La complicidad al palo

por Miguel Espinaco

Juro que me sorprendí, la memoria es siempre demasiado corta, lo que queda de los acontecimientos es una sucesión de imágenes inconexas. Fue necesario entonces, que releyera lo que quedó documentado para hacerme una idea y sorprenderme porque no esperaba tanto; la verdad es que no esperaba tanto.

Cuando uno se decide a hacer una nota uno arranca con un plan, con un motor, con una hipótesis. Siempre hay algunos disparadores que se suman (mejor dicho que se superponen) para que uno tenga que sentarse a escribir tal o cual cosa, por ejemplo sobre esto, sobre el rol de la oposición durante los días posteriores a la inundación de Santa Fe, tema que ha sido poco discutido todavía, sospechosamente poco.

Y esa omisión fue, obviamente, uno de los disparadores. Uno de los afiches más creativos preparado por los organizadores de la masiva movilización de repudio que se realizó el día del segundo aniversario de la catástrofe evitable, reproducía el motivo de la Bersuit utilizado en la publicidad de La argentinidad al palo, sólo que argentinidad había sido cambiado por impunidad y las caras pertenecían a las ya famosas caras de los inundadores. Al pie del afiche se leía: "para que no vuelvan nunca más", frase que por estos días puede leerse sin esfuerzos como un llamado electoral a votar por los que podrían llegar a ganarle la elección: O sea, justamente, por los mentados opositores.

La sospecha se profundizó cuando observé el acento que se ponía en la figura de Rosatti (actual Ministro de Justicia de Kirchner y hombre de las filas reutemistas) que casualmente será una de las caras del Partido Justicialista en las próximas elecciones y que, al mismo tiempo, Binner se paseaba por Santa Fe organizando foros sin que nadie le reproche nada y sin que se le despeinara el jopo.

El otro disparador de esta nota fue el revuelo político que se armó después de los hechos de Cromagnón en Buenos Aires, que estuvo a punto de terminar con la vida política de Aníbal Ibarra. Más allá de las maniobras y del resultado posterior de esos hechos (hasta el tan conversado plebiscito ya pasó a la historia) lo cierto es que, a diferencia de lo que había ocurrido en Santa Fe, la responsabilidad política de Ibarra puso sobre el tapete la posibilidad de su renuncia, o directamente de su despido.

Según mi corta memoria me dictaba, la autodenominada oposición santafesina no había pedido nunca la renuncia de Reutemann, ninguno de los popes del radicalismo ni del socialismo había dicho a un micrófono la sencilla frase Reutemann, después de lo que pasó, se tiene que ir. Todos le habían oficiado de retaguardia para que su mandato llegara con alfombra roja hasta las elecciones.

Fue entonces que fui a lo que quedó documentado. Con paciencia, revisé las ediciones digitales de los 45 días posteriores a la inundación, de los diarios El Litoral de Santa Fe y La Capital de Rosario y, para no errarle, hice algunas busquedas complementarias para ver si estaba equivocado,. Y sí, estaba equivocado.

Era peor.

La opinión publicada

La sensación es extraña. Los diarios hablan de evacuados, de gente en los techos de las casas, de leyes de seguridad interior y tropas en las calles, de desencontrados y de muertos, pero es como que hablan de cosas que no suceden, o que suceden en otro plano, detrás de palabras vaciadas como catástrofe histórica, damnificados, emergencia hídrica y drama. Es como que las cosas pasaran en el fondo, ascepticamente cubiertas por las declaraciones de los políticos que dibujan los titulares de los diarios con las promesas de ayuda, los acuerdos sobre créditos del Banco Mundial y las recorridas en lejanos helicópteros.

Como Reutemann es el que más habla, nos encontramos a cada rato con aquella comparación con las torres gemelas, con la recurrente alusión a la "magnitud del fenómeno" y con las frases que hablan de Melincué y de la ruta 70 y de los departamentos del norte, todos intentos de diluir lo ocurrido en la ciudad Santa Fe (un río de llanura entrando a velocidad de río de montaña por un pedazo de terraplén incocluso y embalsado por el mismo terraplén) en un más amplio fenómeno del que se pudiera responsabilizar a la naturaleza para eximirse de culpas.

La primera - y lateral - alusión a los motivos, la primera sospecha de que los hechos podrían haber sido evitados, los encontramos en un comentario hecho al pasar por un cronista del diario La Capital, en una nota que desde el título, subraya la dilución de los hechos que pregona el Lole: "La peor inundación arrasa a media provincia". "El gobernador Carlos Reutemann, que recorrió las zonas afectadas, dijo que se trataba de una catástrofe histórica. A su paso, algunos damnificados tuvieron actitudes hostiles hacia el mandatario. Es que técnicos y especialistas aseguran que la catástrofe pudo haberse evitado o al menos atenuado ya que desde el jueves pasado se advertía que una masa hídrica de enorme densidad avanzaba hacia la ciudad" cuenta La Capital. Después, ya no se encuentra nada parecido hasta el breve escarceo con Barletta.

El 3 de mayo, Reutemann pronuncia su ya famosa frase "a mí nadie me avisó", así que al otro día Barletta gana los titulares detallándole los estudios realizados sobre el Salado y sus crecidas. "Un antecedente de gran importancia que mencionó Barletta fue la actual defensa oeste en sus tramos 1 y 2, desde el puente carretero hasta el hipódromo, señalando que en esta creciente la defensa no fue superada y actuó como corresponde, y el agua ingresó justamente por donde la misma quedó inconclusa más arriba" cuenta La Capital el 5 de mayo.

Es casi escandaloso ver como se muestran apenas las cartas. Cuatro días después, el mismo diario rosarino publica que "la procuradora fiscal federal Cintia Gómez solicitó al juzgado número dos de ese fuero santafesino que se tome declaración indagatoria al rector de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), Mario Domingo Barletta, y a su antecesor Hugo Storero ante la presunta comisión de los delitos de violación de los deberes de funcionario público y malversación de caudales públicos". Después no pasa nada, pero un poco de apriete por allá y un poco de negociación por acá…. y se terminó el escarceo. Al fin de cuentas, casi toda esta gente tiene algo que esconder.

El 20 de mayo los diarios hablan del anuncio de Reutemann. Se construiría la avenida de Circunvalación oeste y acceso norte de la ciudad de Santa Fe, 19 kilómetros de obra vial y de muro de defensa. El presupuesto sería de 45.532.326,73 pesos, menos de un 2% de los daños que estaba ocasionando la inundación, y las obras arrancarían desde la calle Gorostiaga, justo donde estaba la brecha por la que entró el agua. A pesar de que ya circulaban variados informes (el 8 de mayo, por ejemplo, nuestra revista virtual había publicado una detallada explicación realizada por técnicos en la materia) y a pesar de que el propio Reutemann reconocía que lo que había pasado, había pasado por su obra inconclusa, ninguno de los popes opositores decía ni esta boca es mía.

El 24 de mayo Reutemann se reunía con Kirchner que sería presidente desde el día siguiente al ganarle por abandono el ballotage a Menem. Para muchos progresistas locales, el nuevo presidente sería un furioso opositor de nuestro gobernador menemista, pero lejos de eso, la reunión fue muy cordial: "Con Reutemann hemos pasado revista a la grave situación global de Santa Fe en lo que hace a este lamentable desastre y pasamos revista a la relación institucional entre la provincia y la Nación sobre todos los puntos pendientes. Analizamos cómo articular medidas conjuntas que permitan dar respuestas a este drama", dicen los diarios que Kirchner dijo. De responsabilidades, ni hablar.

Recién el 29 de mayo - treinta días después de la catástrofe - aparecería el gran opositor en la tapa del diario La Capital. La campaña electoral empezaba y desde el principio quedaba claro que de la inundación no se habla.

Binner, más que un opositor un amigo

Ya había pasado un mes del fatídico 29 de abril. Los opositores habían brillado por su ausencia y en ese marco, las organizaciones que se iban conformando alrededor de las tareas de solidaridad entre inundados y voluntarios, fueron llevadas a esta omisión dictada por el silencio de los más importantes referentes políticos. Muchas llegaron entonces al casi ridículo extremo de señalar a Reutemann como genocida, pero al mismo tiempo no exigir que se vaya, exigencia que se desprendía naturalmente de tan terrible acusación.

No hay otra interpretación posible. Los aparatos políticos opositores se atenían a un pacto no escrito de no alborotar el avispero. Todos se aprestaban al juego electoral para el bianual reparto de cargos, pero cuidándose de no cruzar la línea, al fin y al cabo, la inundación ponía en juego las responsabilidades de las instituciones de esta democracia de empresarios y banqueros que todos defienden sin vacilar.

Es por eso que cuando el 29 de mayo Binner reaparece en la tapa del diario rosarino, lo hace sumándose a un reclamo de seguridad, pero no de seguridad contra el agua a raudales que dejan entrar los gobiernos, sino a un reclamo de taxistas y colectiveros rosarinos . "A veces, cuando uno recorre a la noche, no encuentra presencia policial. Este tema nos preocupa a todos y se necesita más presencia preventiva". Ni corto ni perezoso, el gobierno acepta el convite y responde al día siguiente a través del Ministro de Gobierno Carlos Carranza: "Cada vez que Binner hace una declaración de este tipo habla como candidato a gobernador y no como intendente. Primero debería arreglar las veredas en los barrios, mejorar la limpieza y cortar la maleza en sectores de Rosario que parecen intransitables".

El 1ro de junio, Elisa Carrió aparece en Rosario y se acuerda de las inundaciones "se debieron evitar las muertes. Eso se llama negligencia, y las responsabilidades tienen que existir. Reutemann culpó a algunos de sus funcionarios, pero la responsabilidad es de él" declara, pero ni siquiera sugiere que habría que echarlo por eso.

Mientras, el Gobernador hace su parte en el juego preelectoral. Contrae una oportuna lestopirosis que lo iguala a las víctimas, mientras le da piedra libre a la supersábana que se sumaría a la ley de lemas como diseño a medida de las "democráticas" elecciones. Ahora sí hay algo importante para hablar para no hablar de lo importante.

El 17 de junio, La Capital vuelve a publicar "estiletazos" preelectorales del gran opositor: "los resabios del menemismo se preocupan por ver cómo conservar la injusticia y la intolerancia" dicen que dijo con dureza del gobierno de Reutemann. Pero de la inundación ni jota, y al gran inundador lo pone cuidadosamente a salvo de sus críticas: "No, el gobernador es la persona más honesta de la provincia de Santa Fe, pero las políticas que se están llevando adelante en todos los sectores hablan de una indefensión de todos los santafesinos".

Con opositores así, para qué necesitaría uno aliados.



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