¿Te acordás del 2001? por Javier González Días pasados se cumplieron 4 años de los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre sin que todavía aparezca demasiada claridad acerca de qué significaron tales eventos. Una movilización de casi 30.000 personas en Buenos Aires se complementó con otras en el resto del país y obviamente también en Santa Fe, que como ocurre normalmente se convoca por la mañana, cuando la mayoría de los empleados estatales no puede concurrir. Argentinazo, revolución en marcha, revuelta, rebelión, cacerolazo, insurrección, son algunos de los conceptos que hemos leído infinidad de veces en estos últimos años para referirse a las jornadas de diciembre de 2001, cuando la clase media y la clase alta, los trabajadores y la clase media, o los estudiantes, trabajadores, desocupados y la clase media, según las distintas opiniones, salieron no solo para hacer oír su voz sino también para que se vaya el gobierno y su ministro de economía. Jorge 1 Jorge como todo empleado público santafesino se levanta temprano, toma mate, y desayuna, no en silencio sino con el ruidoso y a veces molesto crujir de las tostadas. Como todo empleado público que va a su trabajo se toma una de las cuestionadas y desprestigiadas líneas de colectivos. Y suponiendo que esa línea sea la 10, el coche verde y amarillo transita casi toda la ciudad de norte a sur hasta llegar, suponemos a Casa de Gobierno o al Centro cívico. Como todo empleado público santafesino está condenado a repetir casi eternamente la rutina diaria, en las mismas oficinas mal ventiladas, con sus paredes descascaradas, su olor a papel viejo y con sus compañeros de siempre. Pero esa es otra historia que por lo menos ahora no nos importa. Lo que interesa es que este Jorge, como todo empleado público, trabaja escuchando la radio y como muchos empleados públicos no salía de su asombro cuando las emisoras locales conectaban con Buenos Aires para saber qué era lo que estaba ocurriendo ese 19 de diciembre. Una semana antes Una semana antes del 20, el diario Página 12 comentaba que los aguinaldos de jubilados y estatales eran las nuevas víctimas del plan de ajuste del gobierno: "El ministro planteó varias opciones para cumplir con el Déficit Cero este año y el próximo: patear al año que viene el pago de aguinaldos de éste, y para el que viene eliminarlo o extender al 21% el descuento sobre haberes de estatales y jubilados. Los legisladores proponen subir impuestos"; que la tasa de desocupación pegaría un salto del 14,7 al 18,3%; que la legisladora porteña Lía Méndez encabezó una movilización de militantes semidesnudos del Partido Humanista frente a Economía; que los 413 trabajadores despedidos de Telecom rodearon la Cancillería y lograron que el vicecanciller italiano los recibiera; que al menos 7 taxis fueron incendiados ayer en Capital Federal, seguramente como parte de la preparación del paro de hoy; que en La Plata, empleados estatales intentaron entrar al Banco de la Provincia para protestar y que como no pudieron cortaron la calle; que taxistas, jubilados y trabajadores de la sanidad cercaron la Casa de Gobierno de Tucumán y otros edificios públicos; que en Jujuy, trabajadores municipales y desocupados cortaron la ruta 34; que más de 2000 trabajadores repudiaron en Neuquén el pago de una parte de sus sueldos en Lecop; que hubo piquetes en San Martín, Quilmes, Escobar y La Matanza; y que los cajeros automáticos habían recibido despiadados ataques con piedras y hasta una bomba molotov sin que nadie se haya adjudicado la autoría. Jorge 2 Consternado, volvió a su casa después de las 13 hs, cuando toda vida desaparece del sur santafesino y la Casa de Gobierno, escondida tras sus vallas protectoras que la protegen de la injusticia de los reclamos sociales, solamente es testigo del insoportable ruido de las chicharras que anuncian que mañana va a ser un día tan malo como el de hoy. No pudo dormir esa siesta tan santafesina porque no podía despegarse de las noticias que transmitía la televisión por cable. El 20 ocurrió otro tanto, pero a eso de las 17hs no pudo más y se dijo que algo tan importante que ocurría merecía la reunión del pueblo en su plaza. El pueblo debe saber de qué se trata, por lo menos eso es lo que recordaba de tanto acto escolar del 25 de mayo. En el camino cuando el 10 arranca desde la periferia norte de la ciudad camino a la plaza y Casa de Gobierno supuso que podría haber algunas columnas movilizándose hacia la plaza. Pero no, en el colectivo la gente hablaba de las mismas cosas que habitualmente se charlan en un viaje de 25 minutos hasta el centro comercial, los negocios seguían abiertos, los vendedores -grandes simuladores a la hora de vender- pretendían hacerle creer que nada estaba pasando en la Argentina., de la misma manera que unos días antes simularon que los pocos regalos que compró para la navidad eran realmente de buena calidad. En la calle, como siempre que hace tanto calor, los automovilistas se puteaban y los acondicionadores de aire prendidos al mango no lograban hacer mover ni un poquito el registro de los medidores arreglados para no medir el consumo eléctrico. ¿El consumismo navideño podía más que la caída de un gobierno? Se preguntaba. Orígenes Sobre los orígenes de la protesta del 19 y 20 hay bastantes acuerdos. En general se acepta que el modelo económico comenzado por el gobierno de Isabel Perón, profundizado a sangre y fuego por los militares genocidas y continuado por los sucesivos gobiernos democráticos, es el causante de la desindustrialización del país, de las privatizaciones, de la desocupación y de la miseria generalizada. En un trabajo publicado en la revista Herramienta Nº 26, Sebastián Salvia y Axel Frydman afirman que durante el período que abarca todo el decenio de los 90, que comienza con la hiperinflación de 1989 y culmina con la devaluación y pesificación de 2002, se produjeron transformaciones estructurales en la economía argentina. Este contexto estuvo determinado por dos medidas fundamentales: la apertura económica y la fijación del tipo de cambio. Sin dudas que el gobierno de Menem terminó por garantizar el triunfo del modelo neoliberal. Como explica el mencionado trabajo, la reducción considerable de los aranceles a las importaciones sometió a ciertas fracciones del capital "al imperio de la ley del valor en el mercado internacional" dentro de un marco con una tendencia general a la "mundialización del capital". Estas medidas sumadas a las privatizaciones de empresas estatales que tenían el monopolio de los servicios públicos; a la flexibilidad laboral impuesta por los empresarios; a la transferencia cada vez mayor de impuestos del Estado a los capitalistas, a la reducción de aportes patronales y privatización de la administración de los aportes jubilatorios; al crecimiento vertiginoso del endeudamiento externo que entre 1991 y 2000 pasó de 61 a 145 mil millones de dólares y al aumento de la desocupación impulsada también por la inversión en tecnologías y la reorganización del proceso de producción que aumentó la productividad del trabajo, consolidó el proceso de reconversión capitalista de la Argentina en los 90 que "guardó una estrecha relación con el proceso mundial y constituyó la forma concreta en que la burguesía local se insertó en el nuevo modo de acumulación en proceso de mundialización". Jorge 3 Cuando llegó a la plaza se encontró con una ruidosa manifestación de 60 personas, que luego fueron 80 y luego 100, que requería a las autoridades que no estaban, como no están ninguna de las desérticas tardes del verano santafesino, saber qué ocurría con el gobierno nacional, con la represión, los saqueos y demás pequeñeces que ocurrían en Buenos Aires. El azorado Jorge presenció momentos históricos cuando una mujer, radio en oreja, anunció a los gritos que el monigote había renunciado. Ausencia de protagonismo Una de las características del 2001 señalada en diferentes estudios es el de la ausencia de protagonismo de sindicatos y de organizaciones y partidos de izquierda. ¿Dónde estaban? ¿Qué lecturas de la realidad tenían? Por si hacía falta constatar la pobreza generalizada, por aquellos calurosos días de diciembre de 2001 el Frenapo terminaba de contar los votos obtenidos en la consulta popular, mientras los saqueos, los cortes y las protestas iban en aumento. "El Frenapo reúne organizaciones empresariales, universitarias, de trabajadores, de derechos humanos, culturales. Lo integran también intelectuales, artistas y por supuesto políticos, como las diputadas nacionales Elisa Carrió, Alicia Castro, Marcela Bordenave, Graciela Ocaña y sus pares Alfredo Bravo, Jorge Rivas y Patricio Etchegaray. Entre los representantes de los organismos de derechos humanos está la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto; el del Centro de Estudios Legales y Sociales, Horacio Verbitsky; el Premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. Por la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios, Francisco Dos Reis y Edgardo Form por el Instituto de Fondos Cooperativos. Su planteo central es que el principal problema del país es la desigual distribución de la riqueza que se produce. El Frenapo sostiene que la pobreza es la consecuencia de la desocupación, y que la desocupación se ha convertido en el instrumento de disciplinamiento social más fuerte, tanto en lo político como en lo cultural y económico", comentaba el diario Página 12 el día 17 de diciembre de 2001. "Los organizadores esperaban que la consulta lograra un piso de un millón de votantes. Ya lo duplicaron". Dos días después la consulta pasaría al olvido. Del que se "vayan todos" al "que se queden todos" Durante un tiempo el "que se vayan todos" sintetizó el humor social que reinaba en la Argentina. Sin gobierno y con gente movilizada en la calle, los "representantes" de la democracia brillaron por su ausencia, algunos de ellos asustados por lo que ocurría y sin reacción y otros corridos y repudiados por un pueblo harto. Hoy nos parece un poco lejano aquel clima que se vivía en las calles y cuesta creer que en tan corto tiempo, la consigna agitada en las calles se invirtiera transformándose en su contrario. El movimiento asambleario que se dió en las ciudades más importantes del país terminó bastante rápido acabando con las expectativas que había generado en el exterior. No faltó quien viera en las asambleas el origen de nuevos soviets o de organizaciones colectivas que llevaban a la práctica la idea de una revolución desde abajo, una revolución sin tomar el poder como propone Holloway: "las viejas respuestas han demostrado ser equivocadas. El conquistar el Estado, sea por medios parlamentarios o violentos, no crea una sociedad emancipada. El problema es no tomar el poder sino emanciparnos o construir nuestro propio poder". Las asambleas no lograron consolidar un espacio democrático de discusión y de acción, lentamente se fueron apagando, burocratizándose, desgastándose, en algunos casos aparateadas por las organizaciones sociales y partidos de izquierda. Las asambleas sobrevivientes ya no se plantean los grandes problemas del país y como resolverlos, tampoco como llevar a la práctica la consigna del que se vayan todos. Hoy, entre el voluntarismo admirable de unos pocos y el burocratismo de algunas organizaciones solamente pueden ocuparse de algunas necesidades barriales consiguiendo cosas pero siempre a través de reclamos y exigencias al Estado. De cualquier manera la experiencia es absolutamente válida y esto no debe tomarse linealmente como algo que empezó un 19 y terminó con los asesinatos de Kostecky y Santillán. Las luchas siguen y diariamente asistimos a nuevas protestas, es un proceso vivo aunque hoy no tenga la efervescencia de hace 4 años. Opiná sobre este tema |
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