincial no iba a reconocer integralmente la justicia del reclamo de los maestros. Si antes Obeid fue un disciplinado menemista, era de esperar que ahora actuaría como un disciplinado kirchner-reutemista, y entonces si Lavagna dice que ojo con los aumentos de sueldo, si Kirchner acható prolijamente las escalas y apenas recompuso parte de lo que perdieron los salarios de la Administración Pública Nacional, si nuestro progresista presidente se hizo el distraído con la represión a los maestros salteños y apenas mandó una delegación a mediar entre represores y reprimidos, si hasta Redrado salió a decir que hay que tener cuidado con los salarios, era de esperar que el gobernador santafesino no iba ser quien desafinara de la orquesta.

Pero debo confesar que Carola Nin y Jorge Obeid me lograron sorprender. La cuestión parecía bastante clara: el gobierno provincial pagaba cada mes más sueldos en negro, con lo cual lograba achatar la escala de antigüedad y dejaba convertido los suplementos en papel pintado, aparte de congelar criminalmente sus aportes al sistema de seguridad social del cual dependen los jubilados y el IAPOS. Los maestros, por su parte, reclamaban aumento y un blanqueo de esos sueldos para evitar esta poda sistemática de salarios que se traduce no solo en el recibo de sueldo mensual, sino también en el futuro recibo jubilatorio y en los plus que hay que pagar tantas veces para que las órdenes y las autorizaciones de la obra social sirvan para algo.

Algunos días atrás, el gobierno juró en la mesa de negociación que se terminaban los aumentos en negro. La cuestión parecía bien encaminada pero no, de pronto los negociadores oficiales inventaron los pagos en gris. ¿Qué cómo sería esto? Muy sencillo, los últimos aumentos - el de 100 y el de 50 - se convierten en bonificables, se aplica la escala salarial a esos pagos negros pero sin convertirlos en pagos en blanco. O sea, dicho en criollo, no se realizan los aportes al IAPOS y a la Obra Social.

No es para nada un problema secundario. Digamos primero que los maestros jubilados seguirán cobrando la misma miseria que antes, y digamos segundo que la obra social se convertirá cada vez más en nada, en un organismo inútil que no cubrirá ninguna de las necesidades de salud de los empleados públicos, docentes, policías y jubilados, que terminarán apelando a la medicina privada - los que puedan - o sobrecargando cada vez más la ya excedida capacidad de los hospitales públicos.

Obviamente, que esto no sería tan grave si estuviéramos hablando de un aumento, pero los trabajadores hace ya mucho tiempo que no reclamamos aumentos de sueldo, sino recomposiciones, o sea que nos vuelvan a pagar lo poco que nos pagaban hace unos años.

Fijate: si hay que creerle a la planilla que preparó y distribuyó vía mail la Amsafé provincial, un maestro inicial cobrará un 61 % más que en diciembre de 2001, pero ocurre que en ese período - si hay que creerle al Indec - los alimentos y bebidas aumentaron un 85% y la indumentaria un 92%. Digámoslo al revés: después del supuesto aumento, un maestro puede comprar un 11% menos de comida o un 17% menos de ropa que en diciembre de 2001, años de Delarruismo postmenemista neoliberal en los que ya estábamos muy mal.

Pero la cosa es peor. Como te decía anteriormente, esta recomposición a medias no alcanza a los docentes jubilados y no soluciona la cuestión de que el IAPOS funcione otra vez como obra social. Y encima, esta recomposición a medias, ahora mismo está siendo erosionada, porque ahora mismo están subiendo los precios.

Algunas voces - como la de la departamental Rosario - ya se han opuesto a este nuevo engaña pichanga y esa oposición le ha costado un reto de Jorge Obeid que los tildó de ultras, como si fuera un exceso detallar argumentos tan obvios.

Claro, es evidente que el gobernador prefiere a dirigentes como Tessa, cuyas huestes han distribuido rápidamente un comunicado en el cual ninguno de estos elementales comentarios están siquiera sugeridos. El único comentario en todo el texto que se parece a una opinión dice que el acuerdo "favorece entre otras cosas, la jerarquización de la carrera docente y el reconocimiento de la antigüedad contemplando las escalas vigentes".

Sacá vos tus conclusiones que nunca son tan sencillas: qué esperabas, que Tessa escribiera claramente "que los jubilados se jodan"?



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